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Relatos de Pajadura - Mario y Vanessa

Ragnarok6k

ANÓNIMO
Mario y Vanessa

Esta historia comienza un sábado por la tarde en la biblioteca pública de la ciudad, aún nuestro protagonista no termina de ser feliz de tan intensa y apasionante aventura que vivió. Él se llama Mario, es un joven alto, de poca barba, piel juvenil y muy amiga de los libros. Aquel sábado Mario estaba leyendo por diversión algún libro gordo sobre teorías de paleontología. Estaba sentado en uno de los sillones de la sala de lectura de la biblioteca. Aquella sala de lectura estaba en profundo silencio, casi se podían escuchar los pensamientos de los presentes, y el olor a papel le daba a aquella sala un olor de sabiduría y conocimiento característico de las bibliotecas. Entonces una amiga de Mario se acercó a saludarle, era Vanessa. Vanessa es una mujer de cabello largo y liso, un cabello negro intenso muy brillante, y su piel es de un color moreno muy tentador, tanto o más que el chocolate. Su rostro es dulce y fino, un rostro muy bello y simétrico, una mujer radiante y hermosa en toda la expresión de la palabra. Vanessa en esa amiga de la que Mario ya andaba hace un tiempo enamorado, aunque él no se lo había dicho.

-Hola Mario, Que bueno verlo por aquí.- Le dijo Vanessa a Mario, anunciando su presencia.
-Hola Vanessa, los mismo digo, que agradable encuentro. Aquí estoy, pasando una buena tarde de lectura recreativa.- Mientras decía esto Mario pensaba que Vanessa se veía más radiante y atractiva que de costumbre, Vanessa siempre ha sido atractiva pero aquél día lo era aún más. Estaba vistiendo una blusa de botones roja, con las faldas por fuera y un pantalón café claro que se acercaba muy fielmente a la fisionomía de las caderas y las piernas de Vanessa, era la ropa de su trabajo.
-Vine aquí para buscar algo sobre la historia de la cultura celta, es que estoy escuchando mucha música celta y quiero aprender de la cultura de ellos para meterme más en el ambiente de la música- Esto dijo Vanessa a Mario, mientras ya tomaba asiento en el sillón de alampar.
-A claro, los celtas, una de las más grandes culturas arrasadas por el Imperio Romano, hay muy poco historia sobre ellos, y nada escrito por ellos mismos, todo la historia escrita que hay sobre ellos fue escrita por historiadores Romanos.- Mientras Mario le decía esto a Vanessa, él disfrutaba de solo mirarla, disfrutaba de la sola presencia de aquella mujer tan bella que había llegado a hacer de una buena tarde, una aún mucho mejor. Mientras hablaba en su mente pensaba que no es justo que Vanessa estuviera tan guapa y el tan necesitado de una mujer sobre la cual derramar todas sus locas pasiones y todos sus ímpetus amorosos.
-No me diga, que pereza, tenían que ser los Romanos. Pero algo debe haber, algo de la música.- Dijo Vanessa
-O si, seguro que sí, si quiere le ayudo a buscar algo, creo que ví un sección de música celta en una enciclopedia musical que vi por allá.

Aquella tarde fue una bonita tarde de tiempo compartida para dos amantes de la cultura como los son Mario y Vanessa. Leyeron mucho, conversaron mucho e intercambiaron muchos pensamientos sobre la historia de la humanidad y de la música. Mario sentía que nunca había simpatizado tanto con Vanessa y que aquella tarde era sin duda una de las tardes más felices de toda su vida. Cuando ya eran casi las cinco de la tarde, los dos partieron juntos a casa y no dejaban de conversar aun en camino a casa:

-¿Sabes?, la semana pasada vi un video en YouTube que decían que un par de arqueólogos teorizan que las ruinas de la Atlántida podían encontrarse en alguna parte del desierto del Sahara, en territorio de lo que hoy es Mali y que hace muchos años era una ciudad cercana al mar.- Le contaba Vanessa a Mario.

-A sí, he escuchado eso. La verdad es que es fascinante hacerse teorías de ruinas y secretos arqueológicos basándose solo en fragmentos de escritos antiguos, pero buscar las ruinas de una ciudad redonda de menos de 10 kilómetros de diámetro en el centro de miles de kilómetros cuadrados de puro desierto, sería difícil y caro. Pocos podrían pagarlo.- Le respondió Mario.

