Hace mucho tiempo en Grindr empecé a chatear con un mae de unos 20 años, muy lindo, el en su momento me envió fotos de el, desnudo.
Tiene unas piernotas y unas nalgas riquísimas. Unos labios super definidos y gruesos, realmente deseable.
Así empezamos a hablar por Grindr luego WhatsApp pero la amistad quedó allí y nunca hicimos nada, ni siquiera nos vimos una vez. Pero cultivamos una amistad bonita y de vez en cuando charlamos de todo. El me ha contado sobre todas sus cosas, de la misma manera hice yo.
Pasaron casi dos años, con temporadas de no hablar y otras de hablar montones durante el dia. Una noche estoy llegando del cine, y veo que me escribió cómo a la 1am. Respondo y me dice que solo quería saludar. Pero entre lo que me dice me cuenta que está solo en casa. Huuummm pues si quiere lo acompañó. Y me dijo que si.
Sin la menos dilación llegue a su casa, con condones y lubricante, solo por si acaso.
Llegue y me llevó a su cuarto, fue muy agradable verlo por primera vez luego de compartir nudes por años y chatear, era como si lo conociera de toda la vida pero era la primera vez que lo veía, fue muy excitante verlo así de frente.
En su cuarto nos sentamos en la cama y allí conversamos, un poco más y fue atento y muy receptivo. Llevaba una camisa grande, mucho más grande de su talla, y pensaba que tenía un boxer debajo o algo así, pero sentado en la cama levantó el pie como para levantar la rodilla y pude ver que no tenía nada debajo, y vi su pene y sus testículos expuestos delante de mí.
Los dos nos miramos y nos reímos, y empecé a acariciarle la pierna, el muslo, el pene, los huevos, nos besamos suavemente, y casi fue instantáneo como su pene se puso duro como la piedra, el mío ya estaba reventando. Me moví para acomodarme sin sacarme nada pero él me pidió que me desnudara para verme.
Me puse en pie delante de él y me quite la sudadera y camiseta, y luego el pantalón, por lo que mi pene resorteó como agradeciendo ser liberado de su prisión, y quedé frente a él con mi pene erecto apuntando. Me quite todo y me acerque a él ofreciéndome todo para que me hiciera lo que se le antojara. Me miraba a la cara, el pecho, el abdomen, el pene y se reía con una risita cómplice. Así empezó a mamarme, poco a poco, con timidez y picardía.
Se acomodó en la cama para quedar medio acostado y con la cara frente a mí, y poder mamarme mejor, yo por mi parte le ofrecí más cercanía de mi pene para que pudiera chuparme todo. Fue algo divino verlo chupar y chupar acostado de lado con su pene completamente parado, mientras con la otra me tocaba las nalgas y me atraía a él. Quería comerme todo. No tuve más opción que subir una pierna a la cama y dejar mi pene y mis testículos justo sobre su cara lo cual el aprovecho enormemente.
Estaba disfrutando tanto está felación, yo casi suspendido sobre él, tocándome el culo y las nalgas, mi pene bailando dentro de su boca, sus manos acariciando mis huevos y ocasionalmente sus dedos penetrándome. Fue algo delicioso y así pasó un gran rato dándome placer allí en su cama. Sin embargo no podía dejar de pensar en su pene grueso y efecto allí a unos centímetros de mi boca. Quería mamarlo todo también. Pero espere a ello. Y así llegó mi turno.
Me baje de la cama y lo vi, cansado y agitado de tanto mamar, estaba disfrutando a más no poder. Por mi parte estaba dispuesto a comerme su pene y así lo hice. Me lancé sobre su miembro viril y lo chupe todo, completo, le mame la verga, me la trague toda, sus huevos, su entrepierna, su abdomen, todo me lo comí. Me di gustó masturbándolo con mi boca, mientras sus manos jugaban con mi pelo.
