Desde siempre he sabido que tengo una gran afinidad hacia el rol de sumisa en el sexo sin embargo no había tenido mucho chance de explorar ese mundo hasta que llegó Roberto. Beto es aquel muchacho del que les había contado. Lo conocí por tinder y terminamos cogiendo en la misma primer cita, sin dudas el mejor sexo de mi vida hasta ese día.
Es que la verdad, para ser justa, he tenido muy pocas malas experiencias, sin embargo, lo que pasa con Beto es que, el mae se deja ir conmigo, sé que aunque probablemente no sea la única con la que coge puede que yo sea con la que más libertad siente.
Actualmente tenemos una relación de fuck buddies, horas antes de vernos empezamos a sextear, yo le digo del humor que ando ese día y lo que quiero que me haga, lo que le quiero hacer y viceversa. La cuestion es que en una de las habituales conversaciones calientes previas al encuentro le dije a Beto que quería que me sometiera, más que de lo de costumbre. Y es que era precisamente lo que quería. Hay algo que encuentro demasiado excitante en un hombre dominante, que se imponga y que se vuelva loco de placer, de satisfaccion con mi cuerpo.
Roberto llegó ese día al motel con un bolso más grande de lo usual, pero la verdad no le presté mucha atención. Cuando nos vimos, fue un saludo usual un beso común, yo puse mi bolso en el sillón, el llegó por detrás, me abrazó y me dijo: "Entonces quiere que la discipline hoy" mientras pasaba las manos por todo mi cuerpo. Mi reacción autmática fue asentir con la cabeza, levantar el trasero un poco más resultado de un escalofrío que pasó todo mi cuerpo. Con un tono más dulce me dijo que ibamos a jugar y que si no me gustaba que se lo dijera.
Aun con eso que me dijo no me imagine lo que iba a pasar. Comenzó tocarme y quitarme el vestido, cuando quise quitarme los zapatos, me agarró las menos y me dijo que no me había dado permiso. entonces me los dejé puestos. Me dijo que esperara mientras buscaba algo en el bolso, volvió con un par de corbatas de las escogió una y me amarró las manos delante y una vez que hizo eso, puso una de las almohadas en el piso y me dijo que me arrodillara ahí. Me quitó el brassiere, me agarró fuerte los pechos y los abofeteó un poco y me puso un dedo en la boca para que lo chupara.
Después de eso me besó y puso su mano dentro de mi ropa interior y me acaricio el clitoris. Se puso de pie, y comezó a desnudarse mientras me veía, arrodillada frente a él con las manos amarradas y cara de deseosa.
Después de haberse desnudado se acerco a mi mientras se masajeaba el pene, me pidio que sacara la lengua, evidentemente yo lo hice sin dudar. Con una de sus manos en mi cabeza y la otra en el pene comenzó a pasar la punta por mi lengua preguntándome si quería chuparsela; yo sólo hacía gestos con la cabeza porque no estaba muy segura de como reaccionar a esas alturas. Beto comenzó entonces a pasar su pene por mis labios, y a meterlo poco a poco en mi boca, yo con las manos amarradas una con la otra las levanté, comencé a masajearle los testiculos pero una vez más me dijo que no tenía permiso para hacer eso y que a causa de mi mal comportamiento me iba a tener que castigar. Esta vez puso sus dos manos en mi cabeza y empezó a moverse como si penetrara mi boca. Primero lo hizo muy suave, conforme lo hacía varíaba la velocidad, cuando lo hacía rápido paraba un poco y lentamente metía todo su pene hasta que me llegara lo más profundo que pudiera aunque aun lo hacia con delicadeza yo empujaba mi cabeza para que llegara hasta donde no pudiera más. Me salían lagrimas porque hasta respirar me costaba, pero lo veía a los ojos mientras metía su pene duro en mi boca. Con el labial corrido y con una media sonrisa de maldad esperando que me metiera otra vez el pene me sentía como la más sucia pero no sabía que lo mejor estaba por venir.
