¡Ay, Dios mío! Esto sí que está complicado. Resulta que con este chamuscamiento de implementar la receta digital para algunos medicamentos, parece que vamos a tener que vender un riñón para poder comprar hasta unas pastillitas para la gripe. El Colegio de Farmacéuticos está echando humo, y razón tienen, ¡quina! La cosa es que ahora, ir por unos antigripales o hasta para quitarle los piojitos al chamaco, va a salir más caro que un viaje a Panamá.
La dra. Aura Gabriela Jara Pérez, pura sangre de farmacia, nos explica que estos antimicrobianos – que son los que combaten bichos, virus, hongos, la onda completa – son los que van a recibir este nuevo “regalito”. Según dicen, la plata que les toca invertir en estas plataformas digitales, al final, la vamos a nosotros pagándola en la farmacia. ¡Qué vara!
La fiscal del Colegio, Yuliana Vega, no se anda con rodeos: “Esto va a impactar directo en el bolsillo del pueblo”. Y es que, además de la consulta con el doctor, que ya está por las nubes, hay que echarle encima el costo del recetario digital que le sale caro a las farmacias. Parece que entre consulta y el aparatito electrónico, se nos va a escapar el chunche, diay.
¿Y qué es lo que causa este aumento, se preguntan? Pues, básicamente, tres cositas. Primero, el precio del medicamento en sí, que varía de una farmacia a otra. Segundo, la consulta con el médico para sacar la receta. Y tercero, el costazo del recetario digital. Como dice la gente: “La farmacia tiene que agarrar de algún lado pa’ cubrir gastos”, pero claro, a nosotros nos toca tragarnos el brete.
Imagínense, si quieren una cajita de Ivermectina Calox, que hoy vale alrededor de 32 mil colones, tendrán que agregarle el valor de una consulta médica, que puede andar fácilmente en 22 mil. ¡Eso suma casi 55 mil colones solo por unos remedios para los piojos! Lo mismo pasa con otros medicamentos de uso diario, como el Albendazol, el Fluconazol o incluso los antivirales para la gripe. ¡Una torta, qué pena!
Pero la cosa no termina ahí. La doctora Jara Pérez advierte que este nuevo reglamento está dejando en evidencia al farmacéutico, a quien siempre hemos recurrido para consejos médicos sencillos. Nos dicen que ahora estamos limitando el papel del farmacéutico como profesional de primera línea, alguien que conoce bien sus medicamentos y puede orientarnos sin necesidad de que vayamos corriendo al médico por cualquier cosita. ¡Qué sal!
Desde el Colegio de Farmacéuticos están batallando, buscando una solución, pidiendo una prórroga para analizar bien toda esta movida. Temen que mucha gente se quede sin acceso a los medicamentos, especialmente aquellos que no tienen seguro médico ni dinero suficiente para pagar una consulta. Se ponen nerviosos, y con razón, porque el acceso a la salud es un derecho, ¡y no un lujo!
Ahora, me pregunto… Con tantos cambios y precios subiendo, ¿cree usted que realmente necesitamos esta receta digital para todos los medicamentos, o sería mejor buscar alternativas que protejan el bolsillo del tico sin poner en riesgo su salud?
La dra. Aura Gabriela Jara Pérez, pura sangre de farmacia, nos explica que estos antimicrobianos – que son los que combaten bichos, virus, hongos, la onda completa – son los que van a recibir este nuevo “regalito”. Según dicen, la plata que les toca invertir en estas plataformas digitales, al final, la vamos a nosotros pagándola en la farmacia. ¡Qué vara!
La fiscal del Colegio, Yuliana Vega, no se anda con rodeos: “Esto va a impactar directo en el bolsillo del pueblo”. Y es que, además de la consulta con el doctor, que ya está por las nubes, hay que echarle encima el costo del recetario digital que le sale caro a las farmacias. Parece que entre consulta y el aparatito electrónico, se nos va a escapar el chunche, diay.
¿Y qué es lo que causa este aumento, se preguntan? Pues, básicamente, tres cositas. Primero, el precio del medicamento en sí, que varía de una farmacia a otra. Segundo, la consulta con el médico para sacar la receta. Y tercero, el costazo del recetario digital. Como dice la gente: “La farmacia tiene que agarrar de algún lado pa’ cubrir gastos”, pero claro, a nosotros nos toca tragarnos el brete.
Imagínense, si quieren una cajita de Ivermectina Calox, que hoy vale alrededor de 32 mil colones, tendrán que agregarle el valor de una consulta médica, que puede andar fácilmente en 22 mil. ¡Eso suma casi 55 mil colones solo por unos remedios para los piojos! Lo mismo pasa con otros medicamentos de uso diario, como el Albendazol, el Fluconazol o incluso los antivirales para la gripe. ¡Una torta, qué pena!
Pero la cosa no termina ahí. La doctora Jara Pérez advierte que este nuevo reglamento está dejando en evidencia al farmacéutico, a quien siempre hemos recurrido para consejos médicos sencillos. Nos dicen que ahora estamos limitando el papel del farmacéutico como profesional de primera línea, alguien que conoce bien sus medicamentos y puede orientarnos sin necesidad de que vayamos corriendo al médico por cualquier cosita. ¡Qué sal!
Desde el Colegio de Farmacéuticos están batallando, buscando una solución, pidiendo una prórroga para analizar bien toda esta movida. Temen que mucha gente se quede sin acceso a los medicamentos, especialmente aquellos que no tienen seguro médico ni dinero suficiente para pagar una consulta. Se ponen nerviosos, y con razón, porque el acceso a la salud es un derecho, ¡y no un lujo!
Ahora, me pregunto… Con tantos cambios y precios subiendo, ¿cree usted que realmente necesitamos esta receta digital para todos los medicamentos, o sería mejor buscar alternativas que protejan el bolsillo del tico sin poner en riesgo su salud?