Una vez amé a una chica joven.
Nos conocimos por un mensaje, yo lo hice como cumplido y ella lo tomó como necedad, a pesar de su tierna edad me respondió con enojo, nos hablamos tanto que su tono rojo se puso rojizo con mis cumplidos.
Era blanca como cal virgen,y virgen como sal de Asia, cuidaba sus redes con meticulosa seriedad, cabello rojizo claro, lentes delgados y pecas de fuego, nos besamos debajo de un aguacero, me alcance mis propios brazos abrazando su cintura, quitó su mirada de la mía llena de pena especial, su novio anterior no la admiraba tanto, era como una catarata en un aguacero, tan hermosa y peligrosa, ardiente como un rayo y quieta como el amanecer de los llanos.
Me decía buenas noches y buenos días, buenas tardes y suerte, yo era como un lobo detrás de miel y ella como La Bella de la mano de la bestia.
Y nuestros besos color ciudad húmeda pasaban inadvertidos entre tantos ojos cansados, y en cansados labios nos despediamos prometiendo una eternidad más, sus papás nunca los conocí, ¿Que podían saber de amor?
Pero que es el amor sin dolor si no ciego temor?
Y un día nos dijimos adiós porqué no quería mentirle, y en partes querer no es honesto, es mejor haber medio querido que haber completamente odiado.
Y en brazos de otro ahora descansa, la miro en sus fotos y en sus historias, quiero que sea feliz, más dolería si no fuera así.
Una vez amé a una chica joven..., una vez nada más...