El asunto de Elliot fue su entorno. California aparentemente es el estado más feminista y hedonista de Yankilandia. Lo primero por ser un bastión de los demócratas y lo segundo por la cantidad de mujeres hermosas que viven ahí para buscar carreras en actuación en Hollywood y los Angeles, además de que San Francisco es un bastión del movimiento gay, eso sin contar que esa ciudad es una colmena tecnológica por Silicon Valley. Todo esto quiere decir que hay mucha gente con dinero y belleza física pero vacíos por dentro con ganas de divertirse.
El Supreme Gentleman como se hacía llamar quería a las chicas sexys que creía merecer. Pero al no ser un Chad (slang para hombre alfa) rubio bronceado y musculoso no obtenía su atención. Por más que tuviera un BMW no las lograba atraer porque ellas solo buscaban personalidad y apariencia como indicadores de status. El tipo visitaba sitios de PUAs y allí cultivó su odio. El es prácticamente uno de los incels que cometió masacres. También la cultura le arruinó. El cliché del virgen perdedor y el no virgen ganador que abunda en US ha de haberle influenciado. Si combinamos todo esto con la libertad para acceder a armas en ese país y eso es una receta para desastre.
La vida de Elliot no demuestra ningún absurdo. Él no hubiera muerto si hubiera conocido a Dios o como mínimo la filosofía MGTOW. El MGTOW enseña a valorarse a uno mismo en lugar de buscar aprobación de ellas. Dios puede hacer que esa obsesión de tener amor de una mujer pase a segundo plano por el asunto de resistir la tentación y todo eso.