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Wilas

FanFic de One Piece una historia alterna.

"Proteger lo que mas amo by Allua"


Capítulo 1. Una conversación en cubierta

Nami estaba sobre la cubierta del Sunny entrenando. Eran más de las doce de la noche, pero le daba igual.
Estaba demasiado preocupada como para pensar que tenía necesidad de dormir o apenas descansar. Esta vez había estado tan cerca que por un momento había pensado que perdería para siempre lo que más amaba.
"Perfect Thunder". Murmuraba y la tormenta se desataba a su alrededor, cada vez tardaba menos en hacer las nubes negras y los ataques del rayo eran cada vez más peligrosos.
"Fata Morgana". Exclamó y varias imágenes de ella misma se dispersaron en la cubierta. ¡Atack at ten! Murmuró y cada una de las Fata lanzó un ataque que dio de pleno en sus objetivos.
"Fire Ball". Gritó y de su perfect clima surgió una bola de fuego.
- Sí, creo que he hecho un buen trabajo perfeccionando mi Perfect. Un día de estos tendré que practicar hacer un ataque con el dial, a ver si sale un impact dial.
"Fata Morgana". ¡Atack at twenty! - Gritó y veinte Nami aparecieron en la cubierta, cada una de ellas lanzó un ataque poderoso y destrozó todos los objetivos nuevamente.
Nami estaba tan entregada a su entrenamiento que no escuchó la puerta que se abría en la cubierta. Con el sudor resbalando por su rostro lanzó un último ataque.
"¡IMPACT DIAL ************SPAM/BANNEAR************ THUNDERBALT!" Exclamó y el rayo salió de su perfect clima la empujó de manera saltó por encima del mascaron del Sunny.
Iba a gritar, cuando una mano de goma se enrollo en su cintura y la llevo de nuevo a la cubierta.
- ¿Qué tontería estás haciendo, Nami? - Se quejó su capitán y la muchacha pelirroja se encogió de miedo al ver la mirada de Luffy.
- ¿Luffy? ¿No estabas durmiendo?
- ¡Agradece que no estuviera durmiendo! ¡Podrías haberte matado con ese Impact mierda que has lanzado!
- No es una tontería, tengo que luchar. Quiero ser más fuerte, no puedo formar parte de esta tripulación y ser una debilucha.
En el Killer Bark me di buena cuenta de lo que ocurre cuando no luchas bien, casi me cuesta un matrimonio con un zombi, Luffy, ¿no te das cuenta?
Esta vez realmente estuvimos cerca de morir todos.
- Lo sé... - Luffy miró a la muchacha preocupado. - Fui un estúpido, a pesar de las advertencias de Brook quise entrar y no... no... pude protegeros bien.
- ¡Nos protegiste bien! - Protestó la navegante. - Al final el monstruo zombie gigante se unió en nuestra batalla porque era tu alma la que estaba en él.
Nos protegiste bien.
- Fui débil, menosprecie la fuerza del oponente y eso casi os cuesta la vida. Fui un capitán imprudente.
- Sabes Luffy, realmente nadie es perfecto.
Y aunque hagas locuras de vez en cuando, a la hora de la verdad eres capaz de protegernos a todos.
Además nunca nos han vencido, ni siquiera el Gecko Moria que era un monstruo. Si estoy en tu tripulación estoy convencida de que jamás seremos derrotados.
- Tenía que haberte protegido de ese zombie... - Dijo Luffy y miró entristecido a Nami. - Era mi obligación cuidar de ti, le prometí a Gen-san que nunca perderías tu sonrisa... Se lo prometí.
- ¿Acaso he perdido alguna vez la sonrisa? - La navegante acarició el rostro del capitán y le dedicó una mirada muy dulce.
- Imagino que la perderías cuando ese zombie invisible casi te obliga a casarte con él.
- No la perdí.
Sabía que me rescatarías, siempre lo haces. Por difícil que sea la situación siempre nos salvas a todos.
- Pero Gecko Moria era...
