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Wilas
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En mi primer trabajo

Hace unos años, con apenas 18 años empecé a trabajar en una tienda de libros; era una bodega en el segundo piso y tienda en el primero, ahí conocí a Karla; llevaba años laborando para la empresa y rondaba sus 25 años en ese entonces.

La tipa era una chica delgada, con tetas y culo pequeño, su cara no era muy bonita, y sus grandes encías relucían en su cara. Nunca la ví con malicia alguna, pero ella desde que me vió noté que le gusté. Con el pasar de los meses, llegamos a ser amigos y a tenernos mucha confianza, ella por su parte siempre intentaba de seducirme y demostrarme que yo le gustaba, pero al no ser mi tipo no le tomaba importancia, a veces nos quedábamos trabajando a solas y era muy incómodo, puesto que siempre trataba de seducirme descaradamente, se me acercaba, me tocaba el miembro en son de burla o broma, incluso me pedía que la besará, pero sencillamente no podía, no me gustaba para nada.

Un día lluvioso de mayo.

- ¿usted es gay? Preguntó
- pregunta más estúpida kiara, obvio no. Le respondí
- Ah, ¿sabe por qué lo preguntó?
- *silencio incomodo*, era obvio lo que me trataba de decir, pero por alguna razón no quería seguirle la corriente. Sin embargo, casi involuntariamente respondí
- No es lo mismo ver al diablo, que bailar con él. No lo tiente…
Me miró con ojos de lujuria, se me acercó y puso su mano en mi pene y dijo:
- Llevo tiempo queriendo bailar con el diablo…

Empezó a manosear todo mi miembro, y yo con un poco de indisposición, cerré mis ojos y dejé que fluyeran las cosas, poco a poco me fui poniendo erecto.
Me agarró de la mano y subimos a la segunda planta que era una bodega, no había nadie.
Me puso su mano encima del pantalón y empezó acariciándome, como cualquier hombre, ante tal estimulo empecé a ponerme duro, ella lo notó, abrió mi zipper, y me sacó el pene, con una mano hacía movimientos de arriba, abajo. Mirándome fijamente me hacía caras de querer comer, en efecto, puso un cartón en el piso, se arrodilló y metió mi pene en su boca, pasaba su lengua desde los testículos y subía hacia el glande, se metía toda la cabeza en la boca, y con intentos de meterla toda, hasta la garganta, pero no podía, era un babosal por todo mi pene, yo me sentía en la gloría, estaba delicioso como se estaba comiendo mi pene, se me olvidó por completo quien era ella, hizo un clic que hizo despertar mi instinto carnal.

Luego de un par de minutos yo estaba por venirme, se lo comenté y ella paró, me dijo que no era suficiente, quería que me la cogiera, se puso de pie, bajó su pantalón y pude apreciar ese culito bastante bonito, un trasero pequeño, de color trigueño, nalguitas bien paraditas, su piel era suave, era realmente bonito.
Se puso en cuatro y me dijo, que espera, métamela.

Le arrimé la punta, hice intentos de irla metiendo poco a poco, pero su estrechura es evidente, no sé si por falta de sexo, pero lo que si verídico era su panochito mojado, después de algunos intentos logre meterla, sentirla caliente, bien mojada, haciendo moviendo circulares me hizo ponerme más duro.
Seguí envistiéndola suave, poco a poco, le fui dando más duro, ella estaba entregada totalmente, mi pene entraba y salía sin ningún desdén de su apretado panocho. En un momento me percaté que estaba muy lubricada, saqué el pene, miré con asombro y con asco, cómo estaba lleno de sangre, sí, sangre de menstruación.
-Kiara, usted anda con la regla?
-Porqué? ¿Qué paso?
Se levantó y con cara de vergüenza asintió con la cabeza.
-No pasa nada, pero no quiero terminar así. Por eso le dije que no tentara al diablo.
Con una sonrisa picará en su cara, se volteó y nuevamente se puso en cuatro dejándome ver ese culito hermoso que se tenía.
-No pretenda que yo voy a seguir, no me siento a gusto con la sangre. Le reproché
-No le estoy pidiendo que siga por ahí!, gritó casi molesta.

