Óscar Arias Sánchez es el padre del déficit, y quien no quiera verlo se merece un buen manazo de historia y memoria en la nuca.
Durante su campaña (inconstitucional, dicho sea de paso, pues movió cielo y tierra para que la Carta Magna cambiara y él pudiese mandarse como gárgola de nuevo por Zapote), Arias prometió que reduciría el desempleo. Bueno, llegada la hora, efectivamente lo hizo pero mediante contrataciones TITÁNICAS en el sector público, ya que el gran imbécil y su séquito de ladrones no fueron capaces de incentivar al sector privado, promoviendo la expansión de las empresas costarricenses o la creación de nuevas, así como la inversión extranjera...
Dicho sea de paso, durante su gobierno casi perdemos a la Caja, pues él y el inepto de Eduardo Dorian Garrón –jerarca de ese entonces– dispararon la planilla a niveles estratósfericos, entre otras medidas incomprensibles e irracionales, que parecen un sabotaje más bien. Y uno pensaría: "ah bueno, por lo menos contrató más médicos, y los servicios mejoraron" pero NOO, se fue en puro BURÓCRATA, justamente lo que menos se ocupaba.
Vean nada más la gran cagada que nos dejó, hay que ser hiju*pu**.
Sip. Además, Abel Pacheco (el mejor presidente de Costa Rica en lo que llevamos de siglo XXI) dejo un superavit que Arias derrochó por todo el caño.