- Era otro Sichibukai, lo sé y le pateaste el culo como a Cocodrilo.
- Fue por poco, Nami. Realmente me engañó varias veces y fue la suerte la que decidió el combate, no mi habilidad.
- No digas tonterías, Luffy. Fue tu habilidad, eres un capitán admirable y además vas a ser el Rey de los piratas.
- ¿Y si no lo llego a ser, Nami?
- ¿A qué viene esa actitud tan pesimista, Luffy? ¡Serás el rey de los piratas y tendrás en tu tripulación a los nakamas más peligrosos de los siete mares! ¡Acabaremos con todos los Sichibukai y con todo el que intente ponerse en nuestro camino!
- ¿Estás segura? - Preguntó el capitán y miró a su navegante como esperando que le lanzara un salvavidas.
- Sí.- Nami le guiñó el ojo a su capitán. - Nosotros te ayudaremos, ya lo verás.
- Sé que tienes razón. ¡Yo voy a ser el Rey de los Piratas! ¡Y tendré a mi lado a la más increíble reina de los siete mares!
- ¿Reina? - Nami miró a su capitán y un nudo se le formó en el estómago.
¿Está enamorado Luffy de Bibi y no me ha dicho nada? - ¿Desde cuándo te preocupa a ti una cosa como una reina?
- Eso... - Luffy se cubrió su rostro con el sombrero de paja y le dio la espalda a Nami. - Me lo dijo Sanji, que todo Rey debe tener a su lado a una gran reina.
- ¿Y tú has decido ya quién será la tuya?
- ¡Por supuesto!
- ¿Quién? - Preguntó Nami, sintiendo que el corazón se rompía en pedazos al imaginar a la desgraciada que le iba a robar el afecto de su capitán.
- ¡Sss! Es un secreto y no te lo pienso decir hasta que sea el rey de los piratas.
- ¡Monkey D. Luffy no puedes hacerme esto! ¿Es que no soy yo tu nakama?
- Sí, pero aún así no te lo voy a decir porque aún tengo que asegurarme de que mi reina acepte el reinado a mi lado.
- ¿Y no sabes si ella siente lo mismo?
- A veces cuando hablamos me da la sensación de que sí... - Luffy le dio la espalda nuevamente a su navegante. - Pero otras veces creo que soy demasiado joven, me ve sólo como un niño y no como un hombre.
- Aja... - Nami observó el rostro de su capitán y deseó echarse a llorar. La idea de que Bibi se quedase con Luffy le molestaba poco, porque si seguían navegando podría llegar a conseguir que su capitán se enamorara locamente de ella.
Pero por la descripción de adulta, Nami sintió que encolerizaba.
Nico Robin era la dueña de su corazón y no le parecía justo. Para empezar ella era muy mayor, y desde luego que era sexy y atractiva y cualquier hombre podía desear estar con ella, pero Luffy. ¿Por qué su capitán había mostrado su interés por esa niña demonio?
- Nami... - Luffy se acercó a su navegante, que temblaba de la cólera y la rodeó con un brazo. - Mejor que te vayas a tu camarote, hace frío. Ya me quedo yo de guardia.
- Luffy.
- ¿Sí?
- Cuando seas el rey de los piratas y todos los navegantes de los mares deseen ir contigo, ¿me abandonarás?
- ¿Por qué iba a hacer semejante tontería si tengo a la mejor navegante del mundo?
- Y cuando te cases con tu reina pirata, si ella desea que yo me vaya del barco, ¿me echarás?
- No creo que a mi reina pirata le vaya a molestar tu presencia, Nami. - Sonrió de forma pícara. - De hecho estoy convencido de que si mi reina pirata decide elegirme como su esposo, vas a ser fundamental en mi tripulación.
- ¿Seguro que no me dejarás sola?
- No, eres mi segunda nakama.
- En realidad soy la cuarta, me hice tu nakama después de Kokoyashi.
- Eres la segunda.- Dijo el capitán. - Porque nunca acepté tu renuncia.
