¡Ay, Dios mío, qué despiche!
Parece que los míticos miércoles informativos, esos que nos tenían pegados al celular esperando escuchar las ocurrencias del Presidente Chaves, han llegado a su fin. Según datos duros del Observatorio de Comunicación Digital de la ULA, la audiencia de esas conferencias se ha desplomado casi el 80%, sí, ochenta por ciento, ¡qué carga! Después de que las transmisiones dejaron de estar en las cuentas oficiales del Gobierno y se fueron a parar a los perfiles de la diputada Pilar Cisneros. No miento, ¿quién lo hubiera pensado?
Durante más de dos años, cada miércoles era una expectativa, una mezcla de nerviosismo y curiosidad por saber qué diría el Presidente. Era el evento que dominaba la agenda pública, un verdadero fenómeno digital. Pero ahora, parece que el brillo se ha apagado. Los picos de audiencia se fueron al traste, el alcance total se redujo significativamente... Una pena, porque aunque no estuviéramos siempre de acuerdo con lo que decía, era material para conversar, para opinar, para echar unas risas – o para ponerse rojos de furia, dependiendo de la vara.
El cambio de plataforma, producto de las restricciones del Código Electoral, no ayudó en nada. Pasamos de tener una difusión institucional masiva a depender del alcance personal de la diputada Cisneros. Y ahí, muchachos, la diferencia es abismal. Antes, si el Presidente soltaba alguna que otra joyita, era trending topic mundial en cuestión de minutos. Ahora, apenas si lo comentan en algunos grupos de WhatsApp.
Este informe de la ULA, señores, cierra una era digital. Un capítulo importante en la historia reciente de Costa Rica, donde el poder de la información parecía estar en manos de quien tenía más seguidores en Facebook y Twitter. Lo que comenzó como una estrategia innovadora para conectar directamente con la ciudadanía, terminó siendo víctima de sus propias limitaciones y de las regulaciones electorales. Se siente como si le hubieran quitado el chunche a la información oficial.
Y ojo, que esto no significa que el Presidente dejó de hablar. Simplemente, nadie lo escucha como antes. La viralización se esfumó, las conversaciones nacionales inmediatas se volvieron memorias difusas. La estructura de difusión institucional que impulsaba el consumo masivo desapareció, dejando un vacío que parece difícil de llenar. Uno se pregunta, ¿esto indica una pérdida de confianza en el gobierno? ¿O simplemente la gente se cansó de tanto debate y prefirió buscar otras fuentes de información?
Ahora vemos, paralelamente, cómo Laura Fernández sigue dominando la conversación digital, pero no precisamente por elogiar al gobierno. Sus declaraciones siguen generando controversia y movilizando a la opinión pública, mientras que las conferencias presidenciales se van diluyendo en el ruido de las redes sociales. Es paradójico, ¿no les parece? La opositora, sin necesidad de tener la tribuna oficial, logra captar la atención de todos, mientras que el Presidente, con toda la maquinaria del Estado a su disposición, lucha por recuperar el protagonismo perdido.
Ricardo Toledo, recordaremos aquel video que circuló en un chat interno del PUSC, lleno de críticas hacia el estilo de gobernar del Presidente. Esa vara política, con todas sus idas y venidas, demuestra lo volátil que puede ser el panorama político costarricense. Y ahora, con estos números tan bajos de audiencia, uno no sabe qué esperar. Ya ni siquiera es bronca de derecha o izquierda, es bronca de comunicación, de conexión con la gente.
En fin, qué futuro le espera a las conferencias de prensa en Costa Rica? ¿Volverán a los tiempos de gloria o quedarán relegadas a un segundo plano, como una reliquia del pasado digital? ¿Consideran que las nuevas formas de comunicación, como podcasts o videos cortos en TikTok, podrían ser la clave para reconectar con la ciudadanía y darle nueva vida a la información oficial? ¡Denme su opinión en los comentarios, mae! Quiero saber qué piensan ustedes al respecto.
