Y yo quedé templado...
Tengo un tío que es apenas unos años mayor que yo, cuando estabamos jovencillos mi abuela vivía cerca de la casa y por las tardes nos ibamos al potrero a comer guayabas o al cafetal a bajar mangos. Por esos días mi familia tenía una soda y uná noche se metieron a robar. Entonces decidimos que todos los días alguien se iba a quedar a dormir a la soda para evitar que nos volvieran a robar.
Un viernes me tocó ir a mí a cuidar y mi tío se ofreció a acompañarme. El asunto es que teníamos que dormir en un tablón con una colchoneta un poco angosta, ahí apenas cabiamos los dos. En aquellos tiempos uno de güila usaba unas pantas como las de jugar fútbol de una tela super delgadilla que dejaba muy poco a la imaginación y a mi tío siempre se le notaba un gran bulto debajo de aquella ropa.
Esa noche acostados muy juntos empecé a restregarle mis nalgas en la picha del mae y al momento estaba aquel hombre a 1000, con su mano agarro mi picha y me la acarició un rato, luego agarró mi mano y la puso sobre la picha de él, y maes creo que nunca he tocado una TAN GRANDE (y eso que he tenido dos maridos bien pichudos). Esa noche me asusté y me pasé a dormir a otro lugar. Me ganó el miedo.
Pero no me quedé con las ganas y una tarde que fuimos a bajar mangos le dije que yo nunca había visto a un mae regarse y el mae se bajo la panta y se la empezó a jalar, yo hice de espectador, pero me saboreaba aquella picha inmensa en mi boca, deseaba mamarsela toda pero el mae estaba concentrado con el sobo y cuando se vino la imagen quedó grabada en mi mente. Nunca más he visto a un mae regarse como a él. Eran chorros inmensos y fuertes que volaban por todos lados, una leche blanca y olorosa que manchó una piedra y varias matas de café.
No crean que me quedé con las ganas de chupársela, obvio ese día no fue, pero eso da para otra historia.
Tengo un tío que es apenas unos años mayor que yo, cuando estabamos jovencillos mi abuela vivía cerca de la casa y por las tardes nos ibamos al potrero a comer guayabas o al cafetal a bajar mangos. Por esos días mi familia tenía una soda y uná noche se metieron a robar. Entonces decidimos que todos los días alguien se iba a quedar a dormir a la soda para evitar que nos volvieran a robar.
Un viernes me tocó ir a mí a cuidar y mi tío se ofreció a acompañarme. El asunto es que teníamos que dormir en un tablón con una colchoneta un poco angosta, ahí apenas cabiamos los dos. En aquellos tiempos uno de güila usaba unas pantas como las de jugar fútbol de una tela super delgadilla que dejaba muy poco a la imaginación y a mi tío siempre se le notaba un gran bulto debajo de aquella ropa.
Esa noche acostados muy juntos empecé a restregarle mis nalgas en la picha del mae y al momento estaba aquel hombre a 1000, con su mano agarro mi picha y me la acarició un rato, luego agarró mi mano y la puso sobre la picha de él, y maes creo que nunca he tocado una TAN GRANDE (y eso que he tenido dos maridos bien pichudos). Esa noche me asusté y me pasé a dormir a otro lugar. Me ganó el miedo.
Pero no me quedé con las ganas y una tarde que fuimos a bajar mangos le dije que yo nunca había visto a un mae regarse y el mae se bajo la panta y se la empezó a jalar, yo hice de espectador, pero me saboreaba aquella picha inmensa en mi boca, deseaba mamarsela toda pero el mae estaba concentrado con el sobo y cuando se vino la imagen quedó grabada en mi mente. Nunca más he visto a un mae regarse como a él. Eran chorros inmensos y fuertes que volaban por todos lados, una leche blanca y olorosa que manchó una piedra y varias matas de café.
No crean que me quedé con las ganas de chupársela, obvio ese día no fue, pero eso da para otra historia.