- Luffy... gracias.
- ¿Por qué?
- Por hacerme tu nakama. - Contestó la navegante. - Me voy a pegar un baño caliente, que me duele todo el cuerpo después del entrenamiento.
- Nami, ¿por qué entrenas tan duro? - Preguntó el capitán. - ¿Es por qué crees que no sabré protegerte la próxima vez?
- Creí que ese punto había quedado aclarado, me entreno porque no quiero ser débil y además lo hago para poder proteger lo que más amo.
- ¿Los tesoros?
- ¡No seas bobo, no amo los tesoros! - Nami se sonrojó un poco. - Aunque me encantan.
- ¿Y qué es lo que más amas, Nami?
- ¡SSS! Es un secreto, como el nombre de tu reina pirata. - La navegante se alejó de su capitán.


Capítulo 2. El corazón de Nami al descubierto

Al entrar en el baño las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas, ardientes. El dolor que sentía le atravesaba el pecho y era tan doloroso como haber perdido a Bellemere. Algo en su corazón se estaba fragmentando y no sabía cómo calmar a su corazón desgarrado.
- Cuando me uní a esta tripulación lo hice por ti, porque me enamoré de tu fuerza de voluntad y porque eres único.
Pensé que nunca caería en las redes del amor, pero tú te cruzaste en mi vida y todo cambió. Los tesoros ya no eran para mí lo más importante, lo más valioso era tenerte a mi lado, vigilarte mientras estás subido en el mascaron para asegurarme de que no te caes, observar esa manera que tienes de engullir los alimentos e imaginarme qué se siente al ser explorada por tu boca y tu lengua de goma.
Todo lo que tengo en el mundo lo daría por una sola noche a tu lado, siendo tu reina.
Deseo la corona de reina pirata desde el momento en que te vi por primera vez derrotar a ese león por salvar el tesoro de Sushu y me encuentro que la corona tiene dueña.
Quería salvar a Robin porque es nuestra nakama y porque ella quería morir por protegernos, ahora ya no estoy muy segura de si esa decisión fue la correcta.
Estás tan lejos de mi alcance, Monkey D. Luffy, tan por encima de mis posibilidades y sin embargo no pienso renunciar a ti. Te seguiré a donde vayas, aunque Robin sea tu reina, nadie me va a separar de ti, jamás.
Nami salió de la ducha y se dirigió a la cubierta para echar un último ojo a su capitán.
Al llegar allí se encontró a Luffy inconsciente y uno de los Sichibukai capturándolo.
- ¡Luffy! - Gritó la navegante y cogió su Perfect Clima.
- ¿Pretendes enfrentarte a mí? - Le preguntó él. - Gata ladrona, tú no puedes vencerme. Soy uno de los siete sichibukai y ahora que me has visto tendré que matarte para que no despiertes a tus nakamas.
- ¡Zoro! ¡Sanji! ¡Robin! ¡Chopper! ¡Usoop! ¡Franky! ¡Brook! - Gritó la navegante. - Un sichibukai tiene a Luffy.
- En el interior del Sunny todos se despertaron ante los gritos de Nami.
- ¿Ha dicho que tienen a Luffy? - Preguntó Zoro y sacó sus espadas.
- ¡Lo ha dicho! - Franky cogió tres botella de coca y se cargó con ellas.
- ¡No vamos a permitir que se lo lleven! - Chopper cogió una rumble point y se la tragó de golpe.
- ¡Esos malditos Sichibukai! ¡No se van a cargar a nuestro capitán! - Usoop cogió su tirachinas Kabuto.
- Desde luego que no. - Contestó el último miembro de la tripulación, Brook, el músico.
- Robin se levantó de golpe y salió a la cubierta. Al llegar allí se encontró a doscientos hombres atacando a Nami y a Luffy atado en una red inconsciente.
- ¡Fata Morgana! - Exclamó la navegante. - ¡Atack at fifty! - Exclamó y el ataque derribó a cincuenta hombres.