-Bueno, el área de búsqueda se podría reducir si se utilizan las fotos satelitales de la zona junto con los mapas de venas de aguas, así se podría....- Pero Vanessa dejó de hablar porque había comenzado a llover.
-Oh no, que mal, como se va a poner a llover así tan duro, yo ni ando nada, y me voy a mojar.- Dijo Vanessa, quejándose de la lluvia.
-Vamos a mi casa, está aquí no más. Ahí si quiere espera a que esté escampado o le presto mi sombrilla. Y si se va tarde yo le pago uber.- Dijo Mario, ofreciendo su casa tan desinteresadamente a tan dulce compañía.
-Hay que servicial, que caballeroso, claro que sí, vamos- Respondió Vanessa.

Entonces Mario y Vanessa corrieron a ponerse al resguardo de la lluvia en casa. Entraron juntos y descubrieron una cómoda y seca casa que les recibía con los brazos abiertos.
-Si se mojó yo le puedo prestar algo de mi ropa. No es muy femenina pero es mejor que refriares por no cambiarse la ropa mojada.- Dijo Mario a Vanessa entre risas.
-No, no se preocupe, solo está mojada en los hombros.- Respondía Vanessa.
-Bueno, pero si quiere le traigo la secadora de pelo para que se seque así los hombros de la camisa-
-Si claro, promete-.

Entonces Mario fue a su cuarto y trajo la secadora para que Vanessa se secara la camisa. Mario se ofreció desinteresadamente a ayudar a Vanessa a secar su cabello y su camisa. Mientras ambos estaban de pie junto al sillón de la sala, Mario le daba una generosa ducha de aire caliente a Vanessa, disfrutaba ver su blusa sacudía por el aire caliente y también disfrutaba divinamente de jugar con el cabello tan hermosa y un poco mojado de Vanessa.

-El pelo no, jajaj ja ja aj- Decía Vanessa, mientras su cabello bailaba muy provocativo, sacudido por el aire caliente. Por un momento Mario se acercó a Vanessa por detrás, lo suficiente para que su espalda rosara su pecho. Por un segundo sintió el calor de su cuerpo y el calor de blusa calentada por el calor de la secadora de pelo. En ese momento Mario sintió un deseo enorme de abrazarla y acariciar su rostro contra el hermoso cabello de Vanessa, pero aquello habría sido una divina locura, así que mejor se contuvo. Quizás era el calor de la secadora o quizás era el hecho de que Mario no se podía creer que estaba a solas en su casa que su bella amiga Vanessa, pero su corazón latía muy rápido y se sentía un poco eufórico y lleno de adrenalina. Luego Mario preparó café para ambos y juntos tomaron café y comieron donas en el desayunador. La charla continuó tan fluidamente como la charla que había iniciado en la biblioteca, sin embargo ahora los temas eran más personales. Ya había anochecido, y el silencio de la casa era solo interrumpido por el monótono ruido de la fuerte lluvia que había afuera. Mario y Vanessa estaban tomando café y comiendo pan con natilla en el desayunador que está junto a la sala.

-Yo creo que somos seres sociales, y la compañía de otras personas que consideramos de alguna manera especiales en nuestra vida es una necesidad tan importante como comer o dormir- Dijo Vanessa.
-Claro que si es así. No somos como hormigas que no distinguen a unas hormigas de otras y se ven todas iguales. Yo digo que no solo la compañía es necesaria, también el amor y el contacto humano son una necesidad. Y también la belleza es una necesidad para todos, quizás más para nosotros los hombres. Dijo Mario, mientras no quitaba su mirada de la mirada de Vanessa.
-A bueno, ya usted habla de amor y no solo de compañía y calor humano. No crea que la belleza sea una necesidad, si así fuera que pasaría con todas las mujeres que no se consideran bellas, sé que son muchas.- Dijo Vanessa.
-Todas las mujeres son bellas a los ojos de la persona adecuada. Y yo sé que si es una necesidad emocional, porque hay hombres sin novia que duermen abrazando una almohada con la imagen un personaje de anime.- Dijo Mario.
-De verdad, ja ja ja, bueno, digamos que sí, se a qué se refiere.-

Mario y Vanessa continuaron conversando muy cálidamente. La noche avanzaba rápidamente y no dejaba de llover cada vez más fuerte. Mientras conversaban Mario miraba a Vanessa de una manera muy cálida y amorosa, era como si acariciara su corazón con su mirada y Vanessa parecía corresponder su gesto con otros similares. Más tarde Mario caballeroso y desinteresado, invitó a Vanessa a entrar en su habitación. Vanessa un poco tensa y con voz entrecortada dijo que sí, se sentía una gran tensión sexual en el ambiente. La cama de Mario lucía impecable y todo el aquella habitación estaba limpio y ordenado, y todo olía muy rico . Junto a la cama había un escritorio y había una gran caja de cuatro niveles de 24 lápices de color cada uno, y había varios libros de pintar con dibujos, algunos pintados, otros no.