Se escupió los dedos, y se untó saliva en su culo, pidiendo que la cogiera. Mi excitación era tanta que ni siquiera noté hasta qué punto ya esto se estaba volviendo asqueroso, me preparé y le acerqué mi pene, no era una novata, entró más fácil de lo que pensaba, sentir ese culo caliente, me puso muy duro.

Le di duro sin importarme si le estaba doliendo, le escupía saliva en su culo para que resbalará, ella ponía su mano en mi abdomen tratando de lidiar con las fuertes embestidas, pero no le daba importancia, le agarre del pelo, y le daba aún más duro en ese culo, ella gimió, ella estaba disfrutando (sufriendo?) el encuentro, después de darle por unos minutos no pude más y empecé a venirme dentro de su culo, quería regármele en las nalgas, la saqué y para mi sorpresa, algo café hizo que está experiencia fuera la más asquerosa de mi vida, esa mezcla de semen, sangre y mierda hicieron de ello un olor inexplicable, asqueroso, inolvidable. Me limpié no dije una sola palabra, la dejé con el culo para arriba, visiblemente cansada de tanto esfuerzo, pero satisfecha.

Por algunos días no le hablé, hasta que volvimos a la normalidad, sin tocar el tema, fue como un sueño para ambos, o una pesadilla, asquerosa, excitante y que volvería a repetir.

Att. Testo
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
Que te digo...

Hace unos años, con apenas 18 años empecé a trabajar en una tienda de libros; era una bodega en el segundo piso y tienda en el primero, ahí conocí a Karla; llevaba años laborando para la empresa y rondaba sus 25 años en ese entonces.

La tipa era una chica delgada, con tetas y culo pequeño, su cara no era muy bonita, y sus grandes encías relucían en su cara. Nunca la ví con malicia alguna, pero ella desde que me vió noté que le gusté. Con el pasar de los meses, llegamos a ser amigos y a tenernos mucha confianza, ella por su parte siempre intentaba de seducirme y demostrarme que yo le gustaba, pero al no ser mi tipo no le tomaba importancia, a veces nos quedábamos trabajando a solas y era muy incómodo, puesto que siempre trataba de seducirme descaradamente, se me acercaba, me tocaba el miembro en son de burla o broma, incluso me pedía que la besará, pero sencillamente no podía, no me gustaba para nada.

Un día lluvioso de mayo.

- ¿usted es gay? Preguntó
- pregunta más estúpida kiara, obvio no. Le respondí
- Ah, ¿sabe por qué lo preguntó?
- *silencio incomodo*, era obvio lo que me trataba de decir, pero por alguna razón no quería seguirle la corriente. Sin embargo, casi involuntariamente respondí
- No es lo mismo ver al diablo, que bailar con él. No lo tiente…
Me miró con ojos de lujuria, se me acercó y puso su mano en mi pene y dijo:
- Llevo tiempo queriendo bailar con el diablo…

Empezó a manosear todo mi miembro, y yo con un poco de indisposición, cerré mis ojos y dejé que fluyeran las cosas, poco a poco me fui poniendo erecto.
Me agarró de la mano y subimos a la segunda planta que era una bodega, no había nadie.
Me puso su mano encima del pantalón y empezó acariciándome, como cualquier hombre, ante tal estimulo empecé a ponerme duro, ella lo notó, abrió mi zipper, y me sacó el pene, con una mano hacía movimientos de arriba, abajo. Mirándome fijamente me hacía caras de querer comer, en efecto, puso un cartón en el piso, se arrodilló y metió mi pene en su boca, pasaba su lengua desde los testículos y subía hacia el glande, se metía toda la cabeza en la boca, y con intentos de meterla toda, hasta la garganta, pero no podía, era un babosal por todo mi pene, yo me sentía en la gloría, estaba delicioso como se estaba comiendo mi pene, se me olvidó por completo quien era ella, hizo un clic que hizo despertar mi instinto carnal.

Luego de un par de minutos yo estaba por venirme, se lo comenté y ella paró, me dijo que no era suficiente, quería que me la cogiera, se puso de pie, bajó su pantalón y pude apreciar ese culito bastante bonito, un trasero pequeño, de color trigueño, nalguitas bien paraditas, su piel era suave, era realmente bonito.
Se puso en cuatro y me dijo, que espera, métamela.

