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Relatos de Pajadura - Una Buena Amiga

Ragnarok6k

ANÓNIMO
Una Buena Amiga

Todos tenemos sueño y fantasías en esta vida. Algunas veces pensamos que jamás se van a realizar en la vida real. Pero yo quiero probarles con esta historia tan cierta, que algunas veces aquello que fantaseamos si se cumple en la vida real. Cuando tenía 20 años mi vida era aburrida y rutinaria, aquellos días me la pasaba buena parte de mi santo día jugando mincrafth pero un día pensé que ya le había dedicado demasiado de mi tiempo a ese video juego y que ya debía salir de ese vicio para tener una vida más emocionante y satisfactoria. Debía hacer cosas nuevas, ir por lo que me gustaba y tomar riesgos, vivir nuevas experiencias. Jamás me arrepentiría de haber tomado esa decisión.
Mi familia y yo nos habíamos pasado de casa, ahora vivíamos en Pérez Zeledón, en una casa que mi padre había construido con el bono que le habían dado, cuando lo despidieron con todos los derechos después de haber trabajado por 20 años en una empresa. Por primera vez teníamos casa propia. Éramos optimistas y sentíamos aires de cambio, de que buenas cosas estaban por llegar. Mi madre me vino a hablar un día sobre unas clases de inglés que impartían de forma gratuita y decidí tomarlas, así conocería gente nueva y tal vez haría nuevos amigos.
Fue así como conocí a Dayana, una mujer hermosa y muy interesante que me dejó completamente cautivado. Dayana era una mujer de 23 años, piel morena, cabello negro y rizado, un rostro hermoso y una figura anatómicamente generosa. Desde el primer día de clases la conocí brevemente a ella y a los demás compañeros. Sin embargo aquel momento no me hacía ninguna esperanza, pensaba que era solo unos de mis "crushes" ocasionales y que de por sí yo no tendría oportunidad con una mujer como aquella.
Sin embargo en la tercera clase tuve ocasión de hablar con ella y descubrí algo genial. No recuerdo como empezó el tema de conversación, pero recuerdo que estábamos Dayanna, yo y dos personas más hablando sobre una riña entre aficionados de futbol que había ocurrido el día anterior y que era el tema en boca del día. Yo me tomé la libertad de hablar sobre el hecho con solo un poco de profundidad. "¿Qué puede explicar esta violencia tan absurda, almenas lo que sabemos de la naturaleza es que los animales usan la violencia solo para defender la comida y para buscar el apareamiento, pero porque en el ser humano vemos violencia en cosas como un partido de futbol?" Fue algo parecido, y solo aquello dejo desconcertado a los otros dos oyentes, excepto a Dayanna. Había tocada de forma indirecta su tema, la psicología.
Entonces Dayanna me trató de dar algunas explicaciones a la violencia humana, desde un punto de vista muy psicológico, a los cual yo respondía con mis dudas profundas y con mis enfoques filosóficos. Pronto la conversación pasó a ser entre Dayana y yo, y nuestros oyentes estaban desconcertados de que nos entendiéramos tan bien en aquel nivel de conversación donde ellos no tenían que aportar. Luego de estas y otras conversaciones había descubierto que Dayanne era mucho más que solo una mujer muy atractiva, era también una de las muy pocas personas con las que podía mantener una conversación verdaderamente apasionante.
Pronto nos hicimos amigos y nos caímos bien mutuamente. A Dayanna le interesaban muchos temas que no son de cultura general pero que a mí me interesan mucho también. Así que cada uno encontró en el otro a una persona para compartir opiniones sobre espiritualidad profunda, filosofía, historia y cultura esotérica. Después de dos semanas en que nos hablábamos mucho ya no cabía ninguna duda para mí, estaba enamorado.