-Estos son libros para pintar, ¿puedo verlos?- Inquirió Vanessa
-Claro, es un honor, son mi orgullo y mi pasatiempo.- Respondió

Entonces Vanessa miró con cuidado y respeto aquellos libros de pintar. Habían paisajes, anímeles, mándalas, personajes famoso, planetas y estrellas. Y algunos de aquellos dibujos estaban pintados con tanta técnica y maestría que Vanessa no pudo menos que admirarse de tanta belleza que veía. Mientras Vanessa no apartaba la vista de aquellos libros de pintar, Mario de vez en cuando ponía su vista en el bello rostro de Valeria. Mario pasaba de vez en cuando su mirada por el bello rostro de Vanessa, acariciaba con la mirada aquel hermosa y negro cabello lizo, y también la piel de Vanesa, su frente, sus cejas, su simpática parís y su barbilla también. En secreto Mario fantaseaba con acariciar esa suave piel de la barbilla y sin preguntas besar la boca de Vanessa, Mario estaba soñando despierto.

-Que bonitos, no sabía que usted también tenía un lado artístico.-
-Pues sí, si lo tengo- Dijo Mario
-Qué bueno, cada vez me pareces más interesante.- Y cuando Vanessa dijo esto ambos se sonrojaron.

Cuando las Miradas de Mario y Vanessa se encontraban, ambos sentían una fuerte emoción en su interior, era como si sus miradas en encontraran para sacudir las almas de ambos y se sentían llenos de una calor revoltoso que corría sin freno por el interior de sus cuerpos. Después de más conversación, Mario y Vanessa estaban sentados en un sillón tomando vino y hablando de todo un poco. Estaban más cerca uno del otro de lo normal y se miraban a los ojos más tiempo de lo normal. Quizás fue el vino o la lluvia, o la Luna llena; que producía dentro de Vanessa un calor en su cuerpo que pedía a gritos el calor del cuerpo de otra persona, era como si de repente quisiere expresar todo su amor y todo su desea en un acto de amor. Quizás para Mario también era el vino, la lluvia y las estrellas; pero no podía dejar de pensar en aquella mujer tan hermosa que estaba frente a él y en cuanto deseaba abrazarla, besarla, besarla hasta el alma y hacerla suya en un acto divino de celestial amor y bestial lujuria. Entonces Vanessa notó como ya Mario no apartaba su vista de su rostro, y se sonrojó.

-¿Qué tanto me vez?- Preguntó Vanessa mientras sonreía sonrrojosamente, y mientras sus palabras parecían un poco torpes, quizás era el vino, o quizás era la locura de amor.
-Te estoy mirando a ti, es que eres muy bonita.-Dijo Mario.
Entonces Vanessa se rió un poco avergonzada. Pero Mario no dejaba de mirar el rostro de Vanessa, estaba como hechizado y embobado.

-¿Qué le pasa tonto, porque está así? ¿Qué cómo?- Preguntó Vanessa.
-No sé- Respondió Mario un poco bobo y tartamudo. -Es que usted es muy bonita y me gusta mucho mirarla,
la belleza es algo que produce placer y felicidad en la persona que la mira.-
-A bueno- dijo Vanessa, -pero ya no me vea tanto.-
-¿porqué, no seas mala, que te cuesta? Solo déjame mirarte un ratito.-
-Bueno, pero no mucho, es que me da penilla.-
-¿Porque te da pena? Deberías estar feliz de ser tan bella y tan especial, eres como un ángel en vida.-
-Gracias, me hace sentir bonito, pero me sonrrojas- Dijo Vanessa, cuando ya estaba toda sonrrojada
-Sí que lo eres, eres muy bonita, muy bonita, hermosa, bella, divina.-
-Ay, ¿pero qué te pasa hoy?- Preguntó Vanessa