- Robin se acercó a la red y al contacto supo que estaba hecha con Kairouseki, porque no tenía fuerza para liberarlo de ella y liberarse ella misma.
- ¿Piensas que podrás vencerme? - Le gritó el Sichibukai. - ¿Es que piensas que un ataque como ese va a salvarlo?
- ¡Tengo que intentarlo! - Dijo la Navegante. - ¡Thunderbolt atack at twenty! - Gritó Nami y su ataque derribó a otros veinte miembros de Sichibukai.
- ¡Perra te voy a matar! - Unos quince hombres rodearon a Nami y parecía que la iban a derrotar cuando las tres espadas de Zoro se interpusieron entre los dos.
- Así que nos atacáis por la noche porque no tenéis bastante poder para hacerlo por el día. - Murmuró el espadachín. - Tanto mejor para nosotros, estábamos aburridos después de asesinar a Gecko Moria y acabar con su Thriller Bark.
- ¿Habéis empezado la fiesta sin mí? - Sanji, pies negros, rodeó a un grupo y empezó a atacar.
- ¡Coup ************SPAM/BANNEAR************ vent! - Exclamó Franky y tiró a diez hombres al agua.
- ¡Kabuto! ¡Estrella de fuego! - Usoop venció a tres con su ataque y la pelea parecía mucho más reñida.
- ¡Cuánto tiempo sin enfrentarme a nadie con mi cuerpo completo! - Brook se acercó a los miembros del Sichibukai y sonrió. - Esto será muy divertido.
- Mientras sus camaradas se enfrentaban a los hombres del Sichibukai, Nami lo miró a él.
- No pienso dejar que te lleves a mi capitán.


Capítulo 3. La dura batalla de Nami

- ¿Y piensas atacarme? ¡Ja, ja, ja! No me hagas reír, no eres bastante fuerte para matar a un Sichibukai.
- ¡Lo soy! - Nami se acercó a Sichibukai y lo miró desafiante. - Me haré fuerte para proteger lo que más amo. - ¡Thunderbolt! ¡Atack ************SPAM/BANNEAR************ 220 rays! - Del perfect clima de Nami surgieron 220 rayos que el Sichibukai consiguió desviar sin ningún daño.
- ¿Ese es todo tu patético ataque? ¡No me hagas reír!
- ¡Cold bolt! - Una bola de hielo surgió del Perfect Clima, pero el Sichibukai lo esquivó también.
- ¿Tienes algo más?
- ¡Bolt ************SPAM/BANNEAR************ fire! - Nami contraatacó al Sichibukai, pero él le lanzó un puñal a su pecho.
- Gatita ladrona, no tienes nada que hacer contigo.
- No me menosprecies, Sichibukai. También soy un miembro de los Sombreros de Paja y soy poderosa. - Nami se arrancó el puñal del pecho y caminó hacia el Sichibukai.
- ¡Te voy a devorar! - Musitó el Sichibukai.
- ¡Fata Morgana Miracle! - La navegante no cedió un pasó y el Sichibukai se vio rodeado por cien Namis.
- ¿Qué demonios?
- El Perfect Clima predice una lluvia tormentosa, con algunos rayos y truenos que destrozarán esa maldita red para que mi capitán pueda luchar.
- ¡Ja, ja, ja! Eso es sólo un reflejo, ninguna de estas figuras es real. Es sólo un espejismo.
- El perfect clima nunca se equivoca. - Nami lanzó un ataque. - ¡Thunderbolt cold! ¡Thunderbolt hot! ¡Thunderbolt rain! - Del perfect clima de Nami surgieron los tres poderes y entre los tres lograron deshacer la red que tenía atrapada a Luffy y a Robin.
- ¿Qué...? - El Sombrero de Paja abrió los ojos y se encontró a sus nakamas en una lucha a muerte. Vio al Sichibukai que lo había atacado, lanzándose contra Nami e hirvió de furia.
