¡Ay, Dios mío! Esto del accidente en Pico Blanco sigue sacando puras macanas. Resulta que la investigación inicial reveló algo bien fino: Aero Caribe, la compañía aérea que operaba ese vuelo, no tenía el permiso pa’ volar con baja visibilidad. Imagínate, ¡qué descuido! Un detalle así puede cambiarlo todo, ¿no?
Para refrescarles la memoria, esto pasó hace casi un año, el 25 de noviembre del 2024. Una avioneta salió del aeropuerto Tobias Bolaños rumbo a Tortuguero, todo normal, pero al regresar, se estampó contra el Cerro Pico Blanco en Escazú. De los seis pasajeros, lamentablemente murieron cinco, incluyendo el pobre piloto y el copiloto. Una personita se salvó, qué alivio, aunque imagínate el susto.
La investigación está a cargo de la Unidad de Accidentes e Incidentes del Cetac, que está haciendo un trabajo concienzudo. Este informe que salió es solo preliminar, una especie de borrador técnico, pero ya da para pensar bastante. Lo importante es que sirva para evitar tragedias parecidas en el futuro, porque esto es chungo, muy chungo.
Y ahora sí, llegamos al meollo del asunto: el clima. Parece que el informe destaca cómo estaban las cosas ese día. Había lluvias ligeras y neblina en varias zonas. El reporte explica que las imágenes satelitales mostraron una densa capa de nubes sobre el Caribe que arrastró nubosidad al Valle Central, generando nieblas y neblinas justo en el tramo de la ruta del vuelo. ¡Un brete!
Pero acá viene lo picante: el certificado de Aero Caribe, que supuestamente es vigente hasta el 2031, específicamente dice que no tienen autorización para operar en condiciones de baja visibilidad. “No tiene aprobada las operaciones en condiciones de baja visibilidad”, reza el documento. ¡Imagínate la bronca si resulta que estaban volando con un permiso incompleto! Ya estamos viendo cómo se va a armar el cambalache legal.
Intentamos hablar con Aero Caribe para ver qué dicen al respecto, pero nada. Ni llamada contestada, ni mensaje respondido. Parece que se fueron al traste con la comunicación, pura pena. Qué vaya quedando claro que la transparencia es clave, mai.
Por otro lado, el informe descarta cualquier problema con el piloto. Al parecer, era un capo, con 1.160 horas de vuelo, 830 en aviones como éste. Tenía todos los papeles en regla, certificado médico al día, todo en orden. Las autopsias tampoco encontraron nada raro, ni rastro de alcohol o drogas. Se nota que el piloto hizo lo que pudo, pero las condiciones eran difíciles, chunche.
El informe también detalla los estragos que sufrió la avioneta: destrucción total. Daños en todas partes, desde el fuselaje hasta la cola. El motor, literalmente, salió disparado unos 50 metros. Según los datos del radar, la aeronave iba a unos 240 kilómetros por hora cuando chocó contra la copa de los árboles a unos 20 metros del suelo, rebotó y se desplazo unos 45 metros más. Un golpe fuerte, diay. Todo esto sucedió en una ladera del cerro a 2.237 metros sobre el nivel del mar. La avioneta, una Cessna U-206-G matrícula TI-GER, partió de Tobias Bolaños a las 11:00 a.m., recogió pasajeros en Tortuguero y, debido al clima adverso, debieron desviarla al Juan Santamaría. Al perder contacto, se activó una alarma y, finalmente, los cuerpos de rescate llegaron al lugar ya entrada la noche, cerca de las 8:29 p.m. Las víctimas fatales son Mario Alberto Miranda Ramírez (piloto), Ruth Pamela Mora Chavarría (copiloto), Enrique Arturo Castillo Incera, Gabriela Calleja Montealegre y Jean Franco Segura Prendas. Paola de los Ángeles Amador Segura fue la única sobreviviente.
