Esto me lo mandó una amiga, me dijo que algún día lo iba a entender, y ahora lo entiendo y siempre dedico un momento del día para darle gracias a mi amada madre.
Lucia: _ Había una vez un niño que era muy pobre; vivía en una humilde casita a las afuera del pueblo, junto a su mamá, una dulce mujer que lo amaba con toda su alma y se desvivía porque su pequeño tuviera todo el amor, cuidado y bienestar posible. Le tejía bufandas coloridas para los largos inviernos, le preparaba deliciosas comidas caseras, le hacía tortas especiales para sus cumpleaños, con mucho dulce de leche y chocolate, lo mimaba, lo ayudaba hacer las tareas, y jugaba con él, pese a que ella trabaja todo el día siempre estaba feliz y presente para su hijo.http://www.entrefiletenoticias.com/wp-content/uploads/2010/07/madre-e-hija-1.gif
La plata no le sobraba, por lo que se le hacía casi imposible comprarle regalos caros, por eso su mayor obsequio era poder darle todos los días su amor, su risa, su enseñanza, su presencia, sus canciones, sus cuentos, y muchas otras cosas más….
El pequeño que se llamaba Joaquín y se había hecho muy amigo de Lorenzo que era el hijo del gobernador. Su padre era un hombre de mucho poder y multimillonario, que podía comprarle a su hijo muchos juguetes, algunos hasta los hacía traer de afuera. El chiquillo de Lorenzo tenía además un gran sequito de personas que lo atendían como a un rey, pero no tenia mamá y su papá estaba mucho tiempo trabajando o de viaje.
Joaquín le tenía muchos celos a Lorenzo. Cada vez que entraba en el lujoso palacio del niño rico y veía todo lo que el poseía, lo comparaba con su humilde casa… y con su vida, su alma se llenaba de envidia, celos y codicia… Con el paso del tiempo esto fue creciendo hasta llegar al extremo que con solo nueve años de edad, no tenía paz.
Un día el hijo del gobernador le pregunto_ ¿Debe ser lindo tener una mamá? ….A lo que Joaquín respondió con una encogida de hombros, acompañada de un gran silencio….
Lorenzo que era muy hábil para los negocios como su padre le propuso hacer una transacción:
Lorenzo:_ porque no hacemos un trato, yo te doy 10 baúles llenos de monedas de oro, joyas, plata y piedras preciosas, y vos con eso te podes comprar todo los juguetes que deseas y además te convertirías en una persona rica. El niño pobre lo miro seriamente y le pregunto: _ ¿A cambio de que me entregarías ese tesoro?
Lorenzo: _ mmm a cambio del corazón de tu madre.
Joaquín dudo, no sabía que responder… hasta que su cabeza se lleno de imágenes lujuriosas y se vio rodeados de cosas de valor, entonces respondió: _ ¡Sí acepto!
Esa tarde llego a pequeña casa, comió rápido, apenas miró a su mamá a los ojos y no hablo en toda la cena. Luego se fue a su cuarto a esperar ansiosamente que sean las doce, hora en la que había acordado hacer el cambio.
Faltando pocos minutos para la media noche, Joaquín se levanto, agarro firmemente un cuchillo y sin pensarlo se lo clavo en el pecho a su madre que dormía en paz… arrebató el corazón, lo envolvió en una gasa blanca, abrió la puerta de su casa y hecho a correr sin parar por la oscura noche, rumbo al palacio del hijo del gobernador. Estaba tan ansioso por tener ese tesoro, que no vio un enorme tronco que había en el camino, llevándoselo por delante, tropezando y cayendo muy fuerte, entonces su rodilla comenzó a sangrar sin parar y el dolor empezó a ser era intenso, pero él sin vacilar intento en vano levantarse para recoger el corazón, una, dos, tres veces y cuando al fin lo estaba logrando el corazón le hablo dulcemente diciéndole: _ ¿Te has hecho daño hijo mío? Acá mama para cuidarte…
La respiración a Joaquín se le cortó, sus manos empezaron a temblar y sudar, comenzando a sentir en su pecho un dolor desmesurado.
Fue ahí cuando lo comprendió todo. “No existía ningún tesoro mayor que al amor incondicional de su mamá…” y hecho llorar sin consuelo alguno.
Dicen que hasta el día de hoy, que muchas veces en la noche, se oye el llanto de un niño.