- ¡Hijo de puta aleja tus manos de mi navegante! - Luffy fue hacia el Sichibukai y se asombró al ver a Nami, prácticamente desangrándose. - ¡Nami, Nami! - El hombre de goma miró a Sichibukai. - Por esto no te voy a perdonar. - Gomu, gomu no...
- ¡Esta es mi lucha! - Se quejó la navegante. - No te metas, Luffy.
- ¿Estás loca? ¡Es un Sichibukai!
- Es mi batalla. Has dejado a todos que peleen en la suya y esta es la mía. Ayuda a los demás.
- Nami, tú no puedes...
- Si no soy capaz de defender lo que más amo no merezco vivir. ¡Aléjate, capitán!
- Pero...
- ¡Si no te alejas me iré de tu tripulación! - Nami miró a su capitán desafiante y Luffy se asombró por la mueca de determinación que tenía en su rostro.
- Déjala, Luffy. - Zoro detuvo a su capitán. - Esta es la batalla de Nami.
- ¡Nami-swan! ¿Te has vuelto loca? ¡Yo te protegeré!
- ¡Dejadme pelear por mí misma! - Gritó la navegante encolerizada. - Ningún Sichibukai me va a arrebatar lo que más amo.
- Nami... - Chopper observó las heridas de su nakama. - Estás sangrando mucho.
- Luego me curas. ¡Atentos a vuestras espaldas, os van a derrotar por gilipollas y no os lo pienso perdonar!
- El grupo de sombrero de paja se dio la vuelta y peleó contra los enemigos que salían por todas partes. Todos acabaron pronto el trabajo, especialmente el capitán. Que de una gomu, gomu, gatoringa se cargó a los cien tripulantes del Sichibukai que se quedaban en pie.
Se paró en la cubierta para observar a Nami. Vio fiereza en su rostro y sintió como el corazón se agitaba en su interior.
Como Nami muera, Sichibukai, juro que te arrancaré hasta la última tira de tu piel y me comeré tus trozos.
Ella será mi reina pirata y ni tú, ni nadie, me lo va a impedir.
- ¿Mis hombres? - Sichibukai miró a su alrededor y se encontró a toda su tripulación diezmada. Todos ellos habían sido arrojados al mar y un grupo de tiburones se estaba dando un festín con sus cadáveres.
- ¡Por tu culpa! - El Sichibukai fue hacia Nami y la agarró del cuello. - ¡Te mataré!
- ¡Thunderbolt atack ************SPAM/BANNEAR************ 100000 Kw! - Exclamó Nami y el ataque dio al Sichibukai de pleno.
- ¿Desde cuándo es tan poderosa el arma de Nami? - Preguntó Franky a Usoop.
- No tengo ni idea... - Contestó el aludido. - Yo jamás le enseñé a utilizarla así.
- ¡Zorra estúpida! ¡Este ataque te va a costar la muerte! - El Sichibukai se levantó y agarró de nuevo a Nami por el cuello.
- ¡No me vencerás, desgraciado! - Nami miró al perfect clima y gritó. - ¡Viento huracanado, perfect clima! - Del Perfect clima surgieron una ráfaga de aire frío y una ráfaga de aire caliente que elevaron a Nami por los aires. - ¡Guao esto es asombroso!
- ¿Has sido capaz de inventar un arma así? - Preguntó Sanji a Usoop.
- Pues... creía que sí, pero Nami ha tenido que retocarlo seguro...
- ¡Nuestra navegante es la ostia! - Murmuró Franky. - ¿Se casaría con un cyborg?
- ¡Idiota! - Luffy le dio un puñetazo a Franky y él se cayó al suelo. - Nami no es para ti.
- ¿Qué? - Brook, Usoop, Zoro, Robin, Sanji y Chopper miraron a su capitán. - ¿Para quién es entonces?
- Es mi reina pirata. - Afirmó el capitán y el resto de la tripulación vio determinación en la mirada de su capitán.
- Eso será si ella quiere... - Dijo Sanji como quien no quiere la cosa.