-No sé, solo sé que eres muy bella y me gusta mucho mirarte, creo que me siento enamorado, y es lo mejor que allá sentido jamás.- Respondió Mario
-Ya mi miraste mucho, ¿me vas a comer con la mirada? ¿Vas a estar viéndome toda la noche?- Dijo Vanessa, quien ya hablaba con un seductor tono voz que sonaba como melindroso e infantil. Era como ese tono de voz que usas las niñas cuando piden cariño.
-Que linda eres, que linda eres, que linda eres.- Repetía Mario, como si fuera un mantra.
-Gracias, me haces sentir un ángel, y tú me pareces una persona muy interesante.-
-Sí, eres eso y más, eres la más bella del mundo, con un solo beso tuyo yo voy al cielo y vuelve por otro más-
Y cuando Mario dijo esto, Vanessa se sonrojó más.
-Ay, pero que pasa con trigo, ¿estás enamorado o tienes fiebre?- Dijo Vanessa, a la vez que ponía su mano en la frente de Mario para sentir se había fiebre.
-Claro que si tengo estoy enamorado, estoy enamorado de ti que eres tan bella y también tengo fiebre, pero es porque estoy encarado y loco, solo de tú.-

Entonces Vanessa también se quedó mirando a Mario como hechizada, como enamorada. Entonces Mario se acercó a Vanessa, y seguía mirándola, como acariciando la mirada de Vanessa con la suya. Como su mano acarició con toda ternura el cachete y la mejilla de Vanessa, aquella piel se sentía con suave como una rosa.

-ja, ¿por qué estás tan cerca, quieres besarme?- Dijo Vanesa, con su voz quebradita y melindrosa. El corazón de ambos latía tanto se sacudía los pechos de ambos.
-Claro que voy a besar esa boquita tuya, ¿tú quieres un besito mío?- Peguntó Mario, su boca estaba a tan solo 10cm de la boca de Vanessa.
-Claro que sí, quiero un besito, ¿sí? Un besito para que vallamos al cielo.-

Entones Vanessa acercó su boquita a la de Mario, su boca pasó a tan solo 2 centímetros de la boca de Mario, eres como si su boca atrajera la boca de Mario con un irresistible poder magnético. Y los mismo hiso Mario, acercado su boca y pasando muy cerca de la boca de Vanessa mientras toda su alma y corazón le pedían besar aquella boca.
Entonces Mario desinteresadamente, se acercó más a más a Vanessa, y ambos cerraron los ojos justo antes de que sus labios se encontraran. Las luces se apagaron para ambos, y juntos salieron de la habitación y fueron trasportados a otra dimensión dentro de ellos mismo. Toda su atención, toda su mente y todas sus emociones estaban concentradas solo en los labios. Mario no sentía otra cosa que sus labios muy sensitivos rosándose contra la boca de Vanessa. Entonces aquel beso eterno terminó y ambos separaron sus cabezas. Tuvieron un intercambio de miradas, respiraron profundo y entonces sin decir nada ya los dos sabían que lo que seguiría serían más y más besos, más y más besos hasta llegar al cielo. Ya nada ni nada lograría detenerlos.

Esta vez Mario y Vanessa se besaron con más fuerza y con más rapidez. Cada uno ponía todo su empeño en besar con pasión la boca del otro. Mario sentía como si brincara en su corazón cada uno de aquellos bestiales besos, y sentía como que si su alma se quería salir por su boca. La lluvia continuaba siendo fuerte, aunque en el cuarto de Mario el ruido de la lluvia se escuchaba menos porque el cielorraso en grueso, era como si el mundo hubiese desaparecida y lo había en aquella habitación lo fuera todo en el mundo. Mario y Vanessa estaban solos, sentados en el sillón de la habitación de Mario, besándose como si ya no hubiese mañana. Fue entonces cuando Mario se tomó la licencia de acercarse a Vanessa y abrazarla sin dejar de besar su boca. Mientras el brazo izquierdo de Mario abrazaba la cintura de Vanessa, el brazo derecho acariciaba su cabello y empujaba la cabeza de Vanessa contra aquello bestiales besos de fuego inapagable. Vanessa hacía lo suyo poniendo sus manos pesadamente sobre la cintura de Mario.