El solo reposaba allí, gimiendo y retorciéndose de gusto y placer. En un punto siento que levanta una pierna y empiezo a bajar para encontrarme con su culito, con la clara intención de violarlo con mi lengua. Lo acomode para que quedara justo frente a mí, le abrí las piernas y él me ayudó sujetándolas, y así quedó abierto completamente para mí, expuesto y vulnerable. Me arrodille frente a él y mi lengua empezó a hacer locuras en su culito, yendo de aquí para allá entre su pene, sus testículos, su culo, sus nalgas, todo lo chupe completo.
Quería meterme dentro de él, quería comérmelo. Le pase mi cara por todo lado, mi lengua palpó toda su parte baja. Su culito rojizo y ensalivado recibía mi lengua que se contraía de placer al toque mi lengua. Aún tenía sus piernas abiertas y de postre su glande un poco flácido pero adecuado para venir a mí boca ocasionalmente. Fue una mamada gloriosa.
Nos pusimos de pie y desnudos nos abrazamos y nos besamos. Nos tocamos con ansias y deseo, jugamos con nuestros penes sin dejar de besarnos, yo quería penetrarlo con tantas ganas y el lo sabía, él lo deseaba, y me lo pidió. Eso me excito mucho más, escucharlo abrazado a mí pidiéndome que se lo hiciera, "cojeme bien rico papi, metemela toda, culeame" me dijo.
No espere nada y le di vuelta para ponerlo en posición, le puse mucho lubricante, porque no quería errores, el subió un pie en la cama y allí estábamos. El esperando mi pene en su culo, y yo apuntandolo con mi falo casi estallando de lo hinchado que estaba. Se lo acerque, y lo sentí, termine de diseminar el lubricante, jugando con mi pene en su culito, presionando, pasando, y dando golpes en su recto y sus nalgas con mi pene erecto.
Sin poder esperar más, empuje la primera vez, suave pero firme, solo un poco, su gemido fue largo, no abrió la boca, ahogó su voz, y volví a empujar, y lo volví a hacer, y nuevamente. En cada intento mi pene fue dilatando un poco su ano, hasta que en una sola embestida estaba todo adentro de él. Una exclamación de placer y liberación salió de él, se contrajo de placer y el dolor de la primera penetración mientras que yo sentía sus nalgas pegadas a mí, su recto presionando mi pene, y mis manos sujetando sus caderas firmemente, para atraerlo más y más a mí.
Así comenzamos nuestro baile, de dos cuerpos como si fueran uno, despacio y tomando ritmo marcado por mis golpes de pelvis sobre sus nalgas. Sus voces y gemidos daban aprobación a mí labor lo que me animaba a subir el ritmo y fuerza. En un momento se enderezó con cuidado para que no se interrumpiera nuestra unión coital, y busque su rostro, sus labios y nos besamos mientras nos dábamos placer lento y con cuidado.
Volviendo a nuestra opción inicial el empezó a moverse como una culebra, casi me mata, casi me vence pero pude contener mi orgasmo no sin trabajo, mientras veía sus caderas ir y venir y moverse de un lado a otro procurando un sexo casi surreal.
Le pido que se ponga boca arriba en la cama y accedió. Una vez allí, fue tan hermoso verlo allí dando vueltas solo la cama, jugando solo para que yo lo viera, riendo para mí, eso fue algo íntimo, más allá del sexo, fue algo personal, de él y yo nada más. Así lo abrace y lo bese y se quedó quieto recibiendo mi cariño sintiendo cada roce entre los dos.
Mientras nos besábamos subió las piernas pidiéndome más penetraciones a lo cual accedió gustoso. Y lo acomode viendo de nuevo ese cuerpo abierto y dispuesto para mí, pero esta vez mi pene y su culo eran la unión de ambos, mis caderas marcando ritmo mientras le daba placer y disfrutaba mirándolo ponerse tenso de gusto, revolcarse de placer a cada golpe de pelvis que le daba.
Esa posición me encanta porque puedo besarlo de frente mientras lo penetró y puedo mirarlo a los ojos, eso crea un momento muy personal que le da un toque de intimidad más allá de dos cuerpos o un buen sexo. Somos el y yo solos en el universo. Es encantador ver su carita sufriendo y pidiendo más.