- Y querrá, Cocinero-kun. - Robin sonrió a la mujer que luchaba contra un Sichibukai. - Por eso se ha vuelto tan fuerte, una reina pirata no sería digna sino fuera tan poderosa como su rey.
- ¿Qué demonios? - El sichibukai observaba a Nami luchar. - ¡Maldita sea sólo ofrecen 16 millones de Beri por tu cabeza! ¡Jamás pensé que serías tan fuerte! - Dijo y le clavó un nuevo puñal en el otro lado del pecho.
- Eso te pasa por menospreciar a la navengante de la banda de los Sombreros de Paja. - Nami se arrancó el puñal, luego se colocó frente al Sichibukai y miró a su Clima. - ¡Fata Morgana Mirror! - Doscientas Nami rodearon al Sichibukai que las miró perplejo. - ¡Thuderbolt ************SPAM/BANNEAR************ Fire! - De las doscientas Nami surgieron ataques de fuego que quemaron al Sichibukai.
- ¿Qué demonios es esto? - El sichibukai se lanzó al océano. Una vez se quitó las llamas que rodeaban su cuerpo regresó al Sunny y atacó a Nami por dentrás, clavándole un puñal en la espalda.
- ¡Ahora sí que me he cabreado! - Gritó la navegante. - Te arrepentirás de lo que has hecho.
- Si apenas te puedes mantener en pie, ríndete y puede que te salve la vida y te deje unir a los Sichibukai.
- ¡Soy un miembro de Mugiwara! - Nami hizo un último esfuerzo y se levantó. - ¡Thunderbolt Impact Dial! - Exclamó la mujer y el Sichibukai cayó al suelo, vencido por la gatita ladrona.
- ¿Cómo es posible? - Preguntó antes de cerrar los ojos para siempre.
- Tengo que proteger lo que más amo... - Contestó la navegante y antes de que cayera al suelo los brazos elásticos de su capitán la recogieron.
- ¿Nami? - Preguntó él.
- ¡Déjamela a mí! - Chopper sacó a su capitán de en medio y se llevó a su navegante a la enfermería. - Os llamaré cuando esté mejor. - Dijo antes de cerrar la puerta.
- ¿Ha hecho un ataque con un Impact Dial? - Se sorprendió Zoro.
- Con el perfect clima... - Comentó Sanji.
- Le vendí un par de ellos, pero jamás pensé que los supiera engarzar tan bien al Perfect Clima. - Explicó Usoop.
- Creo que ahora debería llamarse el Invincible Clima.- Murmuró Robin. - Esa mujer nunca dejará de sorprenderme.
- Se ha cargado a un Sichibukai ella sola... - Franky miró a sus amigos perplejos. - Es... es... ¡SUPERRRRRRRRRRR NAMI!
- Y yo que pensaba que lo había visto todo entre mis dos vidas... - Brook sonrió a sus amigos. - Ahora ya sí puedo decir que lo he visto todo en mis dos vidas.
- ¿Se pondrá bien? - El capitán se encogió y miró a sus nakamas preocupados.
- Por supuesto que sí, Luffy. - Robin acarició la cabeza de su capitán con afecto. - Será una reina pirata magnífica.
- Es más fuerte que un Sichibukai. Se recuperará. - Zoro sonrió a su capitán. - Pero haz valer tu poder como capitán y entra en la enfermería con ella, a pesar de Chopper.
- ¡Robin-swan! ¡Ahora que Nami-swan va a ser la reina pirata te puedo amar sólo a ti!
- Iré a verla. - Luffy se alejó de sus camaradas y fue a la enfermería. Al entrar vio dos cicatrices debajo del pecho de Nami y una en la espalda, perfectamente suturadas por Chopper.
- ¡Os dije que ya os avisaría!
- Soy el capitán y me voy a quedar aquí.
- ¡Soy el médico y te digo que no!
- Lu... Lu... ffy... - Murmuró la navegante.
- Estoy contigo, Nami. - El capitán tendió su mano a su navegante y Chopper decidió que era el momento de dejarlos solos.
