Ni qué decir de los evangélicos que si uno de buena manera dice que lo de ellos es puro fanatismo religioso porque la mayoría son fanáticos, se enojan y dicen que es uno el pecador y no sé qué más.
Dado que el término "Fanático" tiene una connotación generalmente negativa, no veo cómo puede decir que su crítica puede ser "de buena manera", o que parta de un sincero deseo de discutir sus diferencias con estos religiosos.
Por otro lado, usted se ofende porque le dicen "pecador". O sea, le gusta repartir chicha, pero cuando le responden, se indigna.
En el fondo, todo este "encabronamiento" que existe en las redes sociales es producto de una contradicción vital en el pensamiento actual, que por un lado celebra la diversidad y la tolerancia de opiniones y sistemas de valores. Pero el problema es que ninguna sociedad puede funcionar si no existe un acuerdo básico sobre un sistema de valores. De no existirlo, la consecuencia es un constante estado de crispación y enfrentamiento.
Por ejemplo, y por más que se quiera obviarlo, no es posible que conviva la idea de que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, con la idea que la gente pueda casarse con una persona del mismo sexo. Una de las dos ideas debe imponerse. No importa la moralidad o falta de ella de cualquiera de las opciones, hay que decidir algo. Y la decisión no va adejar a todos satisfechos.
Los mismos que se dicen "tolerantes" o más abiertos de mente, son los más autoritarios, y lo son porque hablan de una posción de fuerza: Hoy día las instituciones sociales más relevantes están de su lado. El Estado, Organismos Internacionales, los Medios de Comunicación, las Universidades, incluso las empresas, son más favorables y receptivas a la agenda homosexual. Resulta casi improbable encontrar en estas instituciones una voz disonante que no considere como positivo redefinir el matrimonio y abrirlo a otras opciones.
Pero lo que muestra la experiencia de otros países es que, cuando se aprueba el matrimonio homosexual, hay una dinámica donde debe forzarse al resto de la población a no sólo convivir con esta diversidad, sino a aceptarla, aunque vaya contra sus principios morales.
Y así resulta que, como el matrimonio es ahora un "Derecho Fundamental", cualquier reparo es visto como un atauqe de odio y debe ser censurado. En Canadá y Australia por ejemplo, religiosos son cada vez más acusados ante comisiones de DDHH por dictar sermones diciendo que la práctica de la homosexualidad es pecado. O que el matrimonio homosexual es inmoral. Como de hecho es inmoral el adulterio en parejas heterosexuales. Y como la doctrina cristiana ha dictado por dos milenios ya esto, entramos en conflicto con lo que el Estado afirma y es su ideología.
Así que las cosas se solucionan, o aceptando las difrencias, u obligando a un grupo a la fuerza a someterse al dictado de la otra parte. Esto es lo que está sucediendo ahora, aquí y en otras partes del mundo.
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