Poco antes de que lo mataran, Jesucristo dijo a su interrogador, Poncio Pilato: “Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz”. Muy seguramente con una dosis de escepticismo, el gobernador romano replicó: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:37, 38). Jesús, en cambio, nunca dudó de que hubiera una verdad, por lo que no tuvo reparos en hablar de ella. Escuche lo que declaró en cuatro diferentes ocasiones:
“Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad.” (Juan 18:37.)
“Yo soy el camino y la verdad y la vida.” (Juan 14:6.)
“Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:23, 24.)
“Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” (Juan 8:31, 32.)
En vista de la convicción con que Jesús habló tanto de la verdad como de llegar a conocerla, ¿no deberíamos al menos contemplar la posibilidad de que exista una verdad religiosa y que podamos alcanzarla?
¿Existe la verdad absoluta?
Sin duda, usted, estará de acuerdo en que hay cosas de las que podemos estar absolutamente seguros, como son nuestra existencia y la de los objetos que nos rodean....
D es posible encontrar la verdad. Jesús dijo que la Palabra de Dios, la Biblia, es la verdad (Juan 17:17). Entonces, ¿a qué se debe que aún siga pareciendo inalcanzable? Se debe a que hay una multitud de religiones que afirman enseñar lo que dice la Biblia. ¿Cuál de todas enseña la verdad de la Palabra de Dios? ¿Tiene que ser una sola? ¿No pudieran diversas religiones poseer la verdad, o al menos partes de ella?
JESÚS dejó claro que hay religiones que no cuentan con la aprobación de Dios. Habló de “falsos profetas” y los comparó a un árbol que produce malos frutos y es “cortado y echado al fuego”. También afirmó: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:15-22).
Cómo reconocer la verdad cristiana
¿Reconocieron los israelitas que la verdad que predicó Jesucristo provenía de Dios? No. Pese a que oyeron el mensaje de Jesús y presenciaron sus milagros, la mayoría no captó que él era el predicho Mesías, el Cristo o Ungido.
A los fariseos que le preguntaron cuándo vendría el Reino de Dios, Jesús respondió: “El reino de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable”. Y añadió: “El reino de Dios está en medio de ustedes” (Lucas 17:20, 21). En efecto, él, el Rey nombrado por Dios, se hallaba allí mismo en medio de ellos. Con todo y eso, aquellos fariseos no quisieron abrir los ojos a las pruebas de que las profecías mesiánicas se cumplían en Jesús y no lo aceptaron como “el Cristo, el Hijo del Dios vivo” (Mateo 16:16).
Una reacción similar produjo la verdad que predicaron los cristianos del siglo primero. Aunque los milagros que realizaron demostraban que tenían el apoyo divino, la mayoría de la gente siguió sin percibir la verdad (Hechos 8:1-8; 9:32-41). Jesús mandó a sus seguidores que ‘hicieran discípulos’ enseñando a sus oyentes. Como resultado de escuchar y aprender las verdades de las Escrituras, los buscadores sinceros de la verdad creerían (Mateo 28:19; Hechos 5:42; 17:2-4, 32-34).
Hoy día ocurre lo mismo. Las “buenas nuevas del reino” se están predicando “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). Esta obra no se efectúa necesariamente “de modo que sea llamativamente observable”, es decir, de forma tan obvia que todos los habitantes del planeta reconozcan que es un mensaje de Dios. Aun así, la verdad divina es reconocible y toca la fibra íntima de las personas rectas que desean adorar a Dios como él manda (Juan 10:4, 27)
“Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio acerca de la verdad.” (Juan 18:37.)
“Yo soy el camino y la verdad y la vida.” (Juan 14:6.)
“Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.” (Juan 4:23, 24.)
“Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” (Juan 8:31, 32.)
En vista de la convicción con que Jesús habló tanto de la verdad como de llegar a conocerla, ¿no deberíamos al menos contemplar la posibilidad de que exista una verdad religiosa y que podamos alcanzarla?
¿Existe la verdad absoluta?
Sin duda, usted, estará de acuerdo en que hay cosas de las que podemos estar absolutamente seguros, como son nuestra existencia y la de los objetos que nos rodean....
D es posible encontrar la verdad. Jesús dijo que la Palabra de Dios, la Biblia, es la verdad (Juan 17:17). Entonces, ¿a qué se debe que aún siga pareciendo inalcanzable? Se debe a que hay una multitud de religiones que afirman enseñar lo que dice la Biblia. ¿Cuál de todas enseña la verdad de la Palabra de Dios? ¿Tiene que ser una sola? ¿No pudieran diversas religiones poseer la verdad, o al menos partes de ella?
JESÚS dejó claro que hay religiones que no cuentan con la aprobación de Dios. Habló de “falsos profetas” y los comparó a un árbol que produce malos frutos y es “cortado y echado al fuego”. También afirmó: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:15-22).
Cómo reconocer la verdad cristiana
¿Reconocieron los israelitas que la verdad que predicó Jesucristo provenía de Dios? No. Pese a que oyeron el mensaje de Jesús y presenciaron sus milagros, la mayoría no captó que él era el predicho Mesías, el Cristo o Ungido.
A los fariseos que le preguntaron cuándo vendría el Reino de Dios, Jesús respondió: “El reino de Dios no viene de modo que sea llamativamente observable”. Y añadió: “El reino de Dios está en medio de ustedes” (Lucas 17:20, 21). En efecto, él, el Rey nombrado por Dios, se hallaba allí mismo en medio de ellos. Con todo y eso, aquellos fariseos no quisieron abrir los ojos a las pruebas de que las profecías mesiánicas se cumplían en Jesús y no lo aceptaron como “el Cristo, el Hijo del Dios vivo” (Mateo 16:16).
Una reacción similar produjo la verdad que predicaron los cristianos del siglo primero. Aunque los milagros que realizaron demostraban que tenían el apoyo divino, la mayoría de la gente siguió sin percibir la verdad (Hechos 8:1-8; 9:32-41). Jesús mandó a sus seguidores que ‘hicieran discípulos’ enseñando a sus oyentes. Como resultado de escuchar y aprender las verdades de las Escrituras, los buscadores sinceros de la verdad creerían (Mateo 28:19; Hechos 5:42; 17:2-4, 32-34).
Hoy día ocurre lo mismo. Las “buenas nuevas del reino” se están predicando “en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones” (Mateo 24:14). Esta obra no se efectúa necesariamente “de modo que sea llamativamente observable”, es decir, de forma tan obvia que todos los habitantes del planeta reconozcan que es un mensaje de Dios. Aun así, la verdad divina es reconocible y toca la fibra íntima de las personas rectas que desean adorar a Dios como él manda (Juan 10:4, 27)