Ya había curado la mayoría de las heridas de Nami y con los poderosos antibióticos de Kureha para casos de extrema gravedad el dolor se le pasaría en dos semanas con un poco de suerte.
- ¿Te... han... herido? - Preguntó ella.
- No, estoy perfectamente.
- Menos... mal...
-¡SSS! No hables, no te esfuerces.
- Pensé... que... no... podría... protegerte...
- Lo hiciste muy bien, mi navegante. - Murmuró el capitán y besó la frente de su nakama. - Pero ahora descansa.
- Lu...ffy... no... me... dejes... aquí... sola.
- No te dejaré, te lo prometo.
- Gracias... - Dijo la navegante y cerró los ojos pesadamente. Se quedó dormida, pero con la mano de su capitán firmemente aferrada a la suya.


Capítulo 4. El Rey y la Reina Pirata

Durante cuatro días, Nami estuvo bañada en fiebre y en ese tiempo el capitán no se había movido de su lado salvo para ir al baño. Había dejado de comer y se pasaba las horas angustiado por el estado de Nami.
Esa mañana sintió una mano apretando la suya y abrió los ojos.
- ¿Nami?
- Luffy... - Nami sonrió a su capitán y le miró a los ojos. - No te has levantado de mi lado, ¿verdad?
Incluso cuando estaba bañada en fiebre sentía tu presencia a mi lado.
- Te prometí que no te dejaría sola.
- Gracias por cuidar de mí, capitán.
- Nami... esta vez me preocupaste verdaderamente.
- ¡Bah, sólo era un Sichibukai!
- Pudiste morir.
- Si no puedo proteger lo que más amo, merezco la muerte.
- ¿Qué puedes amar más que tu vida, Nami?
- La tuya. - Contestó la navegante.
- ¿La mía? - Luffy contempló el rostro de Nami y le acarició la mejilla. - Para mí es mucho más importante que tú te mantengas a salvo, ¿sabes?
No puedo permitir que nada malo le ocurra a mi amada reina pirata, si vamos a surcar los siete mares juntos me gustaría que no te arriesgaras tanto.
- ¿Has dicho amada reina pirata?
Creo que debo estar delirando todavía...
- Eres mi amada reina pirata, Nami. Creí que ya lo sabías.
- ¿Cómo demonios lo iba a saber, cerebro de goma? ¡Tú nunca me lo ha dicho! - Se encolerizó la navegante. - Pensaba que era Robin.
- Yo a veces creía que sentías lo mismo, pero con Sanji rodeándote y tú dejándote amar... pues pensé...
- ¡Cerebro de goma inútil! Cómo voy a estar yo enamorada de Sanji, a ver.
No puedo amar a nadie más que a ti, ¡capitán atontado! - Nami se incorporó de la cama y sonrió a Luffy. - ¿Cómo voy a amar a otro hombre si vi cómo te enfrentabas a un león sólo por salvar el tesoro de Sushu?
- ¿Te enamoraste de mí por salvar el tesoro de Sushu? ¡Vaya, qué decepción... pensé que lo habrías hecho por mi innegable instinto animal!
- ¿Puedes bromear sobre algo tan serio? - Nami se incorporó más de la cama y miró a Luffy. - ¿Qué más caras tienes ocultas, Monkey D. Luffy?
Pensaba que nada me podría sorprender, que era tremendamente bobo y de vez en cuando sueltas frases muy inteligentes... - Nami acarició la mejilla de Luffy y posó su dedo por debajo de la cicatriz de su ojo. - Te amo, aunque tengas el cerebro de goma y me vuelvas loca con tus juegos de niño pequeño.
- Y yo a ti. - Luffy acercó su boca a la de Nami y la besó suavemente. - Porque demostraste que podías proteger lo que más amas y porque cuando seamos el Rey y la Reina pirata, seremos invencibles.
Porque desde el instante en que te vi por primera vez supe que tú serías mi reina, sin importarme a todo lo que tendría que enfrentarme por lograrlo.
