http://blogs.rtve.es/retiario/2010/6/18/lo-peor-puede-pasar-el-golfo-mexico
Lo peor que puede pasar en el Golfo de México
por Pepe Cervera el 18 Jun 2010 | URL Permanente
Lo peor que puede pasar en el Golfo de México
por Pepe Cervera el 18 Jun 2010 | URL Permanente
Hay una situación, chistes aparte, que podríamos calificar como la peor posibilidad para el vertido que se está produciendo en el Golfo de México tras la explosión de la plataforma de perforación Deepwater Horizon. Algo que, de ocurrir, supondría en la práctica una catástrofe difícil de imaginar. Y que según algunas fuentes se estaría produciendo ya, en este mismo instante: el colapso de la estructura del pozo. Si se confirman los rumores que han puesto en circulación fuentes anónimas (pero aparentemente bien informadas) en foros donde saben de lo que se habla, estaríamos ante una situación de imposible control y de consecuencias difíciles de imaginar.
Para entender la situación hay que explicar la estructura de un pozo petrolífero profundo como el que falló y desde entonces vierte petróleo al mar. La perforadora hace un agujero en la roca dentro del cual se coloca una camisa, que es una tubería metálica por la cual fluirá el petróleo cuando el pozo esté operativo. En el extremo superior de esta camisa se instala un sistema de control llamado 'Blownout Preventer' (BOP, evitador de vertidos), cuya misión es bloquear el paso del petróleo en caso de problemas, taponando la tubería. Para asegurar la integridad estructural y para evitar fugas entre la camisa y la roca se rellena este espacio con un tipo especial de cemento. De este modo se sella cualquier posible fuga a través de la roca y se cimenta la cabecera del pozo, que puede pesar pesan hasta 450 toneladas. Este sellado es una operación delicada que acababa de terminar cuando se produjo la explosión, y que tal vez no se realizó correctamente.
Tras el accidente las fugas estaban concentradas en la cabecera del pozo y en tramos de tubería entre la cabecera y la superficie. Esto hizo posible recoger parte del petróleo que se escapaba, puesto que las fugas eran pocas y puntuales, e incluso tratar de taponar las fugas. El problema es que el petróleo y el gas están presurizados, por lo que taponar la cabecera del pozo aumenta la presión en la tubería que está dentro del lecho marino. Y, según los comentarios publicados (y ampliamente discutidos) en un foro de The Oil Drum, el tubo en su tramo subterráneo da señales de estar dañado. Lo cual significa que está escapando petróleo entre la camisa (la tubería) y la roca circundante. Lo cual es la peor de las noticias.
Si la estructura subterránea del pozo está dañada no se podría taponar la fuga en la cabecera, porque esto aumentaría la presión y aumentaría las fugas subterráneas. En esta zona el gas y el petróleo que escapan entre la camisa y la pared de la roca erosionan y rompen la roca, lo que puede desestabilizar la misma estructura del pozo. En el peor de los casos el daño en el fondo dejará sin apoyo a la cabecera del pozo, que puede vencerse (por su propio peso) y destruir lo que queda de tubería. Si esto ocurre tendremos una conexión directa entre el fondo del mar y un yacimiento repleto de petróleo, sin modo alguno de controlar el flujo: el vertido se extendería por grietas y fracturas dispersas en el fondo marino haciendo también imposible recoger el petróleo que escapa. Esencialmente el Golfo de México estaría muerto.
Porque de confirmarse éste, el peor de los casos, podríamos estar hablando de al menos 150.000 barriles de petróleo diarios vertiéndose al mar durante meses o años, ya que las fugas serían imposibles de detener. Si los pozos de alivio no llegan a tiempo la destrucción de la parte subterránea de la perforación dañada será irreversible. En este caso estaríamos hablando de un vertido incontrolable que duraría hasta que se agotara el petróleo presurizado en el yacimiento: tal vez años. Según los comentarios de los especialistas en The Oil Drum, estamos en una carrera entre los pozos de alivio y el colapso de la perforación dañada. Si este colapso se produce antes de la llegada de los pozos de alivio, estaremos en la peor de las situaciones posibles: una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia.
Para entender la situación hay que explicar la estructura de un pozo petrolífero profundo como el que falló y desde entonces vierte petróleo al mar. La perforadora hace un agujero en la roca dentro del cual se coloca una camisa, que es una tubería metálica por la cual fluirá el petróleo cuando el pozo esté operativo. En el extremo superior de esta camisa se instala un sistema de control llamado 'Blownout Preventer' (BOP, evitador de vertidos), cuya misión es bloquear el paso del petróleo en caso de problemas, taponando la tubería. Para asegurar la integridad estructural y para evitar fugas entre la camisa y la roca se rellena este espacio con un tipo especial de cemento. De este modo se sella cualquier posible fuga a través de la roca y se cimenta la cabecera del pozo, que puede pesar pesan hasta 450 toneladas. Este sellado es una operación delicada que acababa de terminar cuando se produjo la explosión, y que tal vez no se realizó correctamente.
Tras el accidente las fugas estaban concentradas en la cabecera del pozo y en tramos de tubería entre la cabecera y la superficie. Esto hizo posible recoger parte del petróleo que se escapaba, puesto que las fugas eran pocas y puntuales, e incluso tratar de taponar las fugas. El problema es que el petróleo y el gas están presurizados, por lo que taponar la cabecera del pozo aumenta la presión en la tubería que está dentro del lecho marino. Y, según los comentarios publicados (y ampliamente discutidos) en un foro de The Oil Drum, el tubo en su tramo subterráneo da señales de estar dañado. Lo cual significa que está escapando petróleo entre la camisa (la tubería) y la roca circundante. Lo cual es la peor de las noticias.
Si la estructura subterránea del pozo está dañada no se podría taponar la fuga en la cabecera, porque esto aumentaría la presión y aumentaría las fugas subterráneas. En esta zona el gas y el petróleo que escapan entre la camisa y la pared de la roca erosionan y rompen la roca, lo que puede desestabilizar la misma estructura del pozo. En el peor de los casos el daño en el fondo dejará sin apoyo a la cabecera del pozo, que puede vencerse (por su propio peso) y destruir lo que queda de tubería. Si esto ocurre tendremos una conexión directa entre el fondo del mar y un yacimiento repleto de petróleo, sin modo alguno de controlar el flujo: el vertido se extendería por grietas y fracturas dispersas en el fondo marino haciendo también imposible recoger el petróleo que escapa. Esencialmente el Golfo de México estaría muerto.
Porque de confirmarse éste, el peor de los casos, podríamos estar hablando de al menos 150.000 barriles de petróleo diarios vertiéndose al mar durante meses o años, ya que las fugas serían imposibles de detener. Si los pozos de alivio no llegan a tiempo la destrucción de la parte subterránea de la perforación dañada será irreversible. En este caso estaríamos hablando de un vertido incontrolable que duraría hasta que se agotara el petróleo presurizado en el yacimiento: tal vez años. Según los comentarios de los especialistas en The Oil Drum, estamos en una carrera entre los pozos de alivio y el colapso de la perforación dañada. Si este colapso se produce antes de la llegada de los pozos de alivio, estaremos en la peor de las situaciones posibles: una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia.