Desde hace cientos de años, este argumento ha tenido enamorado a muchas personas. Viene a decir que algo tan complejo como el universo y sus leyes solo han podidoo ser diseñados por un ser inteligente.
El filósofo irlandés David Hume se encargó de rebatir su versión más antigua cuando los teólogos naturales establecieron esta conexión con analogías de la naturaleza. Con buen tino, el irlandés señaló que las analogías se basaban en semejanzas y, por tanto, ese diseñador tendría que ser, por semejanza, más parecido a un ser vivo que a un ente metafísico.
Y así, en sus Diálogos sobre la religión natural, refutó de arriba a abajo este argumento.
Pero...
Más tarde vino Paley y evitó con inteligencia citar la naturaleza y habló del "Universo" y de "las leyes". Obviamente, él creía que solventaba el problema y que así podía demostrar la existencia de un Dios creador y diseñador inteligente. Para ello creó otra analogía, la del relojero. A saber: si vemos un reloj tirado entre los arbustos, vemos que es tan distinto a la naturaleza que enseguida debemos concluir que ha sido hecho por un relojero. Y es tan complejo que por fuerza ha tenido que ser diseñado.
Obsérvese, repito, que la analogía deja fuera a la naturaleza para evitar la refutación de Hume y para emparentarlo con el mecanicismo newtoniano, con máquinas (algo distinto y ajeno a la naturaleza) y con las Leyes de la naturaleza. Así escapa de la semejanza, repetimos, a un nivel mayor. Paley, inteligente, vio que no le podían decir que "tanto el reloj como los arbustos son fenómenos físicos. Si son físicos, no ha podido el reloj ser creado por un ser metafísico" porque la analogía, precisamente, se basaba en la desemejanza, en el contraste (natural, artificial).
Es una imagen potente.
Pero falsa.
Expliquemos por qué.
Primero, porque se basa en una falacia por petición de principio. Da por sentada la existencia de un diseñador sin demostrarlo. Sabemos que existen relojeros que hacen relojes, pero no sabemos nada acerca de diseñadores de universos. Y que se crea que debe haberlo, no implica que lo haya ni que haya uno. Por ejemplo, el reloj podría haber sido hecho por un conjunto de relojeros trabajando en equipo (lo que lleva al politeísmo).
Segundo, porque acoge solo observaciones y sentimientos parciales: los buenos. Por ejemplo, decimos que las leyes son magníficas porque permiten algo tan complejo como la vida. Sin embargo, esas mismas leyes acaban con la vida también (el 90% de los animales que alguna vez existieron se extinguieron por cataclismos muy naturales, la Tierra será arrasada por el sol dentro 5.000 millones de años, cuando se convierta es una gigante roja...). Si la gente se pasara a pensar en eso, quizá llegase a la conclusión de que quizá las Leyes podrían haber sido hechas un poquito mejor para que no conllevasen la aniquilación de mundos y especies enteras. Las desgracias, la muerte y la aniquiliación no llevan nunca a nadie a reconocer a un diseñador inteligente, curiosamente.
Tercero, hablamos de este universo. Pero si recordamos la teoría del multiverso, habrá millones de universos donde la vida no sea posible porque las leyes de allí no permitan ni siquiera la unión de las moléculas. Sin embargo, bien es verdad que nada sabemos en la práctica de otros universos, pero sí que existe la posibilidad en el razonamiento para rebatir el argumento del orden (que es eso, un razonamiento). Llevado a este universo, quizá la formación de un bebé y las leyes y procesos que lo hacen posible, nos parezcan de una complejidad asombrosa, claro que el nacimiento de un bebé anencefálico (sin cerebro), la existencia de las enfermedades autoinmunes (el sistema inmunológico ataca a sus propias células) y el cáncer (fallo en la repplicación celular) deberían demostrar la inexistencia de un diseñador inteligente. Al menos el de uno suficientemente competente.
Cuarto. Si la lógica del argumento del diseño es que algo complejo ha sido diseñado, entonces Dios, que es complejo, también debería haber sido diseñado. Por tanto, se cae en un circulo vicioso que no demuestra nada porque cae en el mismo problema insoluble de la causa primera incasuada: que la lógica del propio argumento se vuelve contra su conclusión, por lo que no hay conclusión.
Siguiendo con lo anterior, recordemos que el argumento del designio pertenece a la religión natuaral, no a la formal. Aquí se supone que este Dios omnipotente, infinitamente bueno, eterno y creador (palabras vacías de contenido real como sabe todo filósofo, pero que aceptaremos por mor del argumento) tienes estas mismas caracterísiticas.
Lamentablemente, también fracasa.
En De rerum Natura, Lucrecio ya estableció hace 1900 años la contradicción de lo infinitamente bueno con un ser omnipotente en su famoso Dilema de Epicuro.
Lo llamó el problema del mal.
Y es que el mal existe. ¿Por qué existe?
Si Dios quiere quitar el mal del mundo y no puoede (porque existe), entonces no es todopoderoso.
Si decimos que puede quitar el mal y no quiere, entonces no es infinitamente bueno.
Si decimos que ni quiere ni puede, entonces no es Dios.
Racionalmente, no hay salida. Y aquí gente religiosa mezcla su religón providencial con la religión natural en un totum revolotum.
Dicen que el mal lo metió el hombre al pecar. O que es obra del diablo.
Ya, pero si Dios es eterno y omnisciente, Dios sabía antes de crear nada que le iba a salir un demonio y que la creación del hombre iba a derivar en una chapuza divina. Entonces, o no es omniciente o no es todopoderoso o es que crear hombres pecadores y diablos era su objetivo. Como esto último lo niegan los religiosos, solo queda concluir que este dios es una especie de chapucillas que "hizo lo que pudo con lo que había". Además, si además castiga... ¿acaso no sabía antes de crear a la humanidad qeu está la iba a cagar? ¿A qué castigarlos si están cumpliedo los actos para los que fueron diseñados (el plan divino) antes incluso de su creación? Porque el plan es eterno, determinista.
Para salir de este apuro, se creó el libre albedrío. Lo cual, claro, es otra inexactitud. ¿Por qué? Porque el hombre, por más que piense, razone, dude... actuará finalmente en un sentido u otro. Hará una elección. Y el ser omnisciente sabrá de esas disquisiciones y de la elección porque el ser humano fue diseñado para pensar, elegir y hacer lo que el ser omniciente quería... o si no, no es omnisciente.
Solo quería compartir estos pensamientos después de tanto leer por aquí sobre el argumento del diseño, del designio o del orden.
Saludos.
El filósofo irlandés David Hume se encargó de rebatir su versión más antigua cuando los teólogos naturales establecieron esta conexión con analogías de la naturaleza. Con buen tino, el irlandés señaló que las analogías se basaban en semejanzas y, por tanto, ese diseñador tendría que ser, por semejanza, más parecido a un ser vivo que a un ente metafísico.
Y así, en sus Diálogos sobre la religión natural, refutó de arriba a abajo este argumento.
Pero...
Más tarde vino Paley y evitó con inteligencia citar la naturaleza y habló del "Universo" y de "las leyes". Obviamente, él creía que solventaba el problema y que así podía demostrar la existencia de un Dios creador y diseñador inteligente. Para ello creó otra analogía, la del relojero. A saber: si vemos un reloj tirado entre los arbustos, vemos que es tan distinto a la naturaleza que enseguida debemos concluir que ha sido hecho por un relojero. Y es tan complejo que por fuerza ha tenido que ser diseñado.
Obsérvese, repito, que la analogía deja fuera a la naturaleza para evitar la refutación de Hume y para emparentarlo con el mecanicismo newtoniano, con máquinas (algo distinto y ajeno a la naturaleza) y con las Leyes de la naturaleza. Así escapa de la semejanza, repetimos, a un nivel mayor. Paley, inteligente, vio que no le podían decir que "tanto el reloj como los arbustos son fenómenos físicos. Si son físicos, no ha podido el reloj ser creado por un ser metafísico" porque la analogía, precisamente, se basaba en la desemejanza, en el contraste (natural, artificial).
Es una imagen potente.
Pero falsa.
Expliquemos por qué.
Primero, porque se basa en una falacia por petición de principio. Da por sentada la existencia de un diseñador sin demostrarlo. Sabemos que existen relojeros que hacen relojes, pero no sabemos nada acerca de diseñadores de universos. Y que se crea que debe haberlo, no implica que lo haya ni que haya uno. Por ejemplo, el reloj podría haber sido hecho por un conjunto de relojeros trabajando en equipo (lo que lleva al politeísmo).
