Fitzroy
ANÓNIMO
Todo comenzó con una foto. Un anuncio clasificado de servicio sexual.
Era la mujer sexualmente perfecta para mí, de curvas grandes y una mente perversa en perfecta armonía con amabilidad y ternura.
Hablamos poco y no pasó mucho tiempo para descubrir que existía química entre ambos, o se trataba de una persona sumamente profesional en su campo.
Acordamos vernos en el centro de la ciudad, llevaba puesta una ropa ligera. Una enagua corta que dejaba ver sus piernas torneadas y gruesas además de la redondez de sus nalgas y una diminuta ropa interior.
Ella es del tipo de mujer que muchos dirían que es vulgar, que no se respeta por vestir así. La verdad he escuchado muchos comentarios de personas que se expresan así de las mujeres y los adjetivos pueden seguir.
No me importaba para nada, era para mí la cosa más exquisita que había visto. Sentía la incomodidad por no controlar mi ereccion, simplemente con verla, sentía como mi ropa interior de humedecía de lo que está mujer me hacía sentir con solo verla. No podía aguantar el deseo de apretar ese cuerpo contra el mío.
Pasamos a buscar un lugar para tomar algo y conversar, algo discreto con cierta privacidad aprovechando que el lugar estaba con pocos clientes. Sentados conversando, muy agradable conversación por cierto, no podía evitar ver ese escote que dejaba poco a la imaginación, obviamente notaba que estaba hambriento de lujuria y disimuladamente se subía poco a poco falta hasta dejar ver esa tanguita pequeñita apretando su rica vagina.
No soy del tipo de hombre que le gusta el sexo simple, del que no se preocupa preparar el momento adecuado para gozar del acto, inclusive tratándose de una trabajadora sexual. Para mí ella era lo más deseable. Quería arrancarle la ropa ahí mismo y que se sentará sobre mi, y como estábamos en público y eso lo hacía aún más excitante.
No pasó mucho tiempo cuando me acerqué y pude besar su boca, unos labios suaves y carnosos que hicieron que me pusiera aún más duro. Luego bese su oreja pasando ligeramente la lengua hasta bajar por su cuello. Me encanta recordar cómo aceleraba su respiración y se retorcía en su silla.
No aguantaba las ganas y muy sutilmente, esperando pasar inadvertido ante la vista de los pocos que estaban presentes me incline para abrir sus y piernas. Ella me decía que me controlará pero pude ver cómo se había empapado. No me importaba el lugar donde estaba y separando sus piernas pude sentir un olor simplemente delicioso lo que provocó mi acompañante soltara un gemido que trato de disimular.
Salimos del lugar ante la vista de la gente que miraban, unos con ojos de admiración y de descaro.
Ya en el motel se me acercó y se sentó sobre mi. Le pedí por favor que no se quitara la ropa, quería sentir la tela de esa enaguita cuando le agarrara esas nalgas que aún me hacen agua la boca. Que pusiera mi cara entre sus pechos y morder sus pezones y hacerla sentir bien rico.
Me bajo los pantalones y comenzó a chuparme como si su vida dependiera de hacerlo y de hacerlo bien. Pude hacer que se volteara para comerme esa vagina deliciosa, me encantaba ver cómo se perdía ese hilo entre las nalgas tan ricas.
La mame tan rico pues era algo que deseaba hacerle desde hace mucho. Chuparla desde arriba hasta abajo separándole los labios con mi lengua desde abajo hasta arriba hasta que pude un fuerte grito y un delicioso squirt me avisaron que había llegado a su climax.
Me tomó fuerte acostándome se puso sobre mi. Empezó a moverse dispuesta a sacar hasta la ultima gota que hubiera de mi cuerpo. Gritaba de placer pues le encantaba, sentía como todo su peso estaba contra el mío haciendo que le entrara completamente y yo sintiendo como todo sus jugos bajaba por mis piernas.
Se quejaba riquísimo, y no paraba de decirme lo rico que sentía tener ese pene todo adentro lo que hizo que no aguantará mucho y saliera toda la leche de mi.
Debo decir que fue del mejor sexo que pude haber experimentado, no pensar las consecuencias y simplemente dejarse llevar por el deseo y ser consumido por la lujuria aunque sea una sola vez, totalmente sin límite. Como en un sueño.
