¡Aguante! La movida del transporte público en nuestro país acaba de recibir un empujón bien grande. Este viernes, BIUSA, del Grupo Tracopa, puso en circulación 25 buses totalmente eléctricos, listos para recorrer Las Carpias, León XIII y otras zonas que siempre andan a toda máquina. Parece que por fin estamos avanzando hacia un sistema más limpio y eficiente, aunque todavía hay mucho brete por delante.
Durante años hemos visto el mismo panorama: buses viejos echando humo negro, generando ruido y contaminando el aire que respiramos. Pero ahora, con estos nuevos modelos King Long, la cosa cambia. Estos churches tienen una autonomía de hasta 350 kilómetros, suficiente para cubrir varias rutas completas en un día. Además, cuentan con aire acondicionado – ¡una bendición en estos días de calor! – y sistemas modernos de pago electrónico. Lo mejor de todo es que son accesibles para personas con discapacidad, con piso bajo y espacios adecuados.
Lo que realmente me causa admiración es la inversión que hizo BIUSA. Se habla de unos $160,000 dólares por cada bus, ¡y eso no es poca cosa! Pero lo más impresionante es la instalación de 16 cargadores propios en sus instalaciones. No solo atienden a la flota actual, sino que también permiten cargar hasta 35 autobuses adicionales en el futuro. Eso sí es pensar a largo plazo, ¡qué nivel!
Y hablando de nivel, la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (ASOMOVE) está eufórica. Según Silvia Rojas, directora de ASOMOVE, “es una gran noticia para el país”. Ella cree que la electrificación de los autobuses es clave para modernizar el sistema de transporte público y animar a la gente a dejar el carro en casa y optar por el transporte público. Suena lindo, ¿verdad? Pero la vara está alta, y tenemos que ver si esto se traduce en mejoras reales para todos.
No nos olvidemos del impacto ambiental. Estos buses cero emisiones significan menos ruido en las calles y menos contaminación del aire. Imaginen la diferencia que pueden hacer 25 buses recorriendo diariamente las mismas rutas que antes eran dominadas por vehículos a diésel. ¡Un respiro para nuestros pulmones y para la salud de todos los vecinos! Es un paso importante hacia un futuro más sostenible, aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer.
Ahora bien, este movimiento se inscribe dentro de una tendencia regional. Muchos países de Latinoamérica están apostando por la movilidad eléctrica como una solución a los problemas de contaminación y congestión vehicular. Costa Rica, con su compromiso con el medio ambiente, no podía quedarse atrás. Esta iniciativa demuestra que podemos seguir siendo líderes en sostenibilidad, incluso en temas tan importantes como el transporte público.
Algunos expertos señalan que aún existen desafíos importantes, como la necesidad de ampliar la infraestructura de carga eléctrica en todo el país y garantizar el suministro de energía renovable para alimentar estos buses. También preocupa el costo inicial de adquisición de los vehículos, que sigue siendo elevado. Pero la esperanza es que, con el tiempo y con políticas públicas adecuadas, estos obstáculos puedan superarse.
En fin, parece que la cosa va cambiando, y para bien. Veremos cómo se desarrolla esta nueva etapa para la movilidad urbana en Costa Rica. Pero, ¿ustedes qué piensan? ¿Creen que la apuesta por los buses eléctricos es la solución definitiva para mejorar nuestro transporte público, o faltan piezas importantes en el rompecabezas?
Durante años hemos visto el mismo panorama: buses viejos echando humo negro, generando ruido y contaminando el aire que respiramos. Pero ahora, con estos nuevos modelos King Long, la cosa cambia. Estos churches tienen una autonomía de hasta 350 kilómetros, suficiente para cubrir varias rutas completas en un día. Además, cuentan con aire acondicionado – ¡una bendición en estos días de calor! – y sistemas modernos de pago electrónico. Lo mejor de todo es que son accesibles para personas con discapacidad, con piso bajo y espacios adecuados.
Lo que realmente me causa admiración es la inversión que hizo BIUSA. Se habla de unos $160,000 dólares por cada bus, ¡y eso no es poca cosa! Pero lo más impresionante es la instalación de 16 cargadores propios en sus instalaciones. No solo atienden a la flota actual, sino que también permiten cargar hasta 35 autobuses adicionales en el futuro. Eso sí es pensar a largo plazo, ¡qué nivel!
Y hablando de nivel, la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (ASOMOVE) está eufórica. Según Silvia Rojas, directora de ASOMOVE, “es una gran noticia para el país”. Ella cree que la electrificación de los autobuses es clave para modernizar el sistema de transporte público y animar a la gente a dejar el carro en casa y optar por el transporte público. Suena lindo, ¿verdad? Pero la vara está alta, y tenemos que ver si esto se traduce en mejoras reales para todos.
No nos olvidemos del impacto ambiental. Estos buses cero emisiones significan menos ruido en las calles y menos contaminación del aire. Imaginen la diferencia que pueden hacer 25 buses recorriendo diariamente las mismas rutas que antes eran dominadas por vehículos a diésel. ¡Un respiro para nuestros pulmones y para la salud de todos los vecinos! Es un paso importante hacia un futuro más sostenible, aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer.
Ahora bien, este movimiento se inscribe dentro de una tendencia regional. Muchos países de Latinoamérica están apostando por la movilidad eléctrica como una solución a los problemas de contaminación y congestión vehicular. Costa Rica, con su compromiso con el medio ambiente, no podía quedarse atrás. Esta iniciativa demuestra que podemos seguir siendo líderes en sostenibilidad, incluso en temas tan importantes como el transporte público.
Algunos expertos señalan que aún existen desafíos importantes, como la necesidad de ampliar la infraestructura de carga eléctrica en todo el país y garantizar el suministro de energía renovable para alimentar estos buses. También preocupa el costo inicial de adquisición de los vehículos, que sigue siendo elevado. Pero la esperanza es que, con el tiempo y con políticas públicas adecuadas, estos obstáculos puedan superarse.
En fin, parece que la cosa va cambiando, y para bien. Veremos cómo se desarrolla esta nueva etapa para la movilidad urbana en Costa Rica. Pero, ¿ustedes qué piensan? ¿Creen que la apuesta por los buses eléctricos es la solución definitiva para mejorar nuestro transporte público, o faltan piezas importantes en el rompecabezas?