Segundo, porque acoge solo observaciones y sentimientos parciales: los buenos. Por ejemplo, decimos que las leyes son magníficas porque permiten algo tan complejo como la vida. Sin embargo, esas mismas leyes acaban con la vida también (el 90% de los animales que alguna vez existieron se extinguieron por cataclismos muy naturales, la Tierra será arrasada por el sol dentro 5.000 millones de años, cuando se convierta es una gigante roja...). Si la gente se pasara a pensar en eso, quizá llegase a la conclusión de que quizá las Leyes podrían haber sido hechas un poquito mejor para que no conllevasen la aniquilación de mundos y especies enteras. Las desgracias, la muerte y la aniquiliación no llevan nunca a nadie a reconocer a un diseñador inteligente, curiosamente.
Tercero, hablamos de este universo. Pero si recordamos la teoría del multiverso, habrá millones de universos donde la vida no sea posible porque las leyes de allí no permitan ni siquiera la unión de las moléculas. Sin embargo, bien es verdad que nada sabemos en la práctica de otros universos, pero sí que existe la posibilidad en el razonamiento para rebatir el argumento del orden (que es eso, un razonamiento). Llevado a este universo, quizá la formación de un bebé y las leyes y procesos que lo hacen posible, nos parezcan de una complejidad asombrosa, claro que el nacimiento de un bebé anencefálico (sin cerebro), la existencia de las enfermedades autoinmunes (el sistema inmunológico ataca a sus propias células) y el cáncer (fallo en la repplicación celular) deberían demostrar la inexistencia de un diseñador inteligente. Al menos el de uno suficientemente competente.
Cuarto. Si la lógica del argumento del diseño es que algo complejo ha sido diseñado, entonces Dios, que es complejo, también debería haber sido diseñado. Por tanto, se cae en un circulo vicioso que no demuestra nada porque cae en el mismo problema insoluble de la causa primera incasuada: que la lógica del propio argumento se vuelve contra su conclusión, por lo que no hay conclusión.
Siguiendo con lo anterior, recordemos que el argumento del designio pertenece a la religión natuaral, no a la formal. Aquí se supone que este Dios omnipotente, infinitamente bueno, eterno y creador (palabras vacías de contenido real como sabe todo filósofo, pero que aceptaremos por mor del argumento) tienes estas mismas caracterísiticas.
Lamentablemente, también fracasa.
En De rerum Natura, Lucrecio ya estableció hace 1900 años la contradicción de lo infinitamente bueno con un ser omnipotente en su famoso Dilema de Epicuro.
Lo llamó el problema del mal.
Y es que el mal existe. ¿Por qué existe?
Si Dios quiere quitar el mal del mundo y no puoede (porque existe), entonces no es todopoderoso.
Si decimos que puede quitar el mal y no quiere, entonces no es infinitamente bueno.
Si decimos que ni quiere ni puede, entonces no es Dios.
Racionalmente, no hay salida. Y aquí gente religiosa mezcla su religón providencial con la religión natural en un totum revolotum.
Dicen que el mal lo metió el hombre al pecar. O que es obra del diablo.
Ya, pero si Dios es eterno y omnisciente, Dios sabía antes de crear nada que le iba a salir un demonio y que la creación del hombre iba a derivar en una chapuza divina. Entonces, o no es omniciente o no es todopoderoso o es que crear hombres pecadores y diablos era su objetivo. Como esto último lo niegan los religiosos, solo queda concluir que este dios es una especie de chapucillas que "hizo lo que pudo con lo que había". Además, si además castiga... ¿acaso no sabía antes de crear a la humanidad qeu está la iba a cagar? ¿A qué castigarlos si están cumpliedo los actos para los que fueron diseñados (el plan divino) antes incluso de su creación? Porque el plan es eterno, determinista.
Para salir de este apuro, se creó el libre albedrío. Lo cual, claro, es otra inexactitud. ¿Por qué? Porque el hombre, por más que piense, razone, dude... actuará finalmente en un sentido u otro. Hará una elección. Y el ser omnisciente sabrá de esas disquisiciones y de la elección porque el ser humano fue diseñado para pensar, elegir y hacer lo que el ser omniciente quería... o si no, no es omnisciente.
Solo quería compartir estos pensamientos después de tanto leer por aquí sobre el argumento del diseño, del designio o del orden.
Saludos.
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