Me ayudó a ponerme de pie y acostarme en la cama, me quitó la ultima pieza de ropa interior que me quedaba, y me abrió las piernas, me separó mis labiecitos carnosos y pasó su lengua de abajo hacia arriba, paró un momento y fue nuevamente al bolso de donde había sacado las corbatas (que al final creo que es la versión adulta de la Barney Bolsa) sacó esta vez varias cosas que no había entendido hasta que las puso en uso. Puso todo en la mesa a la par de la cama, comenzó a besarme el cuello y los pechos y cuando tenía los pezones lo más duro posible estiró la mano y con mucha delicadeza puso una prensa de ropa en mis pezones, al ver mi cara de placer me agarró del cuello, y me dijo "Voy a enseñarle a portarse bien" y yo como ya estaba enchamucada le dije que me parecía que no iba a poder. Entonces me agarro la cara con la otra de sus manos, y la que tenía en el cuello pasó a abofetearme los pechos, después me dijo "Tiene que portarse bien sino no le doy picha". Esa última frase me volvió loca, entonces le dije que me iba a portar bien que me dijera qué tenía que hacer para que me cogiera. Me volvió a abrir las piernas y comenzó a darme sexo oral. Lo más rico del sexo oral de beto es que lo disfruta, no le importa quedar con toda la cara mojada. Comenzó a succionar mi clitoris y a pasar su lengua de abajo a arriba, y metiendo los deditos en mi vagina, yo retorciendome de lo delicioso que sentía no quería que parara pero lo hizo y me dijo que me pusiera de cuatro. Cosa que hice obviamente hice, los brazos recostados porque tenía las manos amarradas, esperé para ver que más tenía pensado la mente retorcida de Roberto Se me acercó al oído y me dijo "Si quiere que se la meta, tiene que ser buena, y las niñas buenas no gritan, así que no puede gritar". Escuché como que sacaba algo más del bolso, en sus manos sonaba como un paquetito, asumí que era un condón, volvió a la cama y me agarró de las nalgas y pasó su lengua una vez más de abajo hacia arriba en medio de mis nalgas, luego escupió en medio de ellas y pasó la mano como para lubricar todo. de pronto sentía algo durito en medio de las nalgas que bajaba y hacía presion en la entrada de mi vagina. Sentía como entraba con mucho trabajo a pesar de lo mojada que estaba, yo procuraba no hacer ruidos... Tenía que portarme bien. Resulta que eso durito no era su pene, era su desodorante en spray con el condón puesto, por eso entraba tan estrecho. Me dijo que me sentara, que quería ver como me lo metía como si fuera su pene ... aun de espaldas a el me arrodillé y empecé a sentarme en ese dildo improvisado, (nunca lo habría pensado pero ahora adivinen de qué tipo de desodorante compro) mientras él me decía lo perra que me veía y lo sucia y rica que era... Yo no podía con lo delicioso que se sentía, no aguanté las ganas de gritar. Beto me quitó el desodorante me dijo que me pusiera de 4 otra vez, esta vez le sacó la faja al pantalón que traía puesto, primero se acercó a mi trasero y lo acarició, le dio un pequeño mordisco a una de mis nalgas y me nalgueó. "Le dije que tenía que portarse bien" me dijo antes del primer fajazo. Fue demasiado excitante, yo creo que a raíz de mis daddy issues de ahí en adelante todo se puso mil veces más rico. "Si papi, castígueme" le dije, y volvi a ver atrás para verle la cara de enfermo. Me fajeó otra vez mientras me veía la cara. Me fajeó un par de veces más y me dijo "espero que ahora si entienda". Me volvió a decir que me arrodillara en el piso sobre la almohada, me quitó las prensas de los pezones, y me pidió que separara las rodillas. Una vez más agarró el desodorante y lo puso entre mis piernas. "Métaselo" me dijo, y yo obediente empecé a sentarme en el desodorante haciendo poquitos de presión para que entrara hasta que entró un tercio. Volvío a meterme el pene en la boca para que se la mamara, lo cual hice con demasiada excitación, cuando me metí todo su pene en la boca y cuando hizo gesto de que se iba a venir, sacó el pene, me quitó la corbata de las manos, me levantó y esta vez me puso contra la cama, con los pies en el piso, las piernas abiertas, me agarro las manos y me las puso en la espalda, me nalgueó un par de veces y me metió el pene. Comenzó a penetrarme durísimo, con violencia, como sabe que me vuelve loca. Yo no pude no gritar, era simplemente delicioso, así que beto me ponía la mano en la boca aunque hacía muy poco efecto y la verdad creo que más se excitaba. Puso uno de sus pies sobre la cama para penetrarme con más fuerza, después de cogerme así y de venirme como nunca antes, me dijo que me pusiera contra la pared, comenzó a penetrarme otra vez con fuerza y creo que en esa posición me siente más tallada, más estrecha porque no duró mucho en eyacular. Sobra decir que quedamos agotados después de eso, nos quedamos un rato en la cama y luego cogimos un poco más en la ducha
Roberto es sin duda mi pareja favorita para el sexo, al punto que mientras recuerdo todas estas cosas para compartirlas con ustedes quedo empapada otra vez. Estoy tratando de converncerlo para hacer un poco de material multimedia para compartirles... Pero estoy todavía pensando cómo decírselo.