Yo no soy de dar cumplidos y nunca me había declarado a nadie, pero aquella vez tenía algo dentro y quería dejarlo salir. Pero solo fantaseaba con la idea de dedicarle un par de cumplidos y quizás hasta coquetear un poco con Dayanna. Quizás mientras hablábamos de todos un poco en los recesos entre clases podía decirle "que bonito pelo rizado, donde saco cita para poder acariciar ese cabello?" o algo como "que ojos tan hermosos los tuyos, me paralizan cuando los miro". Pero me daba miedo cual sería el resultado, tenía miedo de perderla como amiga y quedarme sin nada y nada más con las ganas de todo. Además noté otra cosa, naturalmente Dayanna tenía otros amigos y había más personas en aquel grupo de estudiantes de inglés. Me daban celos terribles cuando Dayanna hablaba con otros hombres, yo quería estar la mayor cantidad de tiempo posible junto a ella y obviamente los demás hombres en la clase podían ver lo atractiva que era Dayanna y yo tenía mucho miedo de que Dayanna se enamorara de uno de ellos, dejándome sin ninguna oportunidad a mí. Pero afortunadamente ninguno de ellos compartía los gustos con Dayanna como yo, y solamente yo tenía las ideas sobre teorías propias de la conducta humana y las reflexiones filosóficas que llamaban la atención de Dayanna, los demás simplemente no podían competir con eso.
Aquella atracción que sentía por Dayanna no era solo personal e intelectual, también era física. El cuerpo de Dayanna me llamaba poderosamente la atención. Un día me atreví a tocar una toma que se las traía, sobre fetiches sexuales, y sobre prácticas sexuales de mujeres lesbianas que los hombres no suelen conocer. Luego decidí tocar de manera sería el que era el gran tema que guardaba para mí en mi interior. Le dije algo como: "Existe una práctica sexual que solamente está en el ser humano. Lo leí en una revista científica Aller pero es algo que to ya me suponía. El Ser humano es el único animal que tiene un acto sexual donde participan los pechos, durante el acto sexual el macho estimula la pechos de la hembra, ningún otra animal hace eso." Y a esto siguió una larga charla sobre el tema, después de lo cual dije algo atrevido como: "Yo particularmente, confiesa que los pechos son mi gran debilidad, me atraen demasiado, copa grande mejor, pero también trata de racionalizarlo, ¿porque me atrae eso, son solamente dos bultos de grasa envueltos en piel, piel que desde mi punto de vista no es diferente a la demás piel del cuerpo, entonces porque me atraen tanto?". Después de esto Dayanne rio un poco y también trató de darme algunas explicaciones al respecto. Yo quería que entendiera la indirecta, ella tenía pechos grandes que me atraían, pero creo que no funcionó.
Decidí que ya era suficiente, yo debía declárame, pero ¿dónde y cuándo?, y ¿Cómo?. Un día la invité a venir a casa, era la segunda vez que ella visitaba mi casa, pero esta vez tenía todo fríamente calculado. Sabía que mi madre no estaría en casa, eso me ayudaría mucho. Después de un rato de conversar le dije: "Dayanna, hay algo que hace tiempo quiero decirle. Es algo que no es fácil de decir, cuesta mucho y da miedo pero siete que en verdad tengo que hacerlo." A lo cual Dayanna se puso sería y dijo que le dijeron eso que quería decir y que ella siempre apreciaba todo lo que yo decía y que repetiría mi opinión sobre cualquier tema. Entonces declaré mi amor con las siguientes palabras: "yo, yo me siento muy atraido por usted, usted es una persona que me ha cautivado mucho. Disfruto mucho estar con usted y hablar con usted y físicamente usted es muy atractiva, muy bella y yo últimamente no sé qué me pasa que no puedo dejar de pensar y usted y... yo quisiera saber si usted correspondería estos sentimientos o si no yo desperté su libertad absolutamente...y..." Luego Dayanne me interrumpió, ella que dijo que respetaba mucho mis sentimientos y que ella también sentía que yo era una persona muy especial e interesante. Todo me había salido bien.
Poco después Dayana y yo estábamos en mi cuarto, le estaba enseñando mis libros y mi música. Dayanna usaba unas enaguas rasgas y una blusa con solo poco escote. Pero se dejaba ver un poco de su pansa y se notaba muy bien en su blusa los dos prominentes bultos que eran sus pechos. Ya habiendo declarado mis sentimientos miraba a Dayanna de manera diferente, la miraba con una mirada dulce y duraba más tiempo de lo normal viéndola directo a los ojos. Los dos nos quedábamos embelesados, acariciando la mirada del otro con la propia, era como dulces encuentros y caricias de miradas que llegaban hasta el alma. Hablaba con ella más cerca, estábamos solitos en mi cuarto, hablando con tono de voz bajito, con ese todo de voz que se usa para hablar en amor e intimidad. Estaba tan cerca de ella que podía oler el olor de su cuerpo y podía sentir en mi piel el calor de su cuerpo. Entonces me lancé y la bese en la boca, aquel beso fue el momento más mágico de toda mi vida, fue como descubrí una galaxia de cosas rosadas y tiernas en mi corazón así de bonito y magico fue. Aquel beso fue seguido a otro, lego otro beso y otro vez. Fue como un aguacero de besos que cayó como un vendaval.
