…y de paso al foro, que en el barrio donde vivo, funcionó una escuelita durante muchos años, tantos que no se sabe siquiera cuando fue que comenzó a funcionar. A medida que el edificio que la albergaba envejecía, se renovaba con uno nuevo, hasta que hace unos diez años se la llevaron a otro pueblo y el edificio que ocupaba quedó para uso y disfrute de esta comunidad.
Entonces nos reunimos los vecinos para ver qué hacíamos con aquel regalo y resolvimos exponer “proyectos” para ver como aprovechar mejor el inmueble. Como tengo algo de “barro de olla” en un potrero y leña por demás, mi propuesta, la única (yo creí que hablaban en serio y habría propuestas), fue hacer un centro artesanal y artístico. Construir algunos hornos para cocción, trabajar la cerámica rakú e instalar un taller de pintura que pudiera ser piedra de aglutinamiento para en un futuro tener un abanico más amplio de opciones, quizás hasta la de forjar una comunidad artística (tipo San Miguel de Allende en México), aprovechando “el valor agregado” de que contamos por aquí con la marca cantón de poseer “el mejor clima del mundo”.
La maqueta se la encargué a un niño americano (un niño genio) que vivía en una finca contigua y expuse el planteamiento a mis buenos vecinos. Comenzaron escuchando en silencio, con esas expresiones tan típicas de las gentes de campo y a medida que avanzaba (o disparateaba) yo en mi exposición, se les iban entrecerrando los ojos y alguno que otro se durmió.
Para serle breve no recibí una sola opinión, ni siquiera una sola palabra sobre el tal “proyecto”. La comunidad resolvió hacer un altar, traer una Virgen, un Cristo y declarar al viejo inmueble iglesia. Otra más, de las miles que dan testimonio de la espiritualidad y fervor religioso de este pueblo. Se llama Santa Teresa, bendita sea.
Fui un par de veces a sus misas y escuché al cura decir esas palabras en tono repetitivo tan propio de los clérigos. No entiendo de religión, ni entendí jamás nada de lo que el cura decía (si es que decía algo), pero un día ocurrió un “milagro” al final de la misa, creo que coincidió con la última vez que fui. Al terminar el acto religioso un vecino me dijo “que él sabía que yo no lo había notado, pero que esa noche había estado allí durante la misa el Espíritu Santo”.
Como se imaginará yo me asombré, porque no había visto nada y para mayor sorpresa, otros feligreses que también habían notado la presencia del Espíritu Santo lo corroboraron. Benditos los afortunados hijos de Dios, que pueden tener experiencias tan fantásticas como hermosas, porque lo más fantástico que he tenido yo en esta vida es justamente haber podido escuchar ese día y de primera mano, experiencias de ese tipo.
Cuando lo leo señor Allan y soy honesto al decírselo, me admiro de su elocuencia, posee usted en forma absoluta ese Don que llaman popularmente de la Palabra. Tiene el carisma de ciertos predicadores que dejaron huella en la historia. Yo no puedo entenderlo, me pasa como con el Espíritu Santo, sus giros idiomáticos exceden mi conocimiento. No puedo tener claro si los demás miembros de este foro lo entienden o no, pero veo el efecto hipnótico que extiende sobre ellos con tales exquisiteces (no voy a decir metáforas porque no las hallé), semejan a los feligreses de mi parroquia de Santa Teresa en su “Estado de Gracia”.
Supongo que trae su “agenda” al foro, como la traemos en cierta forma cada uno nosotros. Espero que no sea este humilde servidor parte o causa de su agenda. Como se dará cuenta, si bien mi limitación verbal (o torpeza específica) me impide ser apreciado en un círculo literario de la magnitud de este foro (que probablemente se dormirá como mis vecinos por lo extenso y aburrido de este escrito), no me es impedimento para “perpetrar” (estoy borgeano hoy) una idea, de la misma manera que mis modestos pinceles “perpetran” un cuadro.
Ustedes son brillantes señor Allan, supongo que me reentiende sin el menor esfuerzo. Trato de separar el trigo de la granza. Así como un cuadro no puede hacerse solo de efectos visuales, el pensamiento no puede construirse con frases hechas. Porque sino le pasaría lo que al cuadro, sería un pastiche.