Pórtense mal
Es que la verdad, para ser justa, he tenido muy pocas malas experiencias, sin embargo, lo que pasa con Beto es que, el mae se deja ir conmigo, sé que aunque probablemente no sea la única con la que coge puede que yo sea con la que más libertad siente.
Actualmente tenemos una relación de fuck buddies, horas antes de vernos empezamos a sextear, yo le digo del humor que ando ese día y lo que quiero que me haga, lo que le quiero hacer y viceversa. La cuestion es que en una de las habituales conversaciones calientes previas al encuentro le dije a Beto que quería que me sometiera, más que de lo de costumbre. Y es que era precisamente lo que quería. Hay algo que encuentro demasiado excitante en un hombre dominante, que se imponga y que se vuelva loco de placer, de satisfaccion con mi cuerpo.
Roberto llegó ese día al motel con un bolso más grande de lo usual, pero la verdad no le presté mucha atención. Cuando nos vimos, fue un saludo usual un beso común, yo puse mi bolso en el sillón, el llegó por detrás, me abrazó y me dijo: "Entonces quiere que la discipline hoy" mientras pasaba las manos por todo mi cuerpo. Mi reacción autmática fue asentir con la cabeza, levantar el trasero un poco más resultado de un escalofrío que pasó todo mi cuerpo. Con un tono más dulce me dijo que ibamos a jugar y que si no me gustaba que se lo dijera.
Aun con eso que me dijo no me imagine lo que iba a pasar. Comenzó tocarme y quitarme el vestido, cuando quise quitarme los zapatos, me agarró las menos y me dijo que no me había dado permiso. entonces me los dejé puestos. Me dijo que esperara mientras buscaba algo en el bolso, volvió con un par de corbatas de las escogió una y me amarró las manos delante y una vez que hizo eso, puso una de las almohadas en el piso y me dijo que me arrodillara ahí. Me quitó el brassiere, me agarró fuerte los pechos y los abofeteó un poco y me puso un dedo en la boca para que lo chupara.
Después de eso me besó y puso su mano dentro de mi ropa interior y me acaricio el clitoris. Se puso de pie, y comezó a desnudarse mientras me veía, arrodillada frente a él con las manos amarradas y cara de deseosa.
Después de haberse desnudado se acerco a mi mientras se masajeaba el pene, me pidio que sacara la lengua, evidentemente yo lo hice sin dudar. Con una de sus manos en mi cabeza y la otra en el pene comenzó a pasar la punta por mi lengua preguntándome si quería chuparsela; yo sólo hacía gestos con la cabeza porque no estaba muy segura de como reaccionar a esas alturas. Beto comenzó entonces a pasar su pene por mis labios, y a meterlo poco a poco en mi boca, yo con las manos amarradas una con la otra las levanté, comencé a masajearle los testiculos pero una vez más me dijo que no tenía permiso para hacer eso y que a causa de mi mal comportamiento me iba a tener que castigar. Esta vez puso sus dos manos en mi cabeza y empezó a moverse como si penetrara mi boca. Primero lo hizo muy suave, conforme lo hacía varíaba la velocidad, cuando lo hacía rápido paraba un poco y lentamente metía todo su pene hasta que me llegara lo más profundo que pudiera aunque aun lo hacia con delicadeza yo empujaba mi cabeza para que llegara hasta donde no pudiera más. Me salían lagrimas porque hasta respirar me costaba, pero lo veía a los ojos mientras metía su pene duro en mi boca. Con el labial corrido y con una media sonrisa de maldad esperando que me metiera otra vez el pene me sentía como la más sucia pero no sabía que lo mejor estaba por venir.
