Las mismas políticas progresistas que han esparcido el ateísmo por esas tierras nórdicas, son las que también han hecho al pueblo receptivo y pasivo ante la llegada de inmigrantes. Hace años países como Suecia, Finlandia o Noruega por ejemplo, cuando eran conservadores se les consideraban los más "racistas" del mundo, por eso al golpe de la hoz y el martillo les fueron robando su identidad cultural, hasta lo que vemos ahora, a los mismos nórdicos aplaudiéndole a la plaga de musulmanes que llegan a invadir sus tierras.