Ciertamente, para que el sistema de concesiones funcione y sea beneficioso, es vital que la CNC fiscalice adecuadamente los ingresos de la concesionaria, y que lo pueda hacer en forma independiente. Sería absurdo confiar en al buena fe de la Concesionaria, ya que no necesariamente está en su beneficio reportar todo su ingreso.
Lo interesante de la noticia es además esto:
aunque la concesión se estableció por 25 años y seis meses, el contrato puede finiquitar antes, si el concesionario reporta ingresos por $258 millones, lo que corresponde al monto fijado como valor presente de los ingresos.
Este mecanismo se propuso hace unos años en otros países para concesiones de obra pública. En lugar de poner a las empresas a competir por quién ofrecía los peajes más bajos, las licitaciones se hacían en base a cuál era la empresa que proponía el menor valor presente de ingreso bruto a recaudar por la concesión durante el plazo de la misma. La concesión finalizaba al terminar el plazo establecido, o cuando el Valor Presente del Ingreso Calculado había llegado al tope establecido por la concesionaria.
Este mecanismo era más efectivo porque, si uno ponía a las concesionarias a competir a base de cuál ofrecía el peaje más bajo, generalmente ganaba no la empresa más eficiente, sino aquella que era más optimista sobre el flujo futuro de tráfico en la carretera durante el período de concesión (ejercicio que es de verdad poco confiable después de unos cuantos años)
Además, una vez ganada la concesión, existía un fuerte incentivo de parte de la concesionaria de renegociar los términos del contrato, porque su "escenario rosa" no se cumplía. Y además, los costos de licitar de nuevo la obra harían más proclive al Gobierno a repactar los términos de la concesión.
Ese fue una gran parte del problema de la concesión con Alterra para el Aeropuerto: las dificultades de renegociar los térmnos de la concesión cuando la situación externa cambió radicalmente: Alterra tomó control del Aeropuerto a inicios de 2001. Luego vino el 11-9. Además, se complicó el traslado de Coopesa, y otros.
Se debe mejorar la fiscalización, y utilizar más ese mecanismo de Valor Presente del Ingreso. Esto permitiría mayor flexibilidad ante sucesos imprevistos, e incluso ampliar la oferta de firmas concesionarias, incluyendo aquellas que son buenas constructoras de infraestructura, pero que no tienen mucha habilidad para administrarlas: al final de la construcción, la concesionaria podría vender la concesión a otra empresa, que tuviera mejor capacidad de administrar. Lo que pasó finalmente en el Aeropuerto.