Para el análisis:
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Permítanme quitarles unos minutos de su tiempo para contarles una historia corta, basado en hechos reales, que están sucediendo en estos momentos:
Juan Creativo - autor -, creador de obras musicales, terminó hace unos meses de componer la letra y música de una nueva canción. De inmediato se puso en contacto con su amiga, la joven cantante María Buenavoz para que interpretara la obra en su próxima aparición en público. Buenavoz aceptó, y cantó el estreno frente a su público en un pequeño pero conocido local en las afueras de San José; todos quedaron asombrados, tanto por la belleza de la obra, como por la gran interpretación.
Entre los asistentes se encontraba Augusto Muchaplata, representante de “Music Dollars Inc”, quien luego de observar cuidadosamente la reacción del público buscó a María, y le ofreció un contrato para gravar un disco con aquella canción, y promocionarla en el medio artístico nacional e internacional. María y Augusto hablaron con Juan, y éste les autorizó a grabar y reproducir la obra para la venta al público.
Augusto, quien conoce bien su negocio, sabe que para poder vender debía primero dar a conocer a María, y promocionar la obra creativa de Juan. Como siempre lo ha hecho, grabó a María y publicó una cantidad limitada de ejemplares de la obra con fines “promocionales”, y exclusivamente para su “radiodifusión”, y comenzó a visitar los medios de comunicación, en especial la radio, para solicitarles que incluyeran dentro de su programación, la interpretación de María de la obra de Juan.
Todas las radioemisoras visitadas por Augusto accedieron a su petición de programar la nueva pieza musical, y muchas de ellas, también a entrevistar a María para darla a conocer más a sus oyentes. Como es costumbre, ni Augustó le cobró a las estaciones de Radio por programar la interpretación de María grabada por su empresa, ni las estaciones de Radio le cobraron a Augusto por promocionar a María; a Juan; y a la nueva obra musical que saldría a la venta en unos días; en condiciones, que para Augusto y su empresa productora de discos, dependerían en mucho de la aceptación de los oyentes de la radio. Eso sí, todas las estaciones de radio, pagaron por el derecho a la radiodifusión de la obra musical.
La canción de Juan interpretada por María fue todo un éxito. Los teléfonos de las estaciones de radio no paraban de timbrar con peticiones para que se pusiese de nuevo al aire la pieza. Al recibir aquellos reportes, Muchaplata y Music Dollar Inc., triplicaron la producción del disco con propósitos comerciales, y lo vendieron como pan caliente a los consumidores.
Tiempo después, para sorpresa de todos, “Music Dollar International Inc”, multimillonaria empresa trasnacional con sede en el extranjero, y casa matriz de la empresa de Muchaplata en Costa Rica, le presentó una acción judicial a todas las radioemisoras que tienen programada la canción de Juan, interpretada por María, y grabada por su filial en Costa Rica. La trasnacional también demandó a todos los locales a los que el público costarricense pudiese tener acceso; en los que se hubiese escuchado la transmisión por radio de aquella obra.
Aún no se sabe qué es lo que pretende la trasnacional. Sin embargo, valiéndose de nuestras propias leyes; de la falta de una regulación adecuada, y del desconocimiento en esta materia, ya ha logrado que se le impida de manera forzada, cuanto menos a dos radioemisoras costarricenses y a un buen número de establecimientos, el difundir y permitir escuchar cualquier tipo de música sobre la que ellos digan poseer algún derecho; aunque previamente hubiesen autorizado su radiodifusión; a pesar de que el fonograma radiodifundido fue publicado con fines promocionales – y de ello ya sacaron jugoso provecho -; y sin importar que los derechos de radiodifusión ya habían sido previamente pagados a los artistas, compositores, autores e intérpretes.
La radio costarricense no cederá en sus derechos, ni en los de sus oyentes. El perjuicio en este absurdo conflicto, no solo alcanza a las estaciones de radio, sino también a los autores, compositores, artistas y propietarios de locales; pero finalmente, en caso de prosperar y como cualquier impuesto, le alcanzará a usted estimado oyente, porque lo que se quiere es que al escuchar radio usted pague, … ya le incorporarán ese costo en la entrada a cualquier local, o en la factura donde se tome un refresco, almuerce con su familia, o simplemente disfrute de un rato agradable con sus amigos; …. y eso solo tiene un nombre: abuso! … un abuso que no se debe permitir, y que debe corregirse cuanto antes, ya sea en los Tribunales o en la Asamblea Legislativa!