Le arrimé la punta, hice intentos de irla metiendo poco a poco, pero su estrechura es evidente, no sé si por falta de sexo, pero lo que si verídico era su panochito mojado, después de algunos intentos logre meterla, sentirla caliente, bien mojada, haciendo moviendo circulares me hizo ponerme más duro.
Seguí envistiéndola suave, poco a poco, le fui dando más duro, ella estaba entregada totalmente, mi pene entraba y salía sin ningún desdén de su apretado panocho. En un momento me percaté que estaba muy lubricada, saqué el pene, miré con asombro y con asco, cómo estaba lleno de sangre, sí, sangre de menstruación.
-Kiara, usted anda con la regla?
-Porqué? ¿Qué paso?
Se levantó y con cara de vergüenza asintió con la cabeza.
-No pasa nada, pero no quiero terminar así. Por eso le dije que no tentara al diablo.
Con una sonrisa picará en su cara, se volteó y nuevamente se puso en cuatro dejándome ver ese culito hermoso que se tenía.
-No pretenda que yo voy a seguir, no me siento a gusto con la sangre. Le reproché
-No le estoy pidiendo que siga por ahí!, gritó casi molesta.

Se escupió los dedos, y se untó saliva en su culo, pidiendo que la cogiera. Mi excitación era tanta que ni siquiera noté hasta qué punto ya esto se estaba volviendo asqueroso, me preparé y le acerqué mi pene, no era una novata, entró más fácil de lo que pensaba, sentir ese culo caliente, me puso muy duro.

Le di duro sin importarme si le estaba doliendo, le escupía saliva en su culo para que resbalará, ella ponía su mano en mi abdomen tratando de lidiar con las fuertes embestidas, pero no le daba importancia, le agarre del pelo, y le daba aún más duro en ese culo, ella gimió, ella estaba disfrutando (sufriendo?) el encuentro, después de darle por unos minutos no pude más y empecé a venirme dentro de su culo, quería regármele en las nalgas, la saqué y para mi sorpresa, algo café hizo que está experiencia fuera la más asquerosa de mi vida, esa mezcla de semen, sangre y mierda hicieron de ello un olor inexplicable, asqueroso, inolvidable. Me limpié no dije una sola palabra, la dejé con el culo para arriba, visiblemente cansada de tanto esfuerzo, pero satisfecha.

Por algunos días no le hablé, hasta que volvimos a la normalidad, sin tocar el tema, fue como un sueño para ambos, o una pesadilla, asquerosa, excitante y que volvería a repetir.

Att. Testo

Mae, dele gracias a Dios que no se puso la mascara.... hubiera quedado como el guason.....:ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju::ujuju:
 
Hace unos años, con apenas 18 años empecé a trabajar en una tienda de libros; era una bodega en el segundo piso y tienda en el primero, ahí conocí a Karla; llevaba años laborando para la empresa y rondaba sus 25 años en ese entonces.

La tipa era una chica delgada, con tetas y culo pequeño, su cara no era muy bonita, y sus grandes encías relucían en su cara. Nunca la ví con malicia alguna, pero ella desde que me vió noté que le gusté. Con el pasar de los meses, llegamos a ser amigos y a tenernos mucha confianza, ella por su parte siempre intentaba de seducirme y demostrarme que yo le gustaba, pero al no ser mi tipo no le tomaba importancia, a veces nos quedábamos trabajando a solas y era muy incómodo, puesto que siempre trataba de seducirme descaradamente, se me acercaba, me tocaba el miembro en son de burla o broma, incluso me pedía que la besará, pero sencillamente no podía, no me gustaba para nada.

Un día lluvioso de mayo.

