¡Efectivamente, mi gente! Parece mentira, pero estamos viviendo momentos raros con el dólar. Después de tanto sudor frío y ver cómo la plata se iba volando, ahora la cosa se tranquilizó. En ventanilla, el dólar está dando tumbos por debajo de los ¢500, algo que no veíamos desde tiempos inmemoriales. Literalmente, hay que irse atrás en la historia pa’ recordar cuándo esto pasó así. Un alivio, sin lugar a dudas, especialmente para aquellos que nos movemos en billetes verdes.
Pero ojo, no nos hagamos ilusiones. Esta bajada es producto de factores externos y temporales. Según los economistas, el panorama cambia rápido como el clima en San José. Lo que tenemos ahorita es una especie de respiro gracias a la temporada de aguinaldos y el pago de impuestos. Las empresas que hacen negocios en dólares están liquidando bastante, y eso empuja el tipo de cambio a la baja. Pero tranquilos, que esto no significa que vamos a vivir en paraíso monetario.
Para ponerlo en perspectiva, Javier Cortés, el man del BN Valores, nos recuerda que llevamos tres años y medio viendo cómo el dólar va perdiendo terreno, pero estas semanas han sido históricas. Nos tendríamos que remontar hasta el 2005 pa’ encontrar precios parecidos. Una época en la que todavía se escuchaba reguetón antiguo y nadie tenía celular con cámara decente. ¡Qué tiempos!
Y aunque el promedio ponderado subió un poquito el lunes pasado, llegando a ¢491,09, eso no quita que sigamos estando en niveles muy bajos. Se nota que el colón anda fuerte, pero como dicen por ahí, “no cantes victoria antes de tiempo”. Porque el dólar es como un gato, tiene siete vidas y siempre vuelve pa’ fastidiar.
Si somos de los que recibimos nuestros pagos en dólares y gastamos en colones, estos días nos han pegado un buen golpe. Imaginen la bronca: aguantamos más de dos años con un colón apretándose contra el dólar, y ahora, justo en Navidad, el dólar decide tirarse al suelo. Para una persona que gana unos $3 mil al mes, la diferencia es de unos ¢45 mil, imagínate qué significan esos billetes extra.
Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros, los asalariados y las empresas? Bueno, los expertos nos dan algunas ideas. Planificar, ahorrar, adelantar cuotas de préstamos en dólares si tienes, y crear un fondo de emergencia. Como dice don Luis Alvarado, del Grupo Financiero ACOBO, debemos aprender a leer las señales del mercado y aprovechar los momentos oportunos para adquirir divisas. “Proyectar, proyectar y proyectar,” insiste el señor. Al final, es como jugar a las cartas: hay que saber cuándo retener y cuándo tirar.
Las empresas, por su lado, tienen más artillería pesada. Pueden recurrir a las coberturas cambiarias, esas cosas técnicas que les permiten fijar el tipo de cambio por un tiempo determinado. También pueden revisar sus contratos, ajustar precios a la inflación o incluso pasar parte de ellos a colones si el cliente se anima. Y, por supuesto, buscar formas de reducir costos operativos. ¡Un chunche bien administrado siempre ayuda!
Ahora sí, llegamos al punto clave: ¿creemos que esta calma con el dólar va a durar todo el 2026, como dicen los analistas? ¿O es solo un espejismo navideño que se desvanecerá pronto, dejándonos otra vez con la angustia de ver cómo nuestro poder adquisitivo se derrumba? ¡Díganos qué piensan en el foro! ¿Están aprovechando esta oportunidad para invertir o simplemente guardando la lana por si acaso?
Pero ojo, no nos hagamos ilusiones. Esta bajada es producto de factores externos y temporales. Según los economistas, el panorama cambia rápido como el clima en San José. Lo que tenemos ahorita es una especie de respiro gracias a la temporada de aguinaldos y el pago de impuestos. Las empresas que hacen negocios en dólares están liquidando bastante, y eso empuja el tipo de cambio a la baja. Pero tranquilos, que esto no significa que vamos a vivir en paraíso monetario.
Para ponerlo en perspectiva, Javier Cortés, el man del BN Valores, nos recuerda que llevamos tres años y medio viendo cómo el dólar va perdiendo terreno, pero estas semanas han sido históricas. Nos tendríamos que remontar hasta el 2005 pa’ encontrar precios parecidos. Una época en la que todavía se escuchaba reguetón antiguo y nadie tenía celular con cámara decente. ¡Qué tiempos!
Y aunque el promedio ponderado subió un poquito el lunes pasado, llegando a ¢491,09, eso no quita que sigamos estando en niveles muy bajos. Se nota que el colón anda fuerte, pero como dicen por ahí, “no cantes victoria antes de tiempo”. Porque el dólar es como un gato, tiene siete vidas y siempre vuelve pa’ fastidiar.
Si somos de los que recibimos nuestros pagos en dólares y gastamos en colones, estos días nos han pegado un buen golpe. Imaginen la bronca: aguantamos más de dos años con un colón apretándose contra el dólar, y ahora, justo en Navidad, el dólar decide tirarse al suelo. Para una persona que gana unos $3 mil al mes, la diferencia es de unos ¢45 mil, imagínate qué significan esos billetes extra.
Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros, los asalariados y las empresas? Bueno, los expertos nos dan algunas ideas. Planificar, ahorrar, adelantar cuotas de préstamos en dólares si tienes, y crear un fondo de emergencia. Como dice don Luis Alvarado, del Grupo Financiero ACOBO, debemos aprender a leer las señales del mercado y aprovechar los momentos oportunos para adquirir divisas. “Proyectar, proyectar y proyectar,” insiste el señor. Al final, es como jugar a las cartas: hay que saber cuándo retener y cuándo tirar.
Las empresas, por su lado, tienen más artillería pesada. Pueden recurrir a las coberturas cambiarias, esas cosas técnicas que les permiten fijar el tipo de cambio por un tiempo determinado. También pueden revisar sus contratos, ajustar precios a la inflación o incluso pasar parte de ellos a colones si el cliente se anima. Y, por supuesto, buscar formas de reducir costos operativos. ¡Un chunche bien administrado siempre ayuda!
Ahora sí, llegamos al punto clave: ¿creemos que esta calma con el dólar va a durar todo el 2026, como dicen los analistas? ¿O es solo un espejismo navideño que se desvanecerá pronto, dejándonos otra vez con la angustia de ver cómo nuestro poder adquisitivo se derrumba? ¡Díganos qué piensan en el foro! ¿Están aprovechando esta oportunidad para invertir o simplemente guardando la lana por si acaso?
