HaditaAzul
Miss Hot_Miss Sex Appeal
Hay días así. A mí me ha pasado: me pongo a pensar en todo lo que podría hacer y que no he hecho por falta de tiempo al estar trabajando. Pero como la rana: luego me acuerdo de que soy hiperactiva y que no puedo estar mucho tiempo en la casa, y se me pasa...
En realidad esa dificultad para encontrar pareja por una diferencia salarial siento que es un fenómeno de la mujer profesional moderna, que empezó a estudiar, trabajar y cuando se dio cuenta tenía más de 35 y mientras ella no encuentra la pareja que busca, sus amigos andan con mujeres de 25 no tan preparadas.
Bueno en realidad lo anterior lo dije pensando en este texto de un blog que me pareció interesante sobre la mujer actual, es largo pero muy bueno:
EL HILO QUE NOS UNE
No me hacía suspirar ni me pintaba el universo de estrellas, pero decía quererme y estaba harta de estar sola, por eso empezamos. y si si, que lindo la soltería, ser una mujer educada, independiente y económicamente solvente... pero puta, a veces golpea, y es que como cómo cuesta.Cumplí mis 30 al lado de un imbécil con quien me gustaba pensar que tenía futuro aunque siempre supe que no. Desde entonces he estado sola. Besillos, amantes, claro, pero sola. Los años empezaron a pasar y un día cualquiera algo me recordó que mi útero tiene fecha de vencimiento y que esa fecha, por tantos años lejana e invisible, ahora se acerca minuto a minuto cada vez más a prisa.
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Mi abuela terminó la escuela pero no el colegio, la casaron a los 18, procreó 7 hijos y con la plata que le daba mi abuelo administró la casa. Sus hijas mayores –mis tías– no estudiaron, mis tíos sí, por supuesto. Mamá es la menor y nació cuando abuelo ya estaba cansado de pelearle las ideas “locas” a abuela, y por eso si fue a la universidad, aunque nunca llegó a ejercer.
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El hilo que une la historia de mi abuela, de mi madre y la mía (nuestra porque somos miles las que estamos igual) es claro. Pero al parecer los hombres no cambian a la misma velocidad y por eso muchas quedamos en la grieta de dos generaciones: solas y con una maestría que vale menos porque no tenemos pene. Entonces, mientras se me trata de convencer de que las mujeres estamos locas, se pasan por la tele anuncios que presentan mujeres de 23 pretendiendo tener 35, se dice que salud femenina quiere decir estar flaca, que el día más feliz de nuestras vidas es el de la boda y que nuestra mayor bendición serán nuestros hijos; se desata esa lucha interna que nos carcome a tantas.Me cuestiono si debería bajar estándares, ponerme tetas, ser más linda (ay ya tonto, jeje!), dejarme llevar, ir de compras y ser feliz. Ya me depilo el cuerpo entero, no me importa que ellos tengan panza pero evito hasta lo imposible tener una, me saco las cejas, uso tacones y ropa incómoda, y como eso no es suficiente, ahora también me tengo que preocupar porque los hombres se sienten amenazados si el salario de sus parejas es mayor que el suyo como si ese fuera nuestro problema… Además, claro, conforme me hago más vieja la edad de las novias de mis amigos parece mantenerse siempre igual: siempre son mujeres perfectitas de 24 a 26 años que creen que se van a casar con ellos, y si de algo estoy segura es que yo perfectita ya no soy, tengo gorditos y carácter y mamaderas como todos tenemos, estoy mejor que nunca, sí, pero perfectita no.
Entonces responde mi lado racional y me regaña de golpe. Me recuerda de mis viajes, mis éxitos, me recuerda que aunque tratara de engañarme no lo podría hacer por siempre, que no tiene sentido buscar donde ya sé que no está, que el mundo cambia y nada hay de malo en crecer, pararme en los hombros de mamá como ella se paró en los de abuela y vivir, mujer a mujer, el nuevo rol en la sociedad que tanto necesitamos para rasgar la superficie de esa montaña antigua y gigante de machismo absurdo y sumisión femenina que acarreamos sin darnos cuenta.
…aun cuando yo sé que es lo correcto, mientras la sociedad se acerca asintóticamente a cuenta gotas a una donde los derechos y oportunidades no dependan del sexo, algunas quedamos listas y emocionadas con el vestido del baile puesto y ganas de bailar.
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Ayer terminé con “él”, otro “él”, un “él” más que ni fu ni fa. Lindo, me trataba bien, pues si maso, pero aun cuando no me hacía suspirar ni me pintaba el universo de estrellas y estaba demasiado lejos de los príncipes de mi adolescencia, el gran cabrón me terminó a mí, me terminó porque sí, porque no quería una relación sería, porque esto y por aquello, bla, no sos vos soy yo, pura mierda, lo de siempre...
La ironía es que cuando la soledad incomoda y afuera llueve y el frío se mete entre las cobijas me traiciono y vuelvo a empezar con alguien con quien sé que no hay futuro aunque quiera pensar que sí y el ciclo vuelve a empezar. ¿Será que estoy mal, o que efectivamente hay hombres que buscan mujeres que cumplan el rol que cumplieron sus madres cuando ya muchas simplemente no calzamos ahí? No sé, ya ni siquiera sufro esa manía del final de los 20s por casarnos, ya eso pasó, ahora me gustaría un compañero, solamente, un compañero que realmente valga la pena.
Hoy al menos, duermo con Benedetti, mañana sigo resolviendo el mundo. Buena noche.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo.
como sabe usted que los hombres no quieren que las chavalas los acompañen a sus actividades?
