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Wilas

La muerte

No sabia que nombre ponerle al tema pero deje ese. Ahora el día sábado mi tía abuela murió. Fue curioso porque por razones laborales no pude ir al entierro pero mi padre si logro fue. Hoy en la mañana mando una interesante reflexión de la cual quiero compartir con ustedes.

Hola, no lo voy a abrumar con comentario extenso, solo quería externa uno muy breve con relación a algo que a veces ignoramos pero está tan cerca de nosotros y cuando nos afecta, nos golpea y a veces la perspectiva de la vida que tenemos se tambalea y nos hace pensar que existe algo más allá de lo que nuestros sentidos perciben y nos hacen creer.

Sí, es una prueba que en muchos casos es muy duras en otros casi desgarradora. Y es cuando tenemos que enfrentar la muerte, sea de un ser querido o de un amigo, , o de un familiar de un amigo especial.

El hombre moderno trata desesperadamente de prolongar la vida, y hasta intenta vencer su poder--creyendo en su interior que podrá lograrlo.

Los científicos y los médicos continúan desarrollando métodos para que los enfermos y moribundos vivan un poco más--medicamentos, trasplantes, medios mecánicos.

Sin embargo, la muerte continúa cosechando vidas sin ningún tipo de prejuicios en lo que se refiere a edad, raza, nivel social o educación. La muerte sigue siendo cínica, cruel pero real. Nadie escapa de su mano helada. Todos hemos de tener nuestro encuentro con ella. No estamos exentos ni por dinero, ni por fama ni por la inteligencia que poseamos, o la belleza que la naturaleza nos dío. Todos hemos de sucumbir, tarde o temprano y vamos a ser testigos de su acción en muchos casos.

El ciclo de la vida ha de concluir para cada uno de nosotros, es algo inevitablemente y es independientemente de lo que nosotros deseábamos o esperábamos. Nos lo enseñan en el sistema educativo, y lo vemos como algo natural el nacer y el morir; pero cuando a un ser querido le llega la hora, sea como fuere, parecemos no estar preparados, como si fuera algo que nunca pudiera ocurrir, como si estuviera ajeno a nuestra condición de humanos.

Cuando eso sucede, hasta entonces pensamos en “porque no disfrutamos de esa persona”, “porque no aprendimos de ella”, “porque no la cuidamos más”, “porque….” Y muchos “porqués…..”.

Demasiadas preguntas nos hacemos, pero la respuesta está muy clara: se por descuido, negligencia, por lo que sea, a esa persona le llego su hora de partir, y quedará el recuerdo de lo que disfrutamos a plenitud con esa persona, lo que disfruta en lo cotidiano de la vida que compartimos con el ser que partió.

No debemos caer en mecanismos de respuesta, como la culpabilidad, la depresión, el suicidio etc… pero son opciones alejadas del sentido común y que nos pueden llevar por caminos de sufrimiento que son innecesarios. Ni tampoco debemos culpar a Dios, porque muchas veces por imprudencias la gente busca la muerte. Lo que tiene que ser, será.

No debemos desear la muerte de nadie y mucho menos de algún ser querido, pero si debemos desear que hasta que esa hora llegue, seamos capaces de vivir la vida con las personas que nos rodean, con nuestros familiares, amigos y compañero (trabajo, universidad, etc).

Debemos quitarnos como dicen, “el traje de romano” (nuestras corazas, nuestro entorno cerrado, nuestra mundo) y abrir un poco nuestro corazón, aceptar a los que nos rodean (familiares, amigos, compañeros), con sus defectos y virtudes y disfrutar de ellos sin tantos prejuicios, “filmando” los recuerdos que guardaremos cuando ya no estén y podamos recordar y alegrar nuestros momentos de comunión con ellos, porque es lo único que quedará.

Para los que ya han vivido estas situaciones, comprenderán de que se habla, para los que no lo han vivido, es importante que tomen para su sacó (como decía mi abuela).

Ahora bien, el sábado viví una situación un poco peculiar con respecto a la partida de una tía mía. Yo la quería mucho, pero me quedaré con los buenos recuerdos que tengo de ella, y eso debe ser mi alegría de poder haber disfrutado de su grata compañía.

Sin embargo, dos elementos me llamaron la atención de lo sucedido, y quiero compartir.

Mi tía tenía varios días de estar en el hospital, aunque desde octubre estuvo muchas veces internada. Mi abuela, que tiene 100 años, por ahora está en la casa de una nieta en Guápiles. El día sábado, en la madrugada, se levanto y empezó a “orar” y a “llorar”. El esposo de la nieta (que es prima mía), se levanto pensando que algo le sucedía, y mi abuela le conto que “el Señor me visitó y me dijo que una de mis hijas iba a morir” (según palabras del esposo de mi prima). Ese mismo sábado, mi tía murió a las 10 de la mañana.

Bueno, no sé su creencia religiosa o si eres ateo o no, pero es interesante como mi abuela, de 100 años, logró saber antes de que ocurriera la muerte de una de sus hijas (mi tía). A nivel científico, por ahora no tengo una explicación lógica de tal acontecimiento, pero según lo deducido de tal situación, existe algo más allá de lo que perciben nuestros sentidos, sin lugar a dudas. Ahora bien, “el corazón tiene razones que la razón ignora” y muchas veces el hombre está dispuesto a negar todo aquello que no comprende. Y esto podría ser una de ellas.

Usando las palabras de Blais Pascal:

Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.


Terminare mi comentario con una cita bíblica, 1 Corintios 15:32 “… Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos” sin descuidar las palabras de Blais Pascal.


Salu2
 
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