Dedicado a Zepho (Querido diario)

Primero, aprovecho para presentarme:

Soy hombre heterosexual, hace un tiempo estuve un poco mas activo en el foro, principalmente en la parte de juegos, cadenas y el área “intelectual”, perdí mi usuario; sin embargo, estoy de vuelta con un nuevo usuario y como vi que al tema de [MENTION=122648]Zepho[/MENTION] sobre “Querido Diario” llegaron muchos a criticar, esto lo hago para que ella se motive a escribir y no le haga caso a esa gente…en fin.
Aclaro que no la conozco y mi única intensión es compartir mis relatos y de paso, que ella y otros se motiven a escribir.

Bueno, mucha hablada…a lo que vinimos.

Es el mes de abril del presente año, subo una foto de un lugar en donde andaba, al perfil de whatsapp y después de unos minutos me escribe Mary: “Que bello lugar” “En donde es?”

Para aclarar, Mary no necesariamente es mi amiga, a ella la conocí en febrero, en una empresa de un cliente cuando al entrar en la recepción el oficial me hizo sacar mi laptop y a la par tenía un libro de un autor favorito, ella me preguntó sobre el libro y por ahí intercambiamos números de teléfono.

Mary no es alta, diría que es pequeñita, su cabello le llega como media cuarta por debajo de los hombros, es de pelo negro lacio. No es esa mujer que de entrada parezca “despampanante”; sin embargo, sus ojos cafés combinan muy bien con aura de ser curiosa y un poco tímida a la vez. Ella tiene 31 años que, por cierto, en nada los aparenta…

Hasta el mensaje con la pregunta que inicié mi relato, sobre la foto de mi estado, de “En donde es?” hasta ese momento nuestra única salida fue a bailar un día, ella estaba con sus amigas y yo por un contratiempo no pude quedarme con ellas más rato bailando; sin embargo, oficialmente yo estaba decidido a salir con ella solos, a estar en otro ambiente, otro momento…no lo sé, desde un inicio sentía esa química, ese “no sé qué” especial, quizá la ropa que vestía ese día, quizá el olor de su piel cuando bailamos una bachata, quizá que me gustaba sentir que, al meno durante el baile, éramos solo nosotros.
Ese día antes de terminar la última canción, porque yo tenía que regresar, explícitamente le susurre al oído:

-Disculpa el inconveniente, tengo que irme, pero para que sepas, me gusta terminar lo que comienzo
En ese momento se iluminó su rostro con una sonrisa, tan solo me dijo “Que te vaya bien” “Espero que así sea” …

Esa fogosidad, si cabe decir, ciertamente me puso a pensar y a buscar ideas, pero para ese entonces ya había pasado apróximamente un mes después de lo del baile; por un lado, ella estaba enredada con la U y por el otro, yo estaba con otras cosas.

Ese día de la foto del perfil, cuando me pregunto, yo le explique en donde era, y la distancia desde donde ella vive, le quise preguntar de una vez si quería conocer, aquí aclaro…yo quise ir de una vez al punto para determinar a que estaba dispuesta, ya que llegar al lugar implica un cierto esfuerzo físico -es camino a una montaña-, al final me dijo que si quería venir, ya entonces lo que seguía era ponernos de acuerdo.

Fuimos a finales de abril, decidimos que ella llegara en bus cerca del departamento en donde vivo, de ahí caminaríamos hasta el lugar, nos quedábamos un rato y luego yo la iba a dejar…bueno, al menos eso era inicialmente lo que quería hacerle ver….
El día previo al “paseo” ella me escribió que estaba muy emocionada, que era algo muy distinto a lo que estaba acostumbrada (caminata en la montaña hasta llegar a un río).

Llega el día, pensé que iba a llegar tarde, llego bien, traía una de esas licras de fitness y un top que aparecía de vez en cuando en medio de una tipa jaquet para el viento.

Ahora entonces sí, comenzamos a caminar, conversábamos de muchos temas, de ella y la U, un poco de mi…ya luego llegamos hasta un sendero cerca del río, nos detuvimos para tomar agua, me conto de una situación que estaba pasando, en ese momento estábamos de pie, la abrace y de repente nos estábamos besando, eran de esos besos de deseo acumulado, de que en silencio nos queríamos comer…de que su boca me sabia a eternidad y que, además, ese era apenas el preámbulo.

Como yo conocía el lugar, sabía que a pesar de que esta relativamente aislado, a veces llegan personas a una zona un poco más abajo de donde estábamos, previniendo eso, le dije a ella que nos corriéramos un poco de donde estábamos para que siguiéramos besándonos en una parte no tan expuesta desde un sitio alto. Nos seguimos besando, aun ella estaba con su top, yo tan solo jugaba con su cuello, le daba mordiscos pequeños y a veces bruscos a ambos lados de sus hombros, ella tan solo decía “que rico me haces sentir” en ese momento me acerque a su oído, mordiéndole suavemente la oreja le dije: te deseo, me encanta sentirte…

La mae se equivocó, era querido Darío.

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