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Fuente: http://www.canara.org/comentario_det.asp?idcom=2799
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Permítanme quitarles unos minutos de su tiempo para contarles una historia corta, basado en hechos reales, que están sucediendo en estos momentos:
Juan Creativo - autor -, creador de obras musicales, terminó hace unos meses de componer la letra y música de una nueva canción. De inmediato se puso en contacto con su amiga, la joven cantante María Buenavoz para que interpretara la obra en su próxima aparición en público. Buenavoz aceptó, y cantó el estreno frente a su público en un pequeño pero conocido local en las afueras de San José; todos quedaron asombrados, tanto por la belleza de la obra, como por la gran interpretación.
Entre los asistentes se encontraba Augusto Muchaplata, representante de “Music Dollars Inc”, quien luego de observar cuidadosamente la reacción del público buscó a María, y le ofreció un contrato para gravar un disco con aquella canción, y promocionarla en el medio artístico nacional e internacional. María y Augusto hablaron con Juan, y éste les autorizó a grabar y reproducir la obra para la venta al público.
Augusto, quien conoce bien su negocio, sabe que para poder vender debía primero dar a conocer a María, y promocionar la obra creativa de Juan. Como siempre lo ha hecho, grabó a María y publicó una cantidad limitada de ejemplares de la obra con fines “promocionales”, y exclusivamente para su “radiodifusión”, y comenzó a visitar los medios de comunicación, en especial la radio, para solicitarles que incluyeran dentro de su programación, la interpretación de María de la obra de Juan.
Todas las radioemisoras visitadas por Augusto accedieron a su petición de programar la nueva pieza musical, y muchas de ellas, también a entrevistar a María para darla a conocer más a sus oyentes. Como es costumbre, ni Augustó le cobró a las estaciones de Radio por programar la interpretación de María grabada por su empresa, ni las estaciones de Radio le cobraron a Augusto por promocionar a María; a Juan; y a la nueva obra musical que saldría a la venta en unos días; en condiciones, que para Augusto y su empresa productora de discos, dependerían en mucho de la aceptación de los oyentes de la radio. Eso sí, todas las estaciones de radio, pagaron por el derecho a la radiodifusión de la obra musical.
La canción de Juan interpretada por María fue todo un éxito. Los teléfonos de las estaciones de radio no paraban de timbrar con peticiones para que se pusiese de nuevo al aire la pieza. Al recibir aquellos reportes, Muchaplata y Music Dollar Inc., triplicaron la producción del disco con propósitos comerciales, y lo vendieron como pan caliente a los consumidores.
Tiempo después, para sorpresa de todos, “Music Dollar International Inc”, multimillonaria empresa trasnacional con sede en el extranjero, y casa matriz de la empresa de Muchaplata en Costa Rica, le presentó una acción judicial a todas las radioemisoras que tienen programada la canción de Juan, interpretada por María, y grabada por su filial en Costa Rica. La trasnacional también demandó a todos los locales a los que el público costarricense pudiese tener acceso; en los que se hubiese escuchado la transmisión por radio de aquella obra.
Aún no se sabe qué es lo que pretende la trasnacional. Sin embargo, valiéndose de nuestras propias leyes; de la falta de una regulación adecuada, y del desconocimiento en esta materia, ya ha logrado que se le impida de manera forzada, cuanto menos a dos radioemisoras costarricenses y a un buen número de establecimientos, el difundir y permitir escuchar cualquier tipo de música sobre la que ellos digan poseer algún derecho; aunque previamente hubiesen autorizado su radiodifusión; a pesar de que el fonograma radiodifundido fue publicado con fines promocionales – y de ello ya sacaron jugoso provecho -; y sin importar que los derechos de radiodifusión ya habían sido previamente pagados a los artistas, compositores, autores e intérpretes.
La radio costarricense no cederá en sus derechos, ni en los de sus oyentes. El perjuicio en este absurdo conflicto, no solo alcanza a las estaciones de radio, sino también a los autores, compositores, artistas y propietarios de locales; pero finalmente, en caso de prosperar y como cualquier impuesto, le alcanzará a usted estimado oyente, porque lo que se quiere es que al escuchar radio usted pague, … ya le incorporarán ese costo en la entrada a cualquier local, o en la factura donde se tome un refresco, almuerce con su familia, o simplemente disfrute de un rato agradable con sus amigos; …. y eso solo tiene un nombre: abuso! … un abuso que no se debe permitir, y que debe corregirse cuanto antes, ya sea en los Tribunales o en la Asamblea Legislativa!
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Fuente: http://www.canara.org/comentario_det.asp?idcom=2799