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Wilas
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El profe Emanuel.

Yo creo que uno de los fetiches más trillados y comunes que existen son los "estudiante-educador". Yo lo entiendo, lo tuve también, lo tengo mejor dicho. Es que esa figura de autoridad, y mi necesidad de ser disciplinada se conjugan perfecto en la imagen de un profesor. Aparte la idea de un hombre inteligente, culto, que cuestione siempre me ha parecido atractivo.

Estando en el cole topé con varios profesores, pero pocos realmente atractivos el que me dió clases de matemáticas los dos primeros años, tenía unos ojos, y unos labios que eran para morirse, claro que, casi dictado por la Ley de Murphy era gay. El practicante de francés estuvo unos meses, quizás no muy guapo... Pero con una personalidad divina y muy buen trasero, como salido de la típica película de profe joven que va a un barrio marginal y hace un cambio radical en todos los estudiantes. Pero el que me volvía loca era el profe de filosfía. Igual que el de inglés quizás no era el más guapo, pero definitivamente tenía ese "je ne sais quoi" (Para que no digan que sólo iba a las lecciones de francés a verle las nalgas al profesor). Al de filosofía le vamos a decir Emanuel (Le encantaba hablar de Kant). Emanuel tenía en aquel entonces unos 26 años quizás, un rostro perfilado, una barba que como que no quería ser barba, pero lo más atractivo era la personalidad, algo irreverente, pero no arrogante... Sino que cuando uno habla con él siempre reta a pensar a ir un poquito más allá. La cuestión es que yo pasé todo mi quinto año del cole pensando en él. Sobra decir que iba con honores. Ya les había comentado que siempre fui la sapa en el cole, pero en las clases de filosofía me realizaba. Debatía, refutaba, hacía de las mías y al Profe Emanuel le gustaba eso. Acorde con mi papel de nerda me sentaba siempre de primera, )bueno también mi baja estatura nunca me ha permitido ser de la gente cool que se sienta atrás)... En fin, además de las comodidades visuales y auditivas de sentarse adelante, casi siempre cuando este profe se acercaba a explicar algo a la clase, se paraba justo frente a mi y quedaba mi rostro justo en frente de su monumental paquete. Terminaban las lecciones y yo quedaba soñando despierta, en una escena utópica en la que me recitaba el imperativo categórico mientras me jalaba del pelo y me hacía cualquier clase de cochinadas contra la pizarra.
Lamentablemente para mi, nunca sucedió. Pero siempre quedó la espinita.

Años después, como en una epifanía me encontré al famoso profe en la ciudad universitaria de San Pedro, se me revolvió todo, se me puso la cara caliente y posiblemente roja. Nos saludamos, y hablamos un poco de como iban las cosas, me contó que ya no trabajaba en ese colegio, sino que se había trasladado para trabajar por aquellos lados. Yo le conté que ya estaba enrolada en mi carrera y que me iba en general muy bien. Nos despedimos rápidamente porque ambos íbamos con prisa. Mientras caminaba hacia donde iba me reprochaba no haber hecho nada con él, no concretar algo, no coquetear...nada.

Pasaron un par de meses y para mi sorpresa lo volví a encontrar, esta vez en un bar, esperando un concierto. Volvimos a conversar y posiblemente como resultado del alcohol los cumplidos y piropos iban y venian. Le comenté a mi mejor amigo que iba conmigo al chivo cual era la situación, para mi fortuna tenemos una amistad de años con demasiada confianza... Con él aprendí a ser la mejor wing girl del mundo, y él, como maestro que es, me entendió perfectamente y se incorporó con otros compas de él para dejarme sin cargos de conciencia. Cuando me di cuenta estábamos bailando y en lo que parecieron segundos mi ex-profesor me estaba besando contra la pared en uno de los rincones del bendito bar. La oscuridad y la concentración de todos en el chivo hizo que las cosas se dieran más fácilmente. Esos besos me sabían a gloria... y a birra... Pero sobre todo a gloria. Mis manos gravitaban hacia ese paquete que me puso frente a la cara durante todo mi último año de cole, se sentía duro, y bastante prometedor. El tacto no miente.

Después de unos minutos, me agarró de la mano, y me dijo la clásica "Vamos a un lugar más tranquilo". Resultó que el lugar más tranquilo era su apartamento... Yo le pedí un momento para ir al baño, cuando salí para mi sorpresa tenía puesto un vinilo de Edith Piaf, en la sala. A una mujer en sus 20's difícilmente le pasa algo así... Me ofreció algo de tomar y nos sentamos en el sillón. Nos tomamos un tiempo para conversar, me preguntó "Te habias imaginado algo así, digo vos y yo en un conexto así" ... "Claro siempre quise que me disciplinaras" le contesté y en ese momento volvieron a surgir a quellas ganas insolentes mitad hormonales, mitad alcohol.