Deseando poder verla otra vez
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Era la mujer sexualmente perfecta para mí, de curvas grandes y una mente perversa en perfecta armonía con amabilidad y ternura.
Hablamos poco y no pasó mucho tiempo para descubrir que existía química entre ambos, o se trataba de una persona sumamente profesional en su campo.
Acordamos vernos en el centro de la ciudad, llevaba puesta una ropa ligera. Una enagua corta que dejaba ver sus piernas torneadas y gruesas además de la redondez de sus nalgas y una diminuta ropa interior.
Ella es del tipo de mujer que muchos dirían que es vulgar, que no se respeta por vestir así. La verdad he escuchado muchos comentarios de personas que se expresan así de las mujeres y los adjetivos pueden seguir.
No me importaba para nada, era para mí la cosa más exquisita que había visto. Sentía la incomodidad por no controlar mi ereccion, simplemente con verla, sentía como mi ropa interior de humedecía de lo que está mujer me hacía sentir con solo verla. No podía aguantar el deseo de apretar ese cuerpo contra el mío.
Pasamos a buscar un lugar para tomar algo y conversar, algo discreto con cierta privacidad aprovechando que el lugar estaba con pocos clientes. Sentados conversando, muy agradable conversación por cierto, no podía evitar ver ese escote que dejaba poco a la imaginación, obviamente notaba que estaba hambriento de lujuria y disimuladamente se subía poco a poco falta hasta dejar ver esa tanguita pequeñita apretando su rica vagina.
No soy del tipo de hombre que le gusta el sexo simple, del que no se preocupa preparar el momento adecuado para gozar del acto, inclusive tratándose de una trabajadora sexual. Para mí ella era lo más deseable. Quería arrancarle la ropa ahí mismo y que se sentará sobre mi, y como estábamos en público y eso lo hacía aún más excitante.
No pasó mucho tiempo cuando me acerqué y pude besar su boca, unos labios suaves y carnosos que hicieron que me pusiera aún más duro. Luego bese su oreja pasando ligeramente la lengua hasta bajar por su cuello. Me encanta recordar cómo aceleraba su respiración y se retorcía en su silla.
No aguantaba las ganas y muy sutilmente, esperando pasar inadvertido ante la vista de los pocos que estaban presentes me incline para abrir sus y piernas. Ella me decía que me controlará pero pude ver cómo se había empapado. No me importaba el lugar donde estaba y separando sus piernas pude sentir un olor simplemente delicioso lo que provocó mi acompañante soltara un gemido que trato de disimular.
Salimos del lugar ante la vista de la gente que miraban, unos con ojos de admiración y de descaro.
Ya en el motel se me acercó y se sentó sobre mi. Le pedí por favor que no se quitara la ropa, quería sentir la tela de esa enaguita cuando le agarrara esas nalgas que aún me hacen agua la boca. Que pusiera mi cara entre sus pechos y morder sus pezones y hacerla sentir bien rico.
Me bajo los pantalones y comenzó a chuparme como si su vida dependiera de hacerlo y de hacerlo bien. Pude hacer que se volteara para comerme esa vagina deliciosa, me encantaba ver cómo se perdía ese hilo entre las nalgas tan ricas.
La mame tan rico pues era algo que deseaba hacerle desde hace mucho. Chuparla desde arriba hasta abajo separándole los labios con mi lengua desde abajo hasta arriba hasta que pude un fuerte grito y un delicioso squirt me avisaron que había llegado a su climax.
Me tomó fuerte acostándome se puso sobre mi. Empezó a moverse dispuesta a sacar hasta la ultima gota que hubiera de mi cuerpo. Gritaba de placer pues le encantaba, sentía como todo su peso estaba contra el mío haciendo que le entrara completamente y yo sintiendo como todo sus jugos bajaba por mis piernas.
Se quejaba riquísimo, y no paraba de decirme lo rico que sentía tener ese pene todo adentro lo que hizo que no aguantará mucho y saliera toda la leche de mi.
Debo decir que fue del mejor sexo que pude haber experimentado, no pensar las consecuencias y simplemente dejarse llevar por el deseo y ser consumido por la lujuria aunque sea una sola vez, totalmente sin límite. Como en un sueño.
Deseando poder verla otra vez
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