El Estado contra las radioemisoras se disputan el dividendo digital
Con la llegada de los sistemas de radiocomunicación por medios digitales, llámese radio y televisión digital abiertas, se abre una oportunidad para redistribuir la asignación del espectro electromagnético tradicional.
La posibilidad de emitir varias señales de manera simultánea usando una misma frecuencia permite un uso más racional del espectro, que en teoría, proporciona un excedente de frecuencias al reagrupar las emisiones existentes y futuras.
Como si fuera una mina de oro, se confunden entonces intereses privados contra los estatales, y aquellos, manipulando y tergiversando, tratan de apoderarse de las frecuencias alegando derechos de posesión, olvidando que la propia Constitución Política establece que las mismas, al menos en Costa Rica, pertenecen al Estado y que es este el que las concesiona a la empresa privada para su explotación comercial.
Cabe entender entonces que la redistribución permite al Estado recuperar frecuencias y redistribuirlas, por cuanto la limitación técnica que existe en los medios análogos ya no es válida en el nuevo entorno. Pero aquí viene el truco de CANARA al alegar que se quiere coartar la libertad de expresión y de no reconocer la alegada posesión por tantos años y demás trucos de apelación, como el sustento de familias dependientes de las radioemisoras de televisión y de radio, cuando en realidad estas mantienen su capacidad de emisión, solamente que usando frecuencias de una manera más eficiente.
Así por ejemplo en televisión digital se reconoce que un canal análogo de uhf puede dar cabida a tres canales en definición estándar (480 líneas) y calidad digital en imagen y sonido o hasta dos en alta definición si se sabe realizar la compresión, y cuando se incorpore a futuro la compresión h.265 muy posiblemente hasta 4 canales de hd, más eso estaría para 2025 o más adelante, o que una frecuencia de radio fm análoga, al convertirse en digital, puede albergar a bastantes emisiones de radio digital, liberando así gran parte del espectro, que queda disponible para otros usos, como telefonía celular.
Cabe entonces entender el porqué del alegato de CANARA en ese aspecto. El filón de oro que queda disponible les abre el apetito voraz de arrebatar al Estado estas frecuencias de una vez y para siempre, alegando que así se protege la libertad de expresión y el sustento de las familias, etc.
Ese es el dilema que enfrenta el Estado actualmente con CANARA, ya esta ha iniciado su campaña, malinformando a la población y ocultando obviamente su intento de apoderarse del dividendo digital, perjudicando así el crecimiento en telefonía celular y distribución de datos digitales a futuro, en su propio beneficio.
Y esto es lo que se viene y lo que puede estar retrasando el que haya un mejor uso en Costa Rica de las radiofrecuencias.
Con la llegada de los sistemas de radiocomunicación por medios digitales, llámese radio y televisión digital abiertas, se abre una oportunidad para redistribuir la asignación del espectro electromagnético tradicional.
La posibilidad de emitir varias señales de manera simultánea usando una misma frecuencia permite un uso más racional del espectro, que en teoría, proporciona un excedente de frecuencias al reagrupar las emisiones existentes y futuras.
Como si fuera una mina de oro, se confunden entonces intereses privados contra los estatales, y aquellos, manipulando y tergiversando, tratan de apoderarse de las frecuencias alegando derechos de posesión, olvidando que la propia Constitución Política establece que las mismas, al menos en Costa Rica, pertenecen al Estado y que es este el que las concesiona a la empresa privada para su explotación comercial.
Cabe entender entonces que la redistribución permite al Estado recuperar frecuencias y redistribuirlas, por cuanto la limitación técnica que existe en los medios análogos ya no es válida en el nuevo entorno. Pero aquí viene el truco de CANARA al alegar que se quiere coartar la libertad de expresión y de no reconocer la alegada posesión por tantos años y demás trucos de apelación, como el sustento de familias dependientes de las radioemisoras de televisión y de radio, cuando en realidad estas mantienen su capacidad de emisión, solamente que usando frecuencias de una manera más eficiente.
Así por ejemplo en televisión digital se reconoce que un canal análogo de uhf puede dar cabida a tres canales en definición estándar (480 líneas) y calidad digital en imagen y sonido o hasta dos en alta definición si se sabe realizar la compresión, y cuando se incorpore a futuro la compresión h.265 muy posiblemente hasta 4 canales de hd, más eso estaría para 2025 o más adelante, o que una frecuencia de radio fm análoga, al convertirse en digital, puede albergar a bastantes emisiones de radio digital, liberando así gran parte del espectro, que queda disponible para otros usos, como telefonía celular.
Cabe entonces entender el porqué del alegato de CANARA en ese aspecto. El filón de oro que queda disponible les abre el apetito voraz de arrebatar al Estado estas frecuencias de una vez y para siempre, alegando que así se protege la libertad de expresión y el sustento de las familias, etc.
Ese es el dilema que enfrenta el Estado actualmente con CANARA, ya esta ha iniciado su campaña, malinformando a la población y ocultando obviamente su intento de apoderarse del dividendo digital, perjudicando así el crecimiento en telefonía celular y distribución de datos digitales a futuro, en su propio beneficio.
Y esto es lo que se viene y lo que puede estar retrasando el que haya un mejor uso en Costa Rica de las radiofrecuencias.