Luego la abrasé, empuje todo mi cuerpo contra el suyo, para sentir su cuerpo, para que su aroma se pegara a mí, para que mi psique se uniera a la suya, para que nos sintiéramos unidos. Con mis manos la acariciaba como si acariciara a lo más hermoso y valioso que había en el mundo. Mis manos acariciaban su cabello y luego bajaban por los hombros para acariciar su espalda mientras nuestras boquitas no paraban aquel festival de besos apasionados. Al abrasarla noté como empujaba contra mi pecho aquellas dos masas de carne que me enloquecían, las tetotas de Dayanna. Yo le dije: "Dayanne, tengo otra confesión que hacerte, estas tetotas tuyas me vuelven loco". Dayana solo se rió de lo que dije, y respondió, "Si? Ya verá lo que un humano hembra puede hacer sentir a un macho humano con la magia natural de un par de pechos."
Entonces Dayanna se quitó la blusa y se quedó solo con el top, de inmediato me quité la camisa yo también. Me quedé verdaderamente fascinado por aquellos dos hermosas y grandes pechos que estaban frente a mí. Comencé a acarícialos con mis manos y me agaché para besarlos. Nos acostamos en la cama para estar en una posición más cómoda. Mis manos acariciaban la cadera y la parte baja de su espalda, mientras mi boca derramaba besos sobre sus pechos enormes. Mis manos libres y atrevidas, entraron por las enaguas de Dayanna para acariciar las gruesas piernas. Luego mis manos subieron suavemente a sus pechos, que tan grandes eran que no podía tomarlos todos con mis manos. Los apretaba suavemente, los acariciaba y los besaba, los tomaba y los sacudía suavemente y enloquecía de lujuria al ver aquellas carnes sacudiéndose. Luego subí de nuevo a su boca y regresó la tormenta huracanada de besos, yo estaba sobre ella, en la cama, mientras la besaba mis manos llegaron a su espalda, y así logré quitarle el top y dejarla con los pechos completamente desnudos. Aquellos grandes y hermosos seños estaban completamente desnudos frente a mí y tono sabía por dónde empezar. Después en medio de aquel torbellino de besos, besé de nuevo sus pechos y comencé a lamer sus pezones, y ella lo disfrutaba mucho. Mi lengua daba vueltas a su pezón y luego lo mordía suavemente como si me amamantara de ella. Ella se retorcía un poco y daba unos gemiditos, lo disfrutaba. Las enormes tetas de Dayanna fueron completamente mías, las acaricié, las palpé, las estripé, las sacudí, restregué mi cara contra ellas, recosté mi cabeza contra ellas escuchando el latiente corazón de Dayanna dentro de su pecho y sus pulmones respirando, las besé, las lamí, las mordí, las chupé. Todo, aquello fue bacanal lujuria divina.
Luego Dayanne me dio la mamada de mi vida, me sacó el pantalón con ansía, descubrió a la luz mi duro pajarito, lo acarició, lo besó tiernamente en su puntita y lo envolvió en un mundo de sensaciones intensas de lujuria cuando lamía mi pajarito con su boca. Dayanne chupaba y chupaba con cada vez más intensidad, y aquello era el cielo de la lujuria para mí. Luego de poco tiempo de las fuertes y rápidas envestidas con las que la boquita de Dayana envestía mi pajarito, me retorcí como una babosa a la que le echan sal y mi cara se amargo como si comiera limón y mis ojos se salieron de su órbita. Mi cara era como la de un demonio sufrido pero yo tenía mi éxtasis en el cielo de la lujuria, algo parecido a el éxtasis de maría magdalena o a Madelin Sirus con éxtasis. Mi pajarito había vomitado sus babilla en la boquita de Dayana, quien solamente dijo "que rico" y se lo tragó todito.
 

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