Fue como una bofetada imprevista. A todos nos atormento la idea de que una banda de extranjeros anduvieran en nuestro país con la intención de robar niños y niñas.
En los peores escenarios rumorados se imaginaba a inocentes criaturas actores forzados de la película TURISTAS.
Días después del miedo del cuál tan bien los medios de comunicación son participes, salen las autoridades nacionales a dar la cara y desmentir el mito.
No obstante, salta la duda. Esos foráneos de nacionalidad filipina, al igual que muchos provenientes de otros países, se encuentran en nuestra nación.
Si no son turistas y tampoco tienen un trabajo estable probado, con la respectiva autorización para ejercerlo. Entonces, por qué continúan acá.
Es un tema de sumo cuidado, en el que muchas veces se puede pecar de xenofobia. Pero, a los ticos nos queda un sabor en la boca de lo fácil que es para el extranjero ingresar a nuestra nación y hacer de ella un lugar de residencia permanente.
Nuestro país debería de revisar con más rigurosidad si la persona que ingresa es un turista que viene a traer réditos (ojo que hablamos de turismo legal). O si la intención de esa persona es ser parte de nuestra fuerza laboral y productiva, para lo cual deberíamos de pedirle lo sustente con la documentación correspondiente. Según el INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo) la tasa de desempleo formal ronda el 9.3%. Y seamos conscientes en nuestras comunidades salta a la vista la informalidad en el desempleo, la cual está saturada en su mayoría por personas con cuestionada residencia en el país.
Costa Rica debería de tener mucho cuidado de a quien le abre las puertas, acaso usted en su casa deja entrar a cualquiera.
En los peores escenarios rumorados se imaginaba a inocentes criaturas actores forzados de la película TURISTAS.
Días después del miedo del cuál tan bien los medios de comunicación son participes, salen las autoridades nacionales a dar la cara y desmentir el mito.
No obstante, salta la duda. Esos foráneos de nacionalidad filipina, al igual que muchos provenientes de otros países, se encuentran en nuestra nación.
Si no son turistas y tampoco tienen un trabajo estable probado, con la respectiva autorización para ejercerlo. Entonces, por qué continúan acá.
Es un tema de sumo cuidado, en el que muchas veces se puede pecar de xenofobia. Pero, a los ticos nos queda un sabor en la boca de lo fácil que es para el extranjero ingresar a nuestra nación y hacer de ella un lugar de residencia permanente.
Nuestro país debería de revisar con más rigurosidad si la persona que ingresa es un turista que viene a traer réditos (ojo que hablamos de turismo legal). O si la intención de esa persona es ser parte de nuestra fuerza laboral y productiva, para lo cual deberíamos de pedirle lo sustente con la documentación correspondiente. Según el INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censo) la tasa de desempleo formal ronda el 9.3%. Y seamos conscientes en nuestras comunidades salta a la vista la informalidad en el desempleo, la cual está saturada en su mayoría por personas con cuestionada residencia en el país.
Costa Rica debería de tener mucho cuidado de a quien le abre las puertas, acaso usted en su casa deja entrar a cualquiera.