¡Ay, mae! Qué alivio, pero aguanten ahí porque todavía no estamos clasificados pa'l Mundial. La Selección Nacional se sacudió un poquito del chinche que teníamos encima con una victoria contundente de 4-1 contra Nicaragua, pero mi clave es: ¡no cantes victoria antes de tiempo!
Verás, señores, el ambiente estaba que quemaba. Un mes atrás estábamos todos mordiéndose las uñas, preocupados por cómo nos iba a salir en estas eliminatorias. Con este triunfo, al menos respiramos un poquito, dejamos atrás el estrés acumulado. Pero no nos hagamos ilusiones: la batalla está lejos de terminar.
Honduras, esos bravos, nos dejaron claro que no van a regalarles nada. Le ganaron 3-0 a Haití, demostrando que también andan buscando asegurar su pase al Mundial. Ese partido entre catrachos y haitianos, si hubieran empatado, todos quedaríamos con seis puntos y la cosa estaría mucho más pareja, pero bueno... así es el fútbol, impredecible hasta la médula.
Ahora, la responsabilidad recae enteramente en nosotros. Tenemos que ir a pelearla con Curazao, meterle bala. No podemos andar pensando en otro resultado que no sea una victoria. Es un partido crucial, un punto de quiebre en estas eliminatorias. Imagínate si nos vamos con las manos vacías de allá… ¡ufff!
Si logramos sacar adelante ese partido y, de paso, Honduras tropieza con Panamá –y creo que tienen posibilidades reales de hacerlo–, llegaremos a la última fecha en el Estadio Nacional con todo por decidir. Sería un partidazo, con la gente enardecida, gritando y empujando a la Tricolor desde la primera hasta la última jugada. El cuchillo en el cuello, digámoslo así, porque si no ganamos, adiós Mundial.
Pero ojo, que la cosa puede complicarse aún más. Una derrota frente a los curazoleños y prácticamente estaríamos fuera, arrastrando las valijas antes de tiempo. ¡Ni hablar! Eso sería un bajón tremendo para todos los aficionados. Nos sentiríamos como si nos hubiéramos jalado una torta monumental, perdiendo una oportunidad dorada de clasificarnos.
Y ni te cuento, si todo se define en el último partido, va a ser una locura. Honduras necesitaría solo un empate para asegurar su lugar en el Mundial, y nosotros tendríamos que ir a muerte con ellos para poder soñar con Qatar. Sería un duelo épico, un verdadero partido de gallos donde el ganador se lleva toda la gloria y el perdedor se va con el sabor amargo de la derrota. Este brete nos pone a prueba, a ver qué tan fuertes somos como selección y como país.
Así que, mi gente, preparen sus camisetas rojas, blancos y amarillas. Agenden el calendario y estén listos para apoyar a la Tricolor con toda la fuerza. Pero díganme, ¿creen que con este ritmo y estos resultados tendremos la fortuna de clasificar directamente al Mundial, o terminaremos dependiendo de otros factores y sufriendo hasta el final?
Verás, señores, el ambiente estaba que quemaba. Un mes atrás estábamos todos mordiéndose las uñas, preocupados por cómo nos iba a salir en estas eliminatorias. Con este triunfo, al menos respiramos un poquito, dejamos atrás el estrés acumulado. Pero no nos hagamos ilusiones: la batalla está lejos de terminar.
Honduras, esos bravos, nos dejaron claro que no van a regalarles nada. Le ganaron 3-0 a Haití, demostrando que también andan buscando asegurar su pase al Mundial. Ese partido entre catrachos y haitianos, si hubieran empatado, todos quedaríamos con seis puntos y la cosa estaría mucho más pareja, pero bueno... así es el fútbol, impredecible hasta la médula.
Ahora, la responsabilidad recae enteramente en nosotros. Tenemos que ir a pelearla con Curazao, meterle bala. No podemos andar pensando en otro resultado que no sea una victoria. Es un partido crucial, un punto de quiebre en estas eliminatorias. Imagínate si nos vamos con las manos vacías de allá… ¡ufff!
Si logramos sacar adelante ese partido y, de paso, Honduras tropieza con Panamá –y creo que tienen posibilidades reales de hacerlo–, llegaremos a la última fecha en el Estadio Nacional con todo por decidir. Sería un partidazo, con la gente enardecida, gritando y empujando a la Tricolor desde la primera hasta la última jugada. El cuchillo en el cuello, digámoslo así, porque si no ganamos, adiós Mundial.
Pero ojo, que la cosa puede complicarse aún más. Una derrota frente a los curazoleños y prácticamente estaríamos fuera, arrastrando las valijas antes de tiempo. ¡Ni hablar! Eso sería un bajón tremendo para todos los aficionados. Nos sentiríamos como si nos hubiéramos jalado una torta monumental, perdiendo una oportunidad dorada de clasificarnos.
Y ni te cuento, si todo se define en el último partido, va a ser una locura. Honduras necesitaría solo un empate para asegurar su lugar en el Mundial, y nosotros tendríamos que ir a muerte con ellos para poder soñar con Qatar. Sería un duelo épico, un verdadero partido de gallos donde el ganador se lleva toda la gloria y el perdedor se va con el sabor amargo de la derrota. Este brete nos pone a prueba, a ver qué tan fuertes somos como selección y como país.
Así que, mi gente, preparen sus camisetas rojas, blancos y amarillas. Agenden el calendario y estén listos para apoyar a la Tricolor con toda la fuerza. Pero díganme, ¿creen que con este ritmo y estos resultados tendremos la fortuna de clasificar directamente al Mundial, o terminaremos dependiendo de otros factores y sufriendo hasta el final?