Déjenme explicarles. Yo desde siempre he sido sumamente tímida, no me gusta levantar la voz ni llamar la atención. Siempre fui la calladilla, responsable, aplicada y tímida...La sapilla de la familia. Pero tampoco se equivoquen, debajo de todo eso siempre estuvo mi otro yo.
Desde muy temprana edad comencé a explorar mi cuerpo. Recuerdo que en medio de mi despertar sexual tenía una cama con unas esferas de madera a los pies de la cama, fueron mi primer juguete sexual. Aprovechaba cuando quedaba sin supervisión en la casa, cerraba la puerta, me quitaba la ropa, y me sentaba con una de las esferas entre las piernas, y me movía de arriba a abajo para estimular mi clítoris. Claro, escuchaba alguien que se acercaba y corria a ponerme la ropa otra vez y salía pálida del susto a la sala. Me daba pavor que se dieran cuenta... pero me encantaba hacerlo. Sobra decir que las famosas esferas estas hasta brillo tenían.
Mi casa era famosa entre los amigos de mi hermano, era el primero en tener un Play Station2 en la casa, así que todos los compañeros llegaban a la casa a jugar hasta que la consola o el tele se ponía demasiado caliente y mi mamá les apagaba la fiesta. Yo por ser la menor, no era bienvenida en esas reuniones, a mi no importaba mucho, andaba en otros asuntos, pero lo que sí hacía era asomarme en el cuarto de mi hermano y elegir al más guapo. Lo observaba bien y me lo llevaba en la mente para el cuarto, lo imaginaba besándome y tocándome mientras me restregaba contra aquella cama. Para ese entonces yo ni siquiera había dado mi primer beso, pero ya me imaginaba lo delicioso que podía sentir todo lo demás.
En una de esas ocasiones iba tan entusiasmada a masturbarme que no medí los riesgos, mi mamá andaba en super. Mi hermano y sus amigos en un torneo de mortal kombat, no había problema. No tenía de que preocuparme... Así que inicié mi ritual. Me quité la ropa, me senté en la cama y me dejé llevar. Tanto que no me percaté de que la puerta estaba entre abierta.... Y no me di cuenta hasta que escuché un chirrido en la puerta y vi un par de ojos que me veían. Álvaro, o Alvarito como le decían, ya delatado por la puerta decidió entrar, a mi cuarto, casi de puntillas, me hizo un gesto de que guardara silencio... cerró la puerta y me miró. Tengo que admitir que el susto no se me había pasado pero también tenía demasiada excitación.... Alvarito probablemente ya mucho más jugado sabía a lo que iba... se acercó a mí, no me dijo ni una sola palabra, sólo me separó las piernas con demasiada delicadeza me abrió los labiecitos casi lampiños en aquel entonces y pasó su lengua por todo mi clítoris. Hasta el día de hoy recuerdo perfectamente el estremecimiento de mi cuerpo al sentir esa lengua, pero no puedo compararlo con ninguna otra cosa. ¡¡¡Había recibido un beso en el clítoris primero que en la boca!!! Quizás por la adrenalina de la sorpresa y el susto de que alguien se diera cuenta se sintió como la cosa más deliciosa que había pasado hasta el momento. El chiquillo este me lamió un par de veces más, se detuvo y salió del cuarto, igual sin decir una sola palabra, sólo una sonrisa maliciosa. Yo inmediatamente me puse la ropa y salí a la sala a ver tele... Pensando eso sí, en la chupada de Alvarito.
Desde muy temprana edad comencé a explorar mi cuerpo. Recuerdo que en medio de mi despertar sexual tenía una cama con unas esferas de madera a los pies de la cama, fueron mi primer juguete sexual. Aprovechaba cuando quedaba sin supervisión en la casa, cerraba la puerta, me quitaba la ropa, y me sentaba con una de las esferas entre las piernas, y me movía de arriba a abajo para estimular mi clítoris. Claro, escuchaba alguien que se acercaba y corria a ponerme la ropa otra vez y salía pálida del susto a la sala. Me daba pavor que se dieran cuenta... pero me encantaba hacerlo. Sobra decir que las famosas esferas estas hasta brillo tenían.
Mi casa era famosa entre los amigos de mi hermano, era el primero en tener un Play Station2 en la casa, así que todos los compañeros llegaban a la casa a jugar hasta que la consola o el tele se ponía demasiado caliente y mi mamá les apagaba la fiesta. Yo por ser la menor, no era bienvenida en esas reuniones, a mi no importaba mucho, andaba en otros asuntos, pero lo que sí hacía era asomarme en el cuarto de mi hermano y elegir al más guapo. Lo observaba bien y me lo llevaba en la mente para el cuarto, lo imaginaba besándome y tocándome mientras me restregaba contra aquella cama. Para ese entonces yo ni siquiera había dado mi primer beso, pero ya me imaginaba lo delicioso que podía sentir todo lo demás.
En una de esas ocasiones iba tan entusiasmada a masturbarme que no medí los riesgos, mi mamá andaba en super. Mi hermano y sus amigos en un torneo de mortal kombat, no había problema. No tenía de que preocuparme... Así que inicié mi ritual. Me quité la ropa, me senté en la cama y me dejé llevar. Tanto que no me percaté de que la puerta estaba entre abierta.... Y no me di cuenta hasta que escuché un chirrido en la puerta y vi un par de ojos que me veían. Álvaro, o Alvarito como le decían, ya delatado por la puerta decidió entrar, a mi cuarto, casi de puntillas, me hizo un gesto de que guardara silencio... cerró la puerta y me miró. Tengo que admitir que el susto no se me había pasado pero también tenía demasiada excitación.... Alvarito probablemente ya mucho más jugado sabía a lo que iba... se acercó a mí, no me dijo ni una sola palabra, sólo me separó las piernas con demasiada delicadeza me abrió los labiecitos casi lampiños en aquel entonces y pasó su lengua por todo mi clítoris. Hasta el día de hoy recuerdo perfectamente el estremecimiento de mi cuerpo al sentir esa lengua, pero no puedo compararlo con ninguna otra cosa. ¡¡¡Había recibido un beso en el clítoris primero que en la boca!!! Quizás por la adrenalina de la sorpresa y el susto de que alguien se diera cuenta se sintió como la cosa más deliciosa que había pasado hasta el momento. El chiquillo este me lamió un par de veces más, se detuvo y salió del cuarto, igual sin decir una sola palabra, sólo una sonrisa maliciosa. Yo inmediatamente me puse la ropa y salí a la sala a ver tele... Pensando eso sí, en la chupada de Alvarito.