JorgeF
ANÓNIMO
Y también rarísimo jorgef tratando mal a los que osan pensar distinto a el ………….ahhhhh no eso si es NORMAL
Oh por Dios. Llamen pronto a una ambulancia. Tenemos un caso grave de una persona con una hemorragia en sus sentimientos.
Si tratar mal significa "leer lo que dicen otros y llevarlo hasta sus últimas (absurdas) consecuencias" pues soy culpable. Por cierto, aprovecho la oportundiad para darle gracias por el material inagotable de tonteras que especialmente usted provee. Ahora, si quiere reclamar, le recomiendo (de nuevo) hacerlo saber a los moderadores de este Foro.
Machaca dice que, ya que soy tan aguafiestas, que propongo. Pues bien, aunque no le guste o le parezca una materia esotérica, habría que revisar la historia y ver qué lecciones nos puede dar en cuanto a la transición de sistemas autoritarios a la democracia.
Lo que la experiencia muestra es que, en general, el aparateje democrático de eleccionesl ibres, partidos políticos y alternancia en el poder fue implementado en una etapa posterior, cuando el país había alcanzado un cierto nivel de prosperidad y educación que hacía a las personas más propensas a negociar en forma pacífica sus diferencias. Además, la mayor prosperidad hizo que las personas fueran menos reacias (en su mayoría) a ver el Estado como botín político y fuente de enriquecimiento, y aún más, como forma de oprimir a una minoría o sus rivales.
Eso fue más o menos lo que sucedió en España, Corea del Sur, Taiwan y Chile: todos gobernados por regímenes autocráticos que sin duda cometieron abusos. Pero que eventualmente, por presión interna y externa, fueron relegando poderes y hoy día son democracias fuertes y estables.
En el otro extremo, tenemos a Haití: después de la brutal dictadura de Duvalier, el esfuerzo se centró en promover elecciones libres y democráticas. Lo que ha resultado son presidentes corruptos e inefectivos, pero bien demagógicos, que con cantos de sirena hipnotizan una población poco educada y pobre con promesas qeu no pueden cumplir . Y ahí sigue Haití en la pobreza.
Suena poco políticamente correcto pero es así: el pleno ejercicio de la democracia, para que sea estable y positiva, debe basarse en una sociedad civil informada y con cierto nivel de bienestar. De lo contrario, se vuelve en anarquía e inestabilidad, para peor de incluso la gente más vulnerable y necesitada dentro de dicha sociedad.