Cuando quedamos solos en el automóvil, pude ver y disfrutar disimuladamente de la vista que ella me ofrecía. El haberse quitado el sostén, dejaba ver su piel blanca, unos grandes senos que podían volver loco a cualquiera, lo transparente de su blusa dejaba ver sus pezones... grandes de color rosa. Sumado a eso, ella abría un poco sus piernas, dejando poco a mi imaginación. La erección que me atacó fue fulminante como un rayo.
Ella no dejaba de mirarme. Ella me observaba con detalle: mi cabello, mi blazer negro, mi camisa de vestir rojo oscuro... De un momento a otro ella rompió el silencio y me dijo:
* Ella: Qué es ese aroma? Puede percibirlo? Lo percibo desde que subí al auto.
* Yo: No... no se de que me habla.
* Ella: Es un aroma similar al que se percibe en el ambiente al aproximarse una tormenta... con una mezcla de musgo, madera y algo cítrico. Nunca había percibido algo así.
Entonces ella se acercó lo más que pudo a la parte trasera de mi asiento, literalmente pegó sus fosas nasales en mi cuello y me dijo:
* Ella: Es usted!!! Ese aroma viene de usted!!! Es su perfume!!! Cuál es?
* Yo: No le puedo decir.
* Ella: Por qué? Dígamelo!!!
Todo esto sin que ella apartara su nariz de mi cuello.
* Yo: Es que es un perfume que no tiene nombre. Fue un regalo de alguien que conozco y vive en Europa... es un perfume hecho especialmente para mí. Personalizado. Cada vez que lo deseo... lo pido y me lo envían.
* Ella: Su olor es delicioso. Nunca había conocido a alguien que oliera así. Ni mis novios o amantes siquiera... ellos siempre huelen a nada!!!
Con su cara pegada tan cerca del lado izquierdo de mi cuello, pude escuchar una especie de blink que venía de su cuello. Fijé la vista en sus senos... esos senos que me volvían loco. De su cuello pendía una cadena, con un dije que descansaba entre sus senos... un dije que simulaba una pequeña daga de plata con inscripciones sobre ella. Pude ver como ella lentamente desenfundó la pequeña daga del dije... hizo una pequeña y superficial herida en mi cuello. Puso sus labios y lengua en la herida, saboreando mi piel... sentía su respiración agitarse mas y mas... no se si provocado por mi aroma o el sabor de mi piel o mi sangre.
Se levantó un poco del asiento trasero, sin apartar su boca y nariz de mi cuello.... cruzó su brazo izquierdo, posando su mano en mi pecho. Desabotonó mi camisa... metió su mano y empezó a acariciarme y a apretar mis pezones fuertemente. Ella se asemejaba a un depredador que juega con su presa antes de devorarla. Bajó su mano derecha hasta llegar en medio de mis piernas, como corroborando lo que ella ya sabía previamente... que mi excitación en ese momento era descontrolada.
Al percatarse que su acompañante regresaba... se apartó y sentó nuevamente. Con sus senos casi al aire, corriendo un poco de sudor por su cara y con la punta de su dedo pulgar en la boca al lado de la comisura... el acompañante le preguntó:
* Acompañante: Por qué tienes los labios tan rojos?
Ella con cara de excitación, sensualidad, asombro e intriga... sin dejar de verme por el espejo retrovisor, le contestó:
* Ella: No lo se... No es nada.
Arranco nuevamente el automóvil, sin dejar de verla y preguntándome... Ella tendría la misma cara de intriga y asombro, si viera el dije en forma de daga de plata con inscripciones, que tengo oculto en el brazalete de mi mano izquierda. Mismo que suelo utilizar igual que ella lo hizo, cuando las circunstancias así lo permiten???