- ¿usted es gay? Preguntó
- pregunta más estúpida kiara, obvio no. Le respondí
- Ah, ¿sabe por qué lo preguntó?
- *silencio incomodo*, era obvio lo que me trataba de decir, pero por alguna razón no quería seguirle la corriente. Sin embargo, casi involuntariamente respondí
- No es lo mismo ver al diablo, que bailar con él. No lo tiente…
Me miró con ojos de lujuria, se me acercó y puso su mano en mi pene y dijo:
- Llevo tiempo queriendo bailar con el diablo…

Empezó a manosear todo mi miembro, y yo con un poco de indisposición, cerré mis ojos y dejé que fluyeran las cosas, poco a poco me fui poniendo erecto.
Me agarró de la mano y subimos a la segunda planta que era una bodega, no había nadie.
Me puso su mano encima del pantalón y empezó acariciándome, como cualquier hombre, ante tal estimulo empecé a ponerme duro, ella lo notó, abrió mi zipper, y me sacó el pene, con una mano hacía movimientos de arriba, abajo. Mirándome fijamente me hacía caras de querer comer, en efecto, puso un cartón en el piso, se arrodilló y metió mi pene en su boca, pasaba su lengua desde los testículos y subía hacia el glande, se metía toda la cabeza en la boca, y con intentos de meterla toda, hasta la garganta, pero no podía, era un babosal por todo mi pene, yo me sentía en la gloría, estaba delicioso como se estaba comiendo mi pene, se me olvidó por completo quien era ella, hizo un clic que hizo despertar mi instinto carnal.

Luego de un par de minutos yo estaba por venirme, se lo comenté y ella paró, me dijo que no era suficiente, quería que me la cogiera, se puso de pie, bajó su pantalón y pude apreciar ese culito bastante bonito, un trasero pequeño, de color trigueño, nalguitas bien paraditas, su piel era suave, era realmente bonito.
Se puso en cuatro y me dijo, que espera, métamela.

Le arrimé la punta, hice intentos de irla metiendo poco a poco, pero su estrechura es evidente, no sé si por falta de sexo, pero lo que si verídico era su panochito mojado, después de algunos intentos logre meterla, sentirla caliente, bien mojada, haciendo moviendo circulares me hizo ponerme más duro.
Seguí envistiéndola suave, poco a poco, le fui dando más duro, ella estaba entregada totalmente, mi pene entraba y salía sin ningún desdén de su apretado panocho. En un momento me percaté que estaba muy lubricada, saqué el pene, miré con asombro y con asco, cómo estaba lleno de sangre, sí, sangre de menstruación.
-Kiara, usted anda con la regla?
-Porqué? ¿Qué paso?
Se levantó y con cara de vergüenza asintió con la cabeza.
-No pasa nada, pero no quiero terminar así. Por eso le dije que no tentara al diablo.
Con una sonrisa picará en su cara, se volteó y nuevamente se puso en cuatro dejándome ver ese culito hermoso que se tenía.
-No pretenda que yo voy a seguir, no me siento a gusto con la sangre. Le reproché
-No le estoy pidiendo que siga por ahí!, gritó casi molesta.

Se escupió los dedos, y se untó saliva en su culo, pidiendo que la cogiera. Mi excitación era tanta que ni siquiera noté hasta qué punto ya esto se estaba volviendo asqueroso, me preparé y le acerqué mi pene, no era una novata, entró más fácil de lo que pensaba, sentir ese culo caliente, me puso muy duro.

Le di duro sin importarme si le estaba doliendo, le escupía saliva en su culo para que resbalará, ella ponía su mano en mi abdomen tratando de lidiar con las fuertes embestidas, pero no le daba importancia, le agarre del pelo, y le daba aún más duro en ese culo, ella gimió, ella estaba disfrutando (sufriendo?) el encuentro, después de darle por unos minutos no pude más y empecé a venirme dentro de su culo, quería regármele en las nalgas, la saqué y para mi sorpresa, algo café hizo que está experiencia fuera la más asquerosa de mi vida, esa mezcla de semen, sangre y mierda hicieron de ello un olor inexplicable, asqueroso, inolvidable. Me limpié no dije una sola palabra, la dejé con el culo para arriba, visiblemente cansada de tanto esfuerzo, pero satisfecha.

Por algunos días no le hablé, hasta que volvimos a la normalidad, sin tocar el tema, fue como un sueño para ambos, o una pesadilla, asquerosa, excitante y que volvería a repetir.

Att. Testo

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