Por eso pateé a Arlong en donde más de dolía, nadie hiere a mi amada reina pirata y se queda invicto.
- ¿Me puedes sacar de esta cama, Luffy? - Nami miró a su capitán. - Estoy cansada de estar tumbada, pero no me puedo mover por mí misma.
- Sí. - Luffy tomó a Nami en brazos y la llevó a la cubierta. Al llegar los dos se encontraron a todos sus nakamas en sus quehaceres diarios.
- Nuestra navegante ha despertado. - Dijo el capitán y todos los demás dejaron lo que estaban haciendo para mirar a la reina pirata, sentada sobre el regazo de su rey, que la protegía entre sus brazos como si fuera el propio One Piece.
- ¡Nami-reina pirata te voy hacer una comida muy nutritiva! - Sanji abandonó la cubierta y fue hacia la cocina.
- Ten. - Franky le ofreció la eternal poge. - He tenido que guiar yo el barco, pero ahora que estás despierta es mejor que recuperes tu lugar.
- Toma, Nami. - Robin le ofreció a la navegante un montón de mandarinas que arrancó del mandarino. - Con ellas seguro que te recuperas antes.
- ¡No deberías estar aquí! ¡Vuelve ahora mismo a la enfermería! - Protestó Chopper.
- Como tu futura reina pirata... - Nami se sonrojó al escuchar las palabras de su boca. - Me niego a obedecerte, estoy en brazos de mi Rey y él me cuidará bien.
- Sin duda. - Brook sonrió a la pareja. - Sois unos reyes muy fuertes. - ¡Qué increíble poder el de tu Perfect Clima! Le he hecho unas reparaciones además de las que ya le habías hecho tú y ahora es el Invincible Clima Atack!
- Gracias, Usoop. - Nami sonrió a su camarada y apoyó la cabeza sobre el pecho de Luffy. - Tengo algo de sueño, pero por favor, no me lleves a enfermería... Quiero dormir en tus brazos, al aire libre.
- Sea, mi reina. - Dijo Luffy y abrazó el cuerpo de su navegante con suavidad. - Traed una manta, por favor.
- Los nakamas lo hicieron y la futura reina durmió en brazos de su futuro rey durante más de dos horas.

CINCO AÑOS MÁS TARDE
Después de esa batalla hubo muchas otras y a los cinco años, Monkey D. Luffy se convirtió en el Rey de los Piratas como siempre había querido.
Esa misma noche, en el Sunny, todos los Nakamas de Sombrero de Paja asistieron al feliz matrimonio entre el Rey y la Reina de los Piratas.
Luffy devolvió su sombrero a Shanks, pero él se lo obsequió como regalo de bodas y le explicó que ese sombrero había sido de Gold D. Roger.
El recién nombrado Almirante Garp, Koby, Hemelppo, Smoker, Tasighi Roronoa, y tres guardias de su escolta personal asistieron al enlace.
Ace, el pirata gobernante de la parte sur de Grand Line, que había sustituido a su jefe Barbablanca, asistió como padrino.
Monkey D. Dragon fue el capitán que ofició el Matrimonio y como regalo para los recién casados les entregó un tesoro valorado en mil millones de Beris.
Muchos otros amigos asistieron al enlace.
Todo el pueblo de Kokoyashi, Villa Fucsia, el restaurante marítimo Baratie y el clan de los Dadan al completo.
Cuatro gigantes, una ballena, Kaya, Merry, los miembros de la Gallery, gente que bajó de la isla del cielo, piratas de todos los mares que asistieron para felicitar a los recién nombrados Reyes, una bruja de 145 años, el rey Dalton, dos monos gigantes, un hombre cuyo antecesor había sido considerado un mentiroso por hablar de una ciudad de oro, la Reina Bibi, su padre el Rey Cobra, Kozha, Pelu, el jefe de la escolta real e Igarapoi y esposa, además de muchos otros.
La boda duró cuatro semanas y un par de años después nacieron los mellizos Bellemere D. Monkey y Gold D. Monkey, los príncipes piratas.




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