Me ayudó a ponerme de pie y acostarme en la cama, me quitó la ultima pieza de ropa interior que me quedaba, y me abrió las piernas, me separó mis labiecitos carnosos y pasó su lengua de abajo hacia arriba, paró un momento y fue nuevamente al bolso de donde había sacado las corbatas (que al final creo que es la versión adulta de la Barney Bolsa) sacó esta vez varias cosas que no había entendido hasta que las puso en uso. Puso todo en la mesa a la par de la cama, comenzó a besarme el cuello y los pechos y cuando tenía los pezones lo más duro posible estiró la mano y con mucha delicadeza puso una prensa de ropa en mis pezones, al ver mi cara de placer me agarró del cuello, y me dijo "Voy a enseñarle a portarse bien" y yo como ya estaba enchamucada le dije que me parecía que no iba a poder. Entonces me agarro la cara con la otra de sus manos, y la que tenía en el cuello pasó a abofetearme los pechos, después me dijo "Tiene que portarse bien sino no le doy picha". Esa última frase me volvió loca, entonces le dije que me iba a portar bien que me dijera qué tenía que hacer para que me cogiera. Me volvió a abrir las piernas y comenzó a darme sexo oral. Lo más rico del sexo oral de beto es que lo disfruta, no le importa quedar con toda la cara mojada. Comenzó a succionar mi clitoris y a pasar su lengua de abajo a arriba, y metiendo los deditos en mi vagina, yo retorciendome de lo delicioso que sentía no quería que parara pero lo hizo y me dijo que me pusiera de cuatro. Cosa que hice obviamente hice, los brazos recostados porque tenía las manos amarradas, esperé para ver que más tenía pensado la mente retorcida de Roberto Se me acercó al oído y me dijo "Si quiere que se la meta, tiene que ser buena, y las niñas buenas no gritan, así que no puede gritar". Escuché como que sacaba algo más del bolso, en sus manos sonaba como un paquetito, asumí que era un condón, volvió a la cama y me agarró de las nalgas y pasó su lengua una vez más de abajo hacia arriba en medio de mis nalgas, luego escupió en medio de ellas y pasó la mano como para lubricar todo. de pronto sentía algo durito en medio de las nalgas que bajaba y hacía presion en la entrada de mi vagina. Sentía como entraba con mucho trabajo a pesar de lo mojada que estaba, yo procuraba no hacer ruidos... Tenía que portarme bien. Resulta que eso durito no era su pene, era su desodorante en spray con el condón puesto, por eso entraba tan estrecho. Me dijo que me sentara, que quería ver como me lo metía como si fuera su pene ... aun de espaldas a el me arrodillé y empecé a sentarme en ese dildo improvisado, (nunca lo habría pensado pero ahora adivinen de qué tipo de desodorante compro) mientras él me decía lo perra que me veía y lo sucia y rica que era... Yo no podía con lo delicioso que se sentía, no aguanté las ganas de gritar. Beto me quitó el desodorante me dijo que me pusiera de 4 otra vez, esta vez le sacó la faja al pantalón que traía puesto, primero se acercó a mi trasero y lo acarició, le dio un pequeño mordisco a una de mis nalgas y me nalgueó. "Le dije que tenía que portarse bien" me dijo antes del primer fajazo. Fue demasiado excitante, yo creo que a raíz de mis daddy issues de ahí en adelante todo se puso mil veces más rico. "Si papi, castígueme" le dije, y volvi a ver atrás para verle la cara de enfermo. Me fajeó otra vez mientras me veía la cara. Me fajeó un par de veces más y me dijo "espero que ahora si entienda". Me volvió a decir que me arrodillara en el piso sobre la almohada, me quitó las prensas de los pezones, y me pidió que separara las rodillas. Una vez más agarró el desodorante y lo puso entre mis piernas. "Métaselo" me dijo, y yo obediente empecé a sentarme en el desodorante haciendo poquitos de presión para que entrara hasta que entró un tercio. Volvío a meterme el pene en la boca para que se la mamara, lo cual hice con demasiada excitación, cuando me metí todo su pene en la boca y cuando hizo gesto de que se iba a venir, sacó el pene, me quitó la corbata de las manos, me levantó y esta vez me puso contra la cama, con los pies en el piso, las piernas abiertas, me agarro las manos y me las puso en la espalda, me nalgueó un par de veces y me metió el pene. Comenzó a penetrarme durísimo, con violencia, como sabe que me vuelve loca. Yo no pude no gritar, era simplemente delicioso, así que beto me ponía la mano en la boca aunque hacía muy poco efecto y la verdad creo que más se excitaba. Puso uno de sus pies sobre la cama para penetrarme con más fuerza, después de cogerme así y de venirme como nunca antes, me dijo que me pusiera contra la pared, comenzó a penetrarme otra vez con fuerza y creo que en esa posición me siente más tallada, más estrecha porque no duró mucho en eyacular. Sobra decir que quedamos agotados después de eso, nos quedamos un rato en la cama y luego cogimos un poco más en la ducha
Roberto es sin duda mi pareja favorita para el sexo, al punto que mientras recuerdo todas estas cosas para compartirlas con ustedes quedo empapada otra vez. Estoy tratando de converncerlo para hacer un poco de material multimedia para compartirles... Pero estoy todavía pensando cómo decírselo.
Pórtense mal
