"Había una vez una mujer con mucho dinero que iba a la iglesia y sólo echaba los vueltos en la canasta y gente mucho más pobre daba más que ella.
Llegó el tiempo, ella seguía asistiendo a misa y seguía dando esa limosna tan pequeña pudiendo dar más hasta que un día murío. Dícese que llegó a las puertas del cielo y la recibió San Pedro que la hizo entrar allí, vio unas casas hermosas, eran mansiones con marmol en el piso, en las paredes, oro, mucha comida y ella dispuesta a entrar San Pedro la detenía.
Entran a un barrio de casas más pequeñas, pero con lujos de plata, piso cerámico, azulejos y criados y ella dispuesta a entrar y San Pedro se lo prohibía.
Entraron a un barrio bajo, casas de latas, pisos de tierra, alambres secando la ropa en el patio y San Pedro le dijo: -Aquí te quedas. ella preguntaba el por qué una casa pequeña y fea y San Pedro contesta que fue por el poco "aporte" que dio en la iglesia."