Parece que los míticos miércoles informativos, esos que nos tenían pegados al celular esperando escuchar las ocurrencias del Presidente Chaves, han llegado a su fin. Según datos duros del Observatorio de Comunicación Digital de la ULA, la audiencia de esas conferencias se ha desplomado casi el 80%, sí, ochenta por ciento, ¡qué carga! Después de que las transmisiones dejaron de estar en las cuentas oficiales del Gobierno y se fueron a parar a los perfiles de la diputada Pilar Cisneros. No miento, ¿quién lo hubiera pensado?
Durante más de dos años, cada miércoles era una expectativa, una mezcla de nerviosismo y curiosidad por saber qué diría el Presidente. Era el evento que dominaba la agenda pública, un verdadero fenómeno digital. Pero ahora, parece que el brillo se ha apagado. Los picos de audiencia se fueron al traste, el alcance total se redujo significativamente... Una pena, porque aunque no estuviéramos siempre de acuerdo con lo que decía, era material para conversar, para opinar, para echar unas risas – o para ponerse rojos de furia, dependiendo de la vara.
El cambio de plataforma, producto de las restricciones del Código Electoral, no ayudó en nada. Pasamos de tener una difusión institucional masiva a depender del alcance personal de la diputada Cisneros. Y ahí, muchachos, la diferencia es abismal. Antes, si el Presidente soltaba alguna que otra joyita, era trending topic mundial en cuestión de minutos. Ahora, apenas si lo comentan en algunos grupos de WhatsApp.
Este informe de la ULA, señores, cierra una era digital. Un capítulo importante en la historia reciente de Costa Rica, donde el poder de la información parecía estar en manos de quien tenía más seguidores en Facebook y Twitter. Lo que comenzó como una estrategia innovadora para conectar directamente con la ciudadanía, terminó siendo víctima de sus propias limitaciones y de las regulaciones electorales. Se siente como si le hubieran quitado el chunche a la información oficial.
Y ojo, que esto no significa que el Presidente dejó de hablar. Simplemente, nadie lo escucha como antes. La viralización se esfumó, las conversaciones nacionales inmediatas se volvieron memorias difusas. La estructura de difusión institucional que impulsaba el consumo masivo desapareció, dejando un vacío que parece difícil de llenar. Uno se pregunta, ¿esto indica una pérdida de confianza en el gobierno? ¿O simplemente la gente se cansó de tanto debate y prefirió buscar otras fuentes de información?
Ahora vemos, paralelamente, cómo Laura Fernández sigue dominando la conversación digital, pero no precisamente por elogiar al gobierno. Sus declaraciones siguen generando controversia y movilizando a la opinión pública, mientras que las conferencias presidenciales se van diluyendo en el ruido de las redes sociales. Es paradójico, ¿no les parece? La opositora, sin necesidad de tener la tribuna oficial, logra captar la atención de todos, mientras que el Presidente, con toda la maquinaria del Estado a su disposición, lucha por recuperar el protagonismo perdido.
Ricardo Toledo, recordaremos aquel video que circuló en un chat interno del PUSC, lleno de críticas hacia el estilo de gobernar del Presidente. Esa vara política, con todas sus idas y venidas, demuestra lo volátil que puede ser el panorama político costarricense. Y ahora, con estos números tan bajos de audiencia, uno no sabe qué esperar. Ya ni siquiera es bronca de derecha o izquierda, es bronca de comunicación, de conexión con la gente.
En fin, qué futuro le espera a las conferencias de prensa en Costa Rica? ¿Volverán a los tiempos de gloria o quedarán relegadas a un segundo plano, como una reliquia del pasado digital? ¿Consideran que las nuevas formas de comunicación, como podcasts o videos cortos en TikTok, podrían ser la clave para reconectar con la ciudadanía y darle nueva vida a la información oficial? ¡Denme su opinión en los comentarios, mae! Quiero saber qué piensan ustedes al respecto.
