Entra Laura Chinchilla a cambiar un cheque a una sucursal del Banco de Costa Rica.
-* Buenos días, señorita, ¿podría hacerme el favor de cambiarme este cheque?
- Con mucho gusto, señora. ¿Me permite su cédula de identidad?
-* Viera que no la traigo, ¡pero yo soy Laura Chinchilla, la presidenta
de Costa Rica!
- Sí señora, pero a mí me controla la auditoría y ya sabe como son.
Me debe mostrar su identificación.
-* Pero muchacha, pregúntele a quién quiera, ¡yo soy Laura Chinchilla!
- Aaay doña Laura, cuánto lo siento, pero son las reglas del banco.
-* Muchacha, es que me urge cambiar este cheque...
- Mire, doña Laura, lo que podemos hacer es lo siguiente: un día vino
Keilor Navas y tenía el mismo problema, no traía su cédula y, para
probar que era él, sacaron un balón, le tiraron unos penales y los
atajó, y así comprobó que él era el verdadero Keilor Navas. Otro día
vino Hanna Gabriel y no traía su cédula, entonces se echó unos rounds
con los cajeros y casi mata a dos de una paliza y así comprobó que
ella era en realidad Hanna Gabriel. Entonces, usted puede hacer lo
mismo: haga algo para probar que usted es la presidenta de Costa Rica.
Laura se queda pensando. y pensando. y pensando durante un buen rato.
Finalmente, dice:
-* Viera, muchacha, que solo se me ocurren tonteras... no se me ocurre nada
....
- ¿Billetes grandes o chicos, doña Laura?
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