Luego de un rato lo vuelvo boca abajo y miro su cuerpo de espalda, con las piernas cerradas, su espalda reposando y sus nalgas paradas frente a mí esperando más embestidas. Acerco mi herramienta y entró como cuchillo caliente en la mantequilla, así continuamos, uno sobre el otro, penetrados, sintiendo cada centímetro de su piel en contacto con la mía. Lo hice despacio, me tomé mi tiempo. Fueron golpes lentos pero firmes, las embestidas eran fuertes y largas, como si quisiera pasar entre sus nalgas. Lo abrace por detrás y el busco mis manos y así estuvimos mucho rato en un baile casi imperceptible pero desatando todo nuestros placer, con nuestros cuerpos sudados.
En un punto en medio de nuestro placer, le pregunto que si quiere hacérmelo el a mí, a lo que responde "si ud quiere". Ni lerdo ni perezoso, me levanto y tomamos posición. Tomo todo el lubricante que puedo y me pongo de cuatro para recibirlo. Dentro de mi se desataron unas ansias distintas, quería tenerlo, quería que me cogiera, quería sentirlo dentro de mí, fue una excitación distinta por decirlo de alguna manera.
Fueron golpecitos rápidos y seguidos, fue sencillo y efectivo, senti un poco de dolor pero ese dolor rápidamente se convirtió en placer. Yo al borde de la cama y él de pie detrás de mí, mi pene moviéndose libremente y el sonido de mis nalgas al estallar contra su cuerpo, todo eso fue algo espectacular. Su pene era grueso y de buen tamaño y supo usarlo conmigo, no fue impaciente, y espero hasta que estuviera completamente listo y entonces descargó todo su deseo.
No escatime gestos y gemidos para demostrar su excelente trabajo, y trataba de hacerme hacia atrás para poder recibirlo todo dentro de mi recto. Nuestros ritmos eran uno solo, ya no eramos dos, éramos uno, fue fantástico.
El no quiso terminar así, quería terminar arriba de mi y solo me volví y el subió para sentarse sobre mi pene. Rápido se puso en posición y busco mi verga para ponerla justo en su culo y poder auto penetrarse, así se sentó completamente, sin dejar nada fuera. Mientras se movía de arriba abajo se masturbaba a ratos, y en momentos veía su pene dar golpes sobre mi abdomen. En un momento lo tomo con mi mano y lo masturbo, él se echa para atrás y me pide que lo termine así.
Y allí lo tenía, arriba de mi, subiendo y bajando, su pene en mi mano masturbándolo, y yo no podía estar más excitado, cuando empiezo a escuchar su angustia orgásmica, que me avisa que viene todo su semen. Fue un momento y quedé bañado de arriba a abajo, todo mi pecho lleno de sus jugos hirviendo.
Le pido que no termine porque aun falto yo, y así se quedó solo un momento porque ya casi estaba listo. Cuando en un punto le aviso y se levante, a como puedo le pido que se arrodille y lo hace sin chistar, me masturbo solo un poco y no puedo contener mis gritos de placer, siento como viene y lo veo de rodillas esperando mi descarga sobre su cara cuando siento una explosión de placer que termina con su carita bañada en semen.
Fue algo divino verlo allí recibir en su boca todo de mí, su cara, su pelo largo, todo quedó con toques de mi semilla. Allí lo puse en pie para poder saborear mi semen de su carita, y el hizo lo mismo en mi pecho. De pie nos abrazamos y nos besamos, fue fantástico.
Nos fuimos a duchar y hablamos mucho más, y aunque estábamos cansados y trasnochados queríamos más. En la ducha tuvimos más erecciones y excitación. Nos tocamos y jugamos más. Nos volvimos a penetrar. Fue genial. Sentir nuestros cuerpos enjabonados juntos. Allí él hizo algo que me encantó, y me chupo mi culo, se lo agradezco tanto. Y me penetró de nuevo.
Ya en la cama fuimos a descansar, ya era completamente claro. Eran las 6 de la mañana, no supimos en qué momento pasó todo ese tiempo. Ambos disfrutamos tanto, así dormimos abrazados y felices.
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