¡Ay, Dios mío! Esto sí que cayó pelao, mi gente. Resulta que esos tres polis de la Fuerza Pública, los Segura Segura, Moraga Duarte y Ramírez Rojas, que anduvieron metidos en este brete del presunto lavado de plata, ahora andan libres. La Fiscalía de Los Chiles decidió soltarlos, diciéndole que no necesitan cumplir ninguna medida cautelar. ¡Qué rollo!
Para ponerlos en onda, la movida empezó hace poquito, allá por Crucitas de San Carlos. Supuestamente, estos mae estaban agarrando a los campesinos, sacándoles la lana y apropiándose del dinerito. La info llegó a las autoridades, hicieron la pega y ¡bam!, los encontraron con ocho millones y media de colones entre todos. Una vara bien fea, díganle.
El Ministerio Público abrió una investigación formal por legitimación de capitales, eso de lavar la plata turbia, ¿me entienden? Parece que todavía están juntando pruebas y analizando todo el papeleo. De momento, el caso está en pañales, pero la cosa huele raro, como a pescado viejo. El MSP, claro, tampoco se quedó atrás y ya anunció que van a aplicar medidas administrativas contra estos polis, además de la investigación judicial.
El Viceministro de Seguridad, Eric Lacayo, salió a decir que los agentes fueron enviados al Ministerio Público como sospechosos de robo y lavado de dinero. Dijo que hay cero tolerancia con estas cosas, que el sector de Crucitas está trabajando duro y que se van a tomar todas las medidas necesarias. ¡Ya veremos si cumplen la promesa, porque estamos cansados de promesas vacías!
Y hablando de trabajadores honestos, parece que estos policías, en vez de proteger a la población, andaban buscando cómo aprovecharse. Que lástima, porque hay tantos polis decentes que le ponen huevo a su trabajo día y noche, y luego salen unos cuantos a echar a perder todo el esfuerzo.
Ahora, la pregunta que se hacen muchos es: ¿Cómo pudieron pasar tan zafada? ¿Había complicidades dentro de la fuerza pública? ¿Quiénes estuvieron detrás de esta operación? Porque, vamos, sacar ocho millones y medio no es cosa de cualquier mae. Huele a podrido, mi pana, y esperamos que la Fiscalía revise hasta la última vara, porque esto tiene que llegar hasta el fondo.
Algunos dicen que este caso es otro golpe al prestigio de la Fuerza Pública, que ya estaba bastante tocado últimamente. Otros aseguran que es un intento de desprestigiar a la institución por intereses políticos. Lo cierto es que la confianza del pueblo en las fuerzas policiales sigue decayendo, y casos como este no ayudan precisamente. Por eso, es fundamental que haya transparencia y justicia en este proceso.
Bueno, mi gente, aquí les dejo la jugada. Ahora me pregunto: ¿Ustedes creen que realmente se llegará al fondo de este caso o simplemente será otra polémica que se olvidará pronto? ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para recuperar la confianza de la ciudadanía en la Fuerza Pública?
Para ponerlos en onda, la movida empezó hace poquito, allá por Crucitas de San Carlos. Supuestamente, estos mae estaban agarrando a los campesinos, sacándoles la lana y apropiándose del dinerito. La info llegó a las autoridades, hicieron la pega y ¡bam!, los encontraron con ocho millones y media de colones entre todos. Una vara bien fea, díganle.
El Ministerio Público abrió una investigación formal por legitimación de capitales, eso de lavar la plata turbia, ¿me entienden? Parece que todavía están juntando pruebas y analizando todo el papeleo. De momento, el caso está en pañales, pero la cosa huele raro, como a pescado viejo. El MSP, claro, tampoco se quedó atrás y ya anunció que van a aplicar medidas administrativas contra estos polis, además de la investigación judicial.
El Viceministro de Seguridad, Eric Lacayo, salió a decir que los agentes fueron enviados al Ministerio Público como sospechosos de robo y lavado de dinero. Dijo que hay cero tolerancia con estas cosas, que el sector de Crucitas está trabajando duro y que se van a tomar todas las medidas necesarias. ¡Ya veremos si cumplen la promesa, porque estamos cansados de promesas vacías!
Y hablando de trabajadores honestos, parece que estos policías, en vez de proteger a la población, andaban buscando cómo aprovecharse. Que lástima, porque hay tantos polis decentes que le ponen huevo a su trabajo día y noche, y luego salen unos cuantos a echar a perder todo el esfuerzo.
Ahora, la pregunta que se hacen muchos es: ¿Cómo pudieron pasar tan zafada? ¿Había complicidades dentro de la fuerza pública? ¿Quiénes estuvieron detrás de esta operación? Porque, vamos, sacar ocho millones y medio no es cosa de cualquier mae. Huele a podrido, mi pana, y esperamos que la Fiscalía revise hasta la última vara, porque esto tiene que llegar hasta el fondo.
Algunos dicen que este caso es otro golpe al prestigio de la Fuerza Pública, que ya estaba bastante tocado últimamente. Otros aseguran que es un intento de desprestigiar a la institución por intereses políticos. Lo cierto es que la confianza del pueblo en las fuerzas policiales sigue decayendo, y casos como este no ayudan precisamente. Por eso, es fundamental que haya transparencia y justicia en este proceso.
Bueno, mi gente, aquí les dejo la jugada. Ahora me pregunto: ¿Ustedes creen que realmente se llegará al fondo de este caso o simplemente será otra polémica que se olvidará pronto? ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para recuperar la confianza de la ciudadanía en la Fuerza Pública?