Aquellos besos eran cada vez más locos y desenfrenados. Los besos de Mario de derramaron sobre el cachete y sobre el cuello de Vanessa. Mientras Mario besaba desenfrenadamente a Vanessa por todo su rostro, sentía hasta el alma su aroma, el sabes de sus besos, el olas de su piel, su colonia y el irresistible y tentador olor a manzana verde del campo de Vanessa. Entre tanto Vanessa enloquecía porque los besos irresistibles de Mario la encendían como nunca en la vida. Quizá el destino que ya los dos botones de arriba de la blusa de Vanessa estaban ya desabrochados y sus pechos parecían haberse engrane sido por obra de la diosa hindú de la fertilidad. El abrazó de Mario ya presionaba los pechos de Vanessa contra su pecho. Entonces mientras la mano izquierda de Mario hacía lo suyo con caricias en las piernas de la cadera de Vanessa, sus besos bajaron otra vez al cuello, dando besos con chupete. Aquellos besos bajaron aún más, hasta las cercanías de los pechos de Vanessa, desde aquel bendecido Angulo, ya Mario podía contemplar buena parte de los pechos de Vanessa, que lucían grandes y muy tentadores. Todo esto estaba haciendo estragos en Vanessa, que parecía pedir a gritos "hazme el amor baby".

Los besos de Mario continuaron al acecho, y ahora entraron por la blusa de de Vanessa hasta llegar a ser tiernos besitos en los pechos de Vanessa.

-Qué ricas tetas tienes, esos pechitos me vuelven loco- Dijo Mario
-A sí, ¿quiere ver más? ¿Quieres que te enseñe mis tetas mi amor?- Preguntó Vanessa.
-Si mi amor, quiero ver esas ricuras.

Entonces Vanessa comenzó a desabrocharse los botones de la blusa mientras Mario moría de emoción. Tiernamente Mario ayudó a Vanessa a quitarse la camisa, y con cuidado la puso sobre la mesa. Vanessa quedo solo con su top, uno rosado con decoraciones divinas. Entonces Mario dijo que se quitaba su camisa para quedar "empates". Entonces los besos y las caricias continuaron, aquellas bosas se besaban con todo, seguro al final de aquello los músculos de sus bocas estarían agotados. Vanessa decidida y traviesa, se sentó sobre Mario, con sus piernas sobre las cadenas de Mario que estaba sentado en el sillón. Los pechos de Valeria que parecía más grandes y sexis que nunca lucían arrestables frente a la cara de Mario. Fue entonces cuando Mario ya completamente enloquecido, desató una tormenta de caricias, besos y chupetes como pocas veces se ha visto en la historia. Piel desnuda contra piel desnuda, Vanessa sentía a Mario con todo su cuerpo, y los brazos de cada uno no se contenían en acariciar. Entonces Mario desinteresadamente ayudó a Vanessa a quitarse su brasilero, quedando completamente desnuda de cintura a arriba. Mario tomó las sexis tetas de Valeria con sus manos, haciendo movimientos giratorias de sus muñecas y tiernamente acariciando sus pezones. Ante todo esto Vanessa su sacudía y no movía, abrazando a Mario, empujando la cabeza de Mario contra sus pechos.

-¿Tu gustan mis tetas mi amor? ¿Te gustan?-
-Sí, mi amor, eres una diosa sexi-
-Tómalas, toma mis tetas, son todas tuyo, son solo tuyas- Decía Vanessa mientras restregaba sus petas endurecida y con los pezones puntiagudos y parados contra la cara de Mario, quien a su vez ya chupaba y lamía con lujuria sin freno aquello excitados pezones. El lamer aquellos pezones despertó un instinto muy primitivo en Mario, uno qué lo poseía por completo. Mario se levantó del sillón junto con Vanessa, entonces Mario se arrodilló junto a Vanessa y con una prisa indetenible arrancó el pantalón y el calzón de Vanessa, dejándola completamente desnuda frente a él, frente a sus ojos, frente a la insaciable sed de sus caricias. Aun arrodillado Mario abrazó a Vanessa por su cadera, acariciando sus piernas y sus caderas mientras Vanessa disfrutaba. Luego Mario tomó con fuerza las nalgas de Vanessa y comenzó a dar tiernos besitos en el monte de venus de Vanessa, acercándose cada vez más a su vagina. Luego Mario que ya estaba en estado de fiera enloquecida, dio un beso a Vanessa en su vagina, arrancándole a esta un excitante gemidito.

Luego Mario se puso de pie y se quitó lo que le quedaba de ropa, dejando ante la excitada vista de Vanessa aquel endurecido y grande pene, sediento de placer. Ambos sabían lo que seguía, se acostaron en la cama. Con ambos completamente desnudos en la cama, aquellos besos eran más calientes que cualquier incendio forestal. Entonces mientras Mario no debajo de besar a Vanessa, su mano derecha comenzó a acariciar la vagina de Vanessa, arrancándole a esta más suaves gemidos. Luego Vanessa en un solo movimiento, tomó con su mano el pene duro de Mario, y con su mano sintió que estaba caliente y latiente. Mario correspondió aquel favor metiendo su dedito dentro de la vagina de Vanessa, dándole una recompensa de plaza y haciendo que los gemidos de Vanessa fueran fuertes.