El verdadero amor no sabe de rencor, de egoísmo, de lujos, solo entiende el sentir y el dar.
Lucia: _ Había una vez un niño que era muy pobre; vivía en una humilde casita a las afuera del pueblo, junto a su mamá, una dulce mujer que lo amaba con toda su alma y se desvivía porque su pequeño tuviera todo el amor, cuidado y bienestar posible. Le tejía bufandas coloridas para los largos inviernos, le preparaba deliciosas comidas caseras, le hacía tortas especiales para sus cumpleaños, con mucho dulce de leche y chocolate, lo mimaba, lo ayudaba hacer las tareas, y jugaba con él, pese a que ella trabaja todo el día siempre estaba feliz y presente para su hijo.http://www.entrefiletenoticias.com/wp-content/uploads/2010/07/madre-e-hija-1.gif
La plata no le sobraba, por lo que se le hacía casi imposible comprarle regalos caros, por eso su mayor obsequio era poder darle todos los días su amor, su risa, su enseñanza, su presencia, sus canciones, sus cuentos, y muchas otras cosas más….
El pequeño que se llamaba Joaquín y se había hecho muy amigo de Lorenzo que era el hijo del gobernador. Su padre era un hombre de mucho poder y multimillonario, que podía comprarle a su hijo muchos juguetes, algunos hasta los hacía traer de afuera. El chiquillo de Lorenzo tenía además un gran sequito de personas que lo atendían como a un rey, pero no tenia mamá y su papá estaba mucho tiempo trabajando o de viaje.
Joaquín le tenía muchos celos a Lorenzo. Cada vez que entraba en el lujoso palacio del niño rico y veía todo lo que el poseía, lo comparaba con su humilde casa… y con su vida, su alma se llenaba de envidia, celos y codicia… Con el paso del tiempo esto fue creciendo hasta llegar al extremo que con solo nueve años de edad, no tenía paz.
Un día el hijo del gobernador le pregunto_ ¿Debe ser lindo tener una mamá? ….A lo que Joaquín respondió con una encogida de hombros, acompañada de un gran silencio….
Lorenzo que era muy hábil para los negocios como su padre le propuso hacer una transacción:
Lorenzo:_ porque no hacemos un trato, yo te doy 10 baúles llenos de monedas de oro, joyas, plata y piedras preciosas, y vos con eso te podes comprar todo los juguetes que deseas y además te convertirías en una persona rica. El niño pobre lo miro seriamente y le pregunto: _ ¿A cambio de que me entregarías ese tesoro?
Lorenzo: _ mmm a cambio del corazón de tu madre.
Joaquín dudo, no sabía que responder… hasta que su cabeza se lleno de imágenes lujuriosas y se vio rodeados de cosas de valor, entonces respondió: _ ¡Sí acepto!
Esa tarde llego a pequeña casa, comió rápido, apenas miró a su mamá a los ojos y no hablo en toda la cena. Luego se fue a su cuarto a esperar ansiosamente que sean las doce, hora en la que había acordado hacer el cambio.
Faltando pocos minutos para la media noche, Joaquín se levanto, agarro firmemente un cuchillo y sin pensarlo se lo clavo en el pecho a su madre que dormía en paz… arrebató el corazón, lo envolvió en una gasa blanca, abrió la puerta de su casa y hecho a correr sin parar por la oscura noche, rumbo al palacio del hijo del gobernador. Estaba tan ansioso por tener ese tesoro, que no vio un enorme tronco que había en el camino, llevándoselo por delante, tropezando y cayendo muy fuerte, entonces su rodilla comenzó a sangrar sin parar y el dolor empezó a ser era intenso, pero él sin vacilar intento en vano levantarse para recoger el corazón, una, dos, tres veces y cuando al fin lo estaba logrando el corazón le hablo dulcemente diciéndole: _ ¿Te has hecho daño hijo mío? Acá mama para cuidarte…
La respiración a Joaquín se le cortó, sus manos empezaron a temblar y sudar, comenzando a sentir en su pecho un dolor desmesurado.
Fue ahí cuando lo comprendió todo. “No existía ningún tesoro mayor que al amor incondicional de su mamá…” y hecho llorar sin consuelo alguno.
Dicen que hasta el día de hoy, que muchas veces en la noche, se oye el llanto de un niño.
El verdadero amor no sabe de rencor, de egoísmo, de lujos, solo entiende el sentir y el dar.