Con todo esto, parece que hay muchísima tela que cortar. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían revisar a fondo los permisos y certificaciones de todas las aerolíneas que operan en Costa Rica, o esto debería quedar como un llamado de atención aislado? Déjennos sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan al respecto!
Para refrescarles la memoria, esto pasó hace casi un año, el 25 de noviembre del 2024. Una avioneta salió del aeropuerto Tobias Bolaños rumbo a Tortuguero, todo normal, pero al regresar, se estampó contra el Cerro Pico Blanco en Escazú. De los seis pasajeros, lamentablemente murieron cinco, incluyendo el pobre piloto y el copiloto. Una personita se salvó, qué alivio, aunque imagínate el susto.
La investigación está a cargo de la Unidad de Accidentes e Incidentes del Cetac, que está haciendo un trabajo concienzudo. Este informe que salió es solo preliminar, una especie de borrador técnico, pero ya da para pensar bastante. Lo importante es que sirva para evitar tragedias parecidas en el futuro, porque esto es chungo, muy chungo.
Y ahora sí, llegamos al meollo del asunto: el clima. Parece que el informe destaca cómo estaban las cosas ese día. Había lluvias ligeras y neblina en varias zonas. El reporte explica que las imágenes satelitales mostraron una densa capa de nubes sobre el Caribe que arrastró nubosidad al Valle Central, generando nieblas y neblinas justo en el tramo de la ruta del vuelo. ¡Un brete!
Pero acá viene lo picante: el certificado de Aero Caribe, que supuestamente es vigente hasta el 2031, específicamente dice que no tienen autorización para operar en condiciones de baja visibilidad. “No tiene aprobada las operaciones en condiciones de baja visibilidad”, reza el documento. ¡Imagínate la bronca si resulta que estaban volando con un permiso incompleto! Ya estamos viendo cómo se va a armar el cambalache legal.
Intentamos hablar con Aero Caribe para ver qué dicen al respecto, pero nada. Ni llamada contestada, ni mensaje respondido. Parece que se fueron al traste con la comunicación, pura pena. Qué vaya quedando claro que la transparencia es clave, mai.
Por otro lado, el informe descarta cualquier problema con el piloto. Al parecer, era un capo, con 1.160 horas de vuelo, 830 en aviones como éste. Tenía todos los papeles en regla, certificado médico al día, todo en orden. Las autopsias tampoco encontraron nada raro, ni rastro de alcohol o drogas. Se nota que el piloto hizo lo que pudo, pero las condiciones eran difíciles, chunche.
El informe también detalla los estragos que sufrió la avioneta: destrucción total. Daños en todas partes, desde el fuselaje hasta la cola. El motor, literalmente, salió disparado unos 50 metros. Según los datos del radar, la aeronave iba a unos 240 kilómetros por hora cuando chocó contra la copa de los árboles a unos 20 metros del suelo, rebotó y se desplazo unos 45 metros más. Un golpe fuerte, diay. Todo esto sucedió en una ladera del cerro a 2.237 metros sobre el nivel del mar. La avioneta, una Cessna U-206-G matrícula TI-GER, partió de Tobias Bolaños a las 11:00 a.m., recogió pasajeros en Tortuguero y, debido al clima adverso, debieron desviarla al Juan Santamaría. Al perder contacto, se activó una alarma y, finalmente, los cuerpos de rescate llegaron al lugar ya entrada la noche, cerca de las 8:29 p.m. Las víctimas fatales son Mario Alberto Miranda Ramírez (piloto), Ruth Pamela Mora Chavarría (copiloto), Enrique Arturo Castillo Incera, Gabriela Calleja Montealegre y Jean Franco Segura Prendas. Paola de los Ángeles Amador Segura fue la única sobreviviente.
Con todo esto, parece que hay muchísima tela que cortar. ¿Ustedes creen que las autoridades deberían revisar a fondo los permisos y certificaciones de todas las aerolíneas que operan en Costa Rica, o esto debería quedar como un llamado de atención aislado? Déjennos sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan al respecto!
