¡Ay, Dios mío! Aquí les va la bomba, pura verdá. Un estudio nuevecito del INESDEC-UNA (sí, esos profes que siempre andan investigando) nos acaba de soltar una cucharada de frijoles amargos: ocho de cada diez ticos creemos que este país no está ni remotamente listo pa' enfrentar un temblor, un huracán o cualquier bronca con la naturaleza. ¡Qué panorama, raza!
La movida se hizo entre el 17 y el 25 de septiembre pasado, entrevistándole a 685 personas de todas partes del país, asegurándose de que llevaran mínimo cinco años viviendo aquí. Le preguntaron de todo, desde qué harían si se va la luz hasta si tienen un plan si se desmadra todo con un terremoto. Dicen que el estudio tiene un margen de error de poquito, de 3.7%, así que vamos a agarrarle aunque sea un pedazo de fe.
La cifra más alarmante es que casi el 71% de nosotros piensa que estamos ‘poco preparados’ y otro buen porcentaje, alrededor del 10%, que estamos ‘nada preparados’. ¿Por qué tanta angustia? Pues porque dicen que nos falta preparación, que las instituciones no andan sincronizadas y que no hay suficiente lana pa' invertir en prevención. ¡Un cóctel explosivo, diay!
Pero ojo, que no es solo la falta de plata. El estudio también descubrió que muchos ni siquiera saben qué significa ‘gestión integral del riesgo’. Unas 20% creen que es simplemente planificar y prepararse, pero casi un 20% admitió no tener ni idea. Eso sí que da que pensar. La poca escuela, parece que juega un papel importantísimo en esto, dejando ver cuánta brecha educativa todavía tenemos por tapar.
Lo que más preocupa es que, aunque sabemos que vivimos en una zona propensa a temblores, huracanes y otras calamidades, pocos tenemos un plan de emergencia familiar. Casi el 76% está cagao’ de miedo por los terremotos, seguido por los huracanes y los tornados. Pero solo unos 30% se molestaron en hacerle un dibujito a dónde ir si se desmadra todo. ¡Una pena, pues!
Si bien es cierto que la mayoría de los hogares tienen cosas básicas como linternas con pilas y botiquines, faltan cosas esenciales como maletines de emergencia y mapas de evacuación. Parece que estamos más preocupados por tener el celular cargadito que por saber cómo salir corriendo si empieza a temblar el suelo. ¡Prioridades, gente, prioridades! ¿Será que confiamos demasiado en la tecnología y olvidamos lo básico?
Además, la cosa está peor a nivel comunitario. Según el estudio, más de la mitad de los barrios no tienen un Comité Comunal de Emergencias (CCE) activo, y muchos ni siquiera saben si existe uno. Y hablando de planes, ¡casi el 50% de los barrios no tienen ni idea de qué hacer en caso de emergencia! ¡Qué bajo nivel de organización, compas! Y eso que el 75% dice que la participación comunitaria es súper importante... ¡pero luego nadie hace nada!
La verdad es que nos pinta feo, pero no todo está perdido. El estudio dice que necesitamos echarle más ganas a la educación preventiva, apoderarnos de nuestros comités vecinales y hacernos un plan familiar de evacuación. También deberíamos estar pendientes de las alertas del Volcán y del RSN, y exigirle a las autoridades que inviertan más en prevención. Entonces, mi pregunta es: ¿Qué medidas concretas podemos tomar, tú y yo, desde hoy mismo, para estar mejor preparados ante un desastre natural y convertirnos en una comunidad más resiliente y segura?
La movida se hizo entre el 17 y el 25 de septiembre pasado, entrevistándole a 685 personas de todas partes del país, asegurándose de que llevaran mínimo cinco años viviendo aquí. Le preguntaron de todo, desde qué harían si se va la luz hasta si tienen un plan si se desmadra todo con un terremoto. Dicen que el estudio tiene un margen de error de poquito, de 3.7%, así que vamos a agarrarle aunque sea un pedazo de fe.
La cifra más alarmante es que casi el 71% de nosotros piensa que estamos ‘poco preparados’ y otro buen porcentaje, alrededor del 10%, que estamos ‘nada preparados’. ¿Por qué tanta angustia? Pues porque dicen que nos falta preparación, que las instituciones no andan sincronizadas y que no hay suficiente lana pa' invertir en prevención. ¡Un cóctel explosivo, diay!
Pero ojo, que no es solo la falta de plata. El estudio también descubrió que muchos ni siquiera saben qué significa ‘gestión integral del riesgo’. Unas 20% creen que es simplemente planificar y prepararse, pero casi un 20% admitió no tener ni idea. Eso sí que da que pensar. La poca escuela, parece que juega un papel importantísimo en esto, dejando ver cuánta brecha educativa todavía tenemos por tapar.
Lo que más preocupa es que, aunque sabemos que vivimos en una zona propensa a temblores, huracanes y otras calamidades, pocos tenemos un plan de emergencia familiar. Casi el 76% está cagao’ de miedo por los terremotos, seguido por los huracanes y los tornados. Pero solo unos 30% se molestaron en hacerle un dibujito a dónde ir si se desmadra todo. ¡Una pena, pues!
Si bien es cierto que la mayoría de los hogares tienen cosas básicas como linternas con pilas y botiquines, faltan cosas esenciales como maletines de emergencia y mapas de evacuación. Parece que estamos más preocupados por tener el celular cargadito que por saber cómo salir corriendo si empieza a temblar el suelo. ¡Prioridades, gente, prioridades! ¿Será que confiamos demasiado en la tecnología y olvidamos lo básico?
Además, la cosa está peor a nivel comunitario. Según el estudio, más de la mitad de los barrios no tienen un Comité Comunal de Emergencias (CCE) activo, y muchos ni siquiera saben si existe uno. Y hablando de planes, ¡casi el 50% de los barrios no tienen ni idea de qué hacer en caso de emergencia! ¡Qué bajo nivel de organización, compas! Y eso que el 75% dice que la participación comunitaria es súper importante... ¡pero luego nadie hace nada!
La verdad es que nos pinta feo, pero no todo está perdido. El estudio dice que necesitamos echarle más ganas a la educación preventiva, apoderarnos de nuestros comités vecinales y hacernos un plan familiar de evacuación. También deberíamos estar pendientes de las alertas del Volcán y del RSN, y exigirle a las autoridades que inviertan más en prevención. Entonces, mi pregunta es: ¿Qué medidas concretas podemos tomar, tú y yo, desde hoy mismo, para estar mejor preparados ante un desastre natural y convertirnos en una comunidad más resiliente y segura?