Entre aquellos besos infinitos, el peno duro y sediento de Mario ya jugada restregándose y rosándose contra la vagina de Vanessa. Ahora Mario estaba acostado sobre Vanessa mientras la boquita de Vanessa era presa fácil de los besos infinitos de Mario, la cadera de Vanessa ya se movía al ritmo de las restregadas de pene de Mario en su vagina y como cosa natural e inevitable, las piernas de Vanessa se abrían separándose. Los juegos habían terminado, ahora Mario se disponía a enterrar su duro pene en la vagina de Vanessa, y lo harían sin ninguna piedad. Casi sin ayuda logró encaminar su pene a las puertas de la vagina de Vanesa, y una vez encontrando el punto adecuado, Mario comenzó a empujar suavemente su pene, que comenzaba a hacerse paso entra la apretadita puerta de la vagina de Vanessa. Con un suavecito movimiento de meter y sacar, Mario sacaba su pene un cuarto de centímetro y lo metía medio centímetro. Así fue como el bravo pene de Mario ya exprimía jugo como de una naranja contra las apretaditas paredes de la vagina de Vanessa, quien poseída por el placer estaba como entrante, poseída por la lujuria y el placer. Entonces Mario se detuvo, cuando los primeros 7cm de su bravo pene ya estaban enterrados en la vagina de Vanessa. Entonces Mario le dijo:

-¿Te follo rico mi amor? ¿Te follo bien rico?-

Pero Vanessa, en su trance de lujuria ya no era capaz de articular palabras, solo soltaba débiles "si", con gran esfuerzo entra sus géminos. Vanessa sentía un calor en todo su cuerpo, era un cuerpo que nada ni nadie podría apagar y aquel calor le pedía con una fuerza demencial e indetenible, que debía hacer el amor con Mario para siempre. Entonces Mario continúo con una suave envestida con aquellos 7cm que tenía dentro de la vagina de Vanessa. Mario había notado como los gemidos de Vanessa se comenzaban a sincronizar con los movimientos que su pene hacía dentro de su vagina. Nada excitaba más a Mario que ver a aquella mujer desnuda, sumiendo al ritmo de las embestidas de su pene y con sus tetas también lleno de arriba a abajo al ritmo de sus embestidas. Entonces Mario le dio con todo, y de un solo movimiento hundió los 7cm de pene que aún estaban fuera de la vagina de Vanessa. Entonces Vanessa se retorció y con fuerza abrazó a Mario, clavando los unos en su espalda, y no era para menos, había sido brutalmente "apuñalada" por un duro "puñal de carne" que había entrado de repente hasta el fondo de su vagina.
Fue aquí donde comenzó el verdadero clímax. Con fuerza y sin piedad las embestidas del duro pene de Mario hacían estragos en la vagina de Vanessa, inundándola de líquido placer. Si no hubiese sido porque la lluvia seguía siendo fuerte, seguro que todo el vecindario habría escuchado los gemidos de Vanessa que tan alto sanaban. Mientras Mario se acercaba al clímax, embestía sin piedad la vagina de Vanessa, metiendo se cachando con furia su pene, por la estrecha y húmeda cuevita que era la valija de Vanessa. Mientas tanto Vanessa respiraba muy agitada y soltaba unos gemidos que decían claramente que aquella era la follada de su vida. Vanessa ya casi no se abrazada contra Mario, raspando con sus uñas la espalda de Mario porque ya no fuerzas tenía, estaba en plano orgasmo. Pronto Mario se retorció y pronuncio ha ahogado grito, a la vez que inundaba la vagina de Vanessa con una descarga de su semen, dejando a Vanessa en el más alto éxtasis, con su vagina llena de humedad.

Aquella noche Vanessa que quedó con Mario. Juntos hicieron el amor almenas dos veces más, y cada vez duraban más. Mario y Vanessa durmieron desnudos pero muy abrazados bajo las mantas. En la oscuridad de la noche, Mario besó la frente y el cachete de Vanessa con la mayor de las ternuras, hasta que ambos se quedaran dormidos. Desde entonces Mario Vanessa son muy unidos, y han tenido sus momentos especiales y sus folladas brutales como esta y múltiples ocasiones. Fin.
 
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