Saludos. Víctor.-
Nota: Si no contesto perdónenme, durante este mes ando amarrado al campo, apenas le echo una mirada y por encima al foro cuando voy p’ al pueblo.
Entonces nos reunimos los vecinos para ver qué hacíamos con aquel regalo y resolvimos exponer “proyectos” para ver como aprovechar mejor el inmueble. Como tengo algo de “barro de olla” en un potrero y leña por demás, mi propuesta, la única (yo creí que hablaban en serio y habría propuestas), fue hacer un centro artesanal y artístico. Construir algunos hornos para cocción, trabajar la cerámica rakú e instalar un taller de pintura que pudiera ser piedra de aglutinamiento para en un futuro tener un abanico más amplio de opciones, quizás hasta la de forjar una comunidad artística (tipo San Miguel de Allende en México), aprovechando “el valor agregado” de que contamos por aquí con la marca cantón de poseer “el mejor clima del mundo”.
La maqueta se la encargué a un niño americano (un niño genio) que vivía en una finca contigua y expuse el planteamiento a mis buenos vecinos. Comenzaron escuchando en silencio, con esas expresiones tan típicas de las gentes de campo y a medida que avanzaba (o disparateaba) yo en mi exposición, se les iban entrecerrando los ojos y alguno que otro se durmió.
Para serle breve no recibí una sola opinión, ni siquiera una sola palabra sobre el tal “proyecto”. La comunidad resolvió hacer un altar, traer una Virgen, un Cristo y declarar al viejo inmueble iglesia. Otra más, de las miles que dan testimonio de la espiritualidad y fervor religioso de este pueblo. Se llama Santa Teresa, bendita sea.
Fui un par de veces a sus misas y escuché al cura decir esas palabras en tono repetitivo tan propio de los clérigos. No entiendo de religión, ni entendí jamás nada de lo que el cura decía (si es que decía algo), pero un día ocurrió un “milagro” al final de la misa, creo que coincidió con la última vez que fui. Al terminar el acto religioso un vecino me dijo “que él sabía que yo no lo había notado, pero que esa noche había estado allí durante la misa el Espíritu Santo”.
Como se imaginará yo me asombré, porque no había visto nada y para mayor sorpresa, otros feligreses que también habían notado la presencia del Espíritu Santo lo corroboraron. Benditos los afortunados hijos de Dios, que pueden tener experiencias tan fantásticas como hermosas, porque lo más fantástico que he tenido yo en esta vida es justamente haber podido escuchar ese día y de primera mano, experiencias de ese tipo.
Cuando lo leo señor Allan y soy honesto al decírselo, me admiro de su elocuencia, posee usted en forma absoluta ese Don que llaman popularmente de la Palabra. Tiene el carisma de ciertos predicadores que dejaron huella en la historia. Yo no puedo entenderlo, me pasa como con el Espíritu Santo, sus giros idiomáticos exceden mi conocimiento. No puedo tener claro si los demás miembros de este foro lo entienden o no, pero veo el efecto hipnótico que extiende sobre ellos con tales exquisiteces (no voy a decir metáforas porque no las hallé), semejan a los feligreses de mi parroquia de Santa Teresa en su “Estado de Gracia”.
Supongo que trae su “agenda” al foro, como la traemos en cierta forma cada uno nosotros. Espero que no sea este humilde servidor parte o causa de su agenda. Como se dará cuenta, si bien mi limitación verbal (o torpeza específica) me impide ser apreciado en un círculo literario de la magnitud de este foro (que probablemente se dormirá como mis vecinos por lo extenso y aburrido de este escrito), no me es impedimento para “perpetrar” (estoy borgeano hoy) una idea, de la misma manera que mis modestos pinceles “perpetran” un cuadro.
Ustedes son brillantes señor Allan, supongo que me reentiende sin el menor esfuerzo. Trato de separar el trigo de la granza. Así como un cuadro no puede hacerse solo de efectos visuales, el pensamiento no puede construirse con frases hechas. Porque sino le pasaría lo que al cuadro, sería un pastiche.
Saludos. Víctor.-
Nota: Si no contesto perdónenme, durante este mes ando amarrado al campo, apenas le echo una mirada y por encima al foro cuando voy p’ al pueblo.