Nos trasladamos a su cuarto, y para dicha mía resultó ser todo un amo... Muy vocal sobre lo que quería hacer y que le hicieran. Me arrancó la blusa (literalmente le hizo un pequeño hueco) me quitó el brasier y el pantalón con una rapidez profesional teñida con un poco de desesperación, se quitó la camiseta y el pantalón rápidamente, me abrió las piernas me empujó y me agarró de las muñecas y me empezó a besar el cuello y los pechos, sentía su pene duro contra mi. Me dijo al oido que ya no aguantaba las ganas... yo entre gemidos le dije que yo tampoco, que quería que me la metiera ya.... y sin tener que insistir mucho, se puso de pie, se acercó a la mesa de noche y sacó un condón, se quitó rápidamente el boxer y se lo colocó. Yo en mi palco acolchado lo veía, parecía subrreal... Me tomó de los tobillos y me jaló al filo de la cama, me abrió las piernas, contempló mi húmedad palpó con sus manos y escupió un poco sobre mí, me recogió las rodillas y empezó a penetrarme. Emanuel no tenía el pene más largo pero creo que el más grueso hasta el día de hoy. En ese momento me invadió un escalaofrío que era más parecido a un calambre, fue una sensación deliciosa, sentir a esa figura de autoridad, ese chavalo así de dominante al que le tuve ganas por años finalmente sobre mi, penetrándome con esa violencia y dominancia... Era justo lo que quería. Pronto comenzó a incrementar el ritmo, acompañado del clásico sonido cada vez que su cuerpo impactaba al mío, sus gemidos y mis gemidos opacaban el vinilo que aun sonaba en la sala. Posiblemente ese fue uno de los orgasmos más explosivos que he experimentado en mi vida, poco después terminó Emanuel. Una vez que recuperamos el aliento le dije jugando "Pensé que me iba a dejar la lechita a mí" y me dijo "Tranquila, no hemos terminado".

Terminamos sumamente pegajosos,el como el caballero que aparenta ser me preguntó que si quería bañarme, por supuesto que dije que sí. En la ducha tuve la posibilidad de admirar el cuerpo del ex profe mejor, le ayudé a enjabonarse el cuerpo y el hizo lo mismo conmigo. Sentía el agua caliente en mi espalda el pene erecto de Emanuel en mis nalgas, me tentaba poniéndome la cabecita dura entre las nalgas, y yo como quien no quiere me inclinaba hacia adelante, su pene en un movimiento natural acariciaba la entrada de mi vagina, ayudado por mi movimiento de caderas iba entrando poco a poco, estrecho, en medio de todo eso pensé en el condón, pero ¡qué va!, ya estaba la mitad adentro y se sentía tan delicioso que no quería parar... Él me puso las manos en los hombros y con un solo movimiento la metió toda, y otra vez se puso en ese modo dominante, me agarró del pelo, me nalgueó, y me empezó a penetrar, me caía el agua caliente en la espalda arqueada, mis manos en las paredes de la ducha, tratando de no ceder ante lo duro que me estaba penetrando... Yo no podía evitar gritar del placer, él agravaba las cosas nalgueándome y hablándome sucio, más sucio de lo que algún momento imaginé a un profesor... Logré venirme dos veces, algo que nunca me había pasado, y justo cuando ya se iba a venir él, la sacó y me dijo "Ahora sí, ¿dónde quiere la lechita?" me arrodillé y le dije "En la boca" a lo que me contestó: "Sáquela con su boca, entonces", esa frase me enfermó demasiado..., comencé a chuparlo mientras el me sostenía la cabeza, la presionaba contra él para que me llegara su pene a lo más profundo de mi garganta hasta que ya no podía respirar y al mismo tiempo hacía que su pene saliera completamente cubierto de mi saliva, repetimos varias veces hasta que al fin, me dió lo que quería, me llenó, la boca, la cara y los pechos.... Luego del baño repetimos una última vez, pero ya he entrado en mucho detalle.

Después de esa noche, tuvimos un par de encuentros más, pero poco después consiguió una beca en el extranjero...

La moraleja de la historia es, si ven al profe o la profe que les gustaba... Salúdenlo(a). Nadie sabe en qué puede acabar. Yo espero encontrarme a un par de la U por ahí mal puestos jaja.
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
Qué buen relato, me quedo con la frase: "...sus besos sabía a cerveza y gloria, sobre todo a gloria", me dio gracia, porque recordé lo que era apretar en un bar; hay mucho morbo, mucha excitacion, pero... ¡saben a birra!, jajajaja, me dio mucha gracia.

También me agradó la referencia a Kant (profe de filosofía-Emanuel), ahí se anotó otro home run. Ahora, una pregunta, ¿qué mae en sus veinte-tantos va a tener música de Edith Piaf?, jajajaja, debe de ser un mae demasiado culto, yo pondría no sé, Pink Floyd o algo así, otros pondrían "Noche de sexo"; el punto es que me llamó la atención.
 
También me agradó la referencia a Kant (profe de filosofía-Emanuel), ahí se anotó otro home run. Ahora, una pregunta, ¿qué mae en sus veinte-tantos va a tener música de Edith Piaf?, jajajaja, debe de ser un mae demasiado culto, yo pondría no sé, Pink Floyd o algo así, otros pondrían "Noche de sexo"; el punto es que me llamó la atención.

Ese es el punto y por eso me pareció relevante mencionarlo en el post... el ya sabia que yo admitaba la voz de Piaf pero yo no imaginé que pusiera atención de esa manera al detalle. La tercera cosa maa atractiva de ese mae era la colección de vinilos. Jajaja
 
Que historia, me arrepiento de tantas estudiantas que me tiraron anzuelos y yo por una estupida dignidad profesional me hice el bruto. Que bruto que bruto

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Muy buen relato, mi pene se levanto cual guerrero listo para su esperada batalla... pero no hubo batalla! jeje.
 

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