¡Ay, pata! Carlos Alvarado, el exprresidente, anda echándole ganas a la COP30 allá en Canadá, demostrando que aunque ya no esté en la silla linda, sigue preocupado por el planeta. Este señor, con su labia bien afinada, está llevando la batuta en temas de cambio climático, pero ahora con un enfoque que nos toca la fibra sensible a todos los ticos: la justicia social.
Como sabemos, el cambio climático no es un jueguito de ricos, ¡qué va! Afecta a los más pobres y vulnerables primero. Alvarado lo entiende perfecto y ahí mismo, en foros internacionales, está insistiendo en que cualquier plan para frenar el calentamiento global tenga en cuenta a esos que menos tienen. No es solo plantar árboles, es asegurar que las comunidades tengan herramientas para adaptarse y prosperar, incluso en medio del apuro.
Y hablando de apuros, Alvarado está poniendo lupa en un tema que a veces pasa desapercibido: la movilidad climática. ¿Se imaginan tener que dejar la casa por culpa de una sequía o una inundación? Pues eso le pasa a millones de personas cada año, y el exmandatario está luchando para que estos refugiados climáticos tengan voz y voto en las decisiones que les afectan. “No podemos estar mandándolos a la deriva,” dijo Alvarado en un panel del Global Centre for Climate Mobility, y vaya que tiene razón.
Para hacerle frente a este brete, Alvarado se ha metido de lleno con organizaciones como el GCCM y el Club de Madrid. Está buscando formas creativas de financiar proyectos de adaptación al clima, especialmente en países en desarrollo donde la plata escasea y los desastres naturales son moneda corriente. Le está dando con todo para que los países ricos cumplan sus promesas de ayuda financiera, porque si no, la cosa se pone turbia.
También estuvo presente en una charla organizada por Project Syndicate, donde analizó el panorama geopolítico actual y cómo afecta los objetivos climáticos globales. El mundo está bastante complicado, entre guerras y tensiones económicas, pero Alvarado insiste en que el cambio climático no puede esperar. Hay que ponerlo en la agenda de todas las negociaciones internacionales, porque al final, nos afecta a todos, diay.
Lo que más me late de toda esta movida es que Alvarado no está jugando a ser ecologista de moda. Él realmente cree en lo que dice, y eso se nota en cada intervención suya. Desde que era presidente, siempre puso a Costa Rica a la vanguardia en temas de sostenibilidad, y ahora, desde fuera del gobierno, sigue echándole ganas para que nuestro país siga siendo ejemplo para el resto del mundo. ¡Un mae con visión!
Pero no todo es color de rosa, amigos. La verdad es que los avances en materia de financiamiento climático siguen siendo lentísimos, y muchos países desarrollados se escapan de sus compromisos. Además, la crisis económica mundial amenaza con descarrilar los esfuerzos para combatir el cambio climático. Ahí sí, ¡qué despiche! Pero Alvarado no se amilana y sigue luchando por un futuro más justo y sostenible para todos.
Ahora dime, mi pana, tú qué piensas de todo esto. ¿Crees que Costa Rica debería seguir apostando por el liderazgo regional en materia de clima, aunque eso implique enfrentamientos con potencias mundiales? ¿Y qué medidas concretas crees que deberían tomarse para proteger a las comunidades más vulnerables a los impactos del cambio climático?
Como sabemos, el cambio climático no es un jueguito de ricos, ¡qué va! Afecta a los más pobres y vulnerables primero. Alvarado lo entiende perfecto y ahí mismo, en foros internacionales, está insistiendo en que cualquier plan para frenar el calentamiento global tenga en cuenta a esos que menos tienen. No es solo plantar árboles, es asegurar que las comunidades tengan herramientas para adaptarse y prosperar, incluso en medio del apuro.
Y hablando de apuros, Alvarado está poniendo lupa en un tema que a veces pasa desapercibido: la movilidad climática. ¿Se imaginan tener que dejar la casa por culpa de una sequía o una inundación? Pues eso le pasa a millones de personas cada año, y el exmandatario está luchando para que estos refugiados climáticos tengan voz y voto en las decisiones que les afectan. “No podemos estar mandándolos a la deriva,” dijo Alvarado en un panel del Global Centre for Climate Mobility, y vaya que tiene razón.
Para hacerle frente a este brete, Alvarado se ha metido de lleno con organizaciones como el GCCM y el Club de Madrid. Está buscando formas creativas de financiar proyectos de adaptación al clima, especialmente en países en desarrollo donde la plata escasea y los desastres naturales son moneda corriente. Le está dando con todo para que los países ricos cumplan sus promesas de ayuda financiera, porque si no, la cosa se pone turbia.
También estuvo presente en una charla organizada por Project Syndicate, donde analizó el panorama geopolítico actual y cómo afecta los objetivos climáticos globales. El mundo está bastante complicado, entre guerras y tensiones económicas, pero Alvarado insiste en que el cambio climático no puede esperar. Hay que ponerlo en la agenda de todas las negociaciones internacionales, porque al final, nos afecta a todos, diay.
Lo que más me late de toda esta movida es que Alvarado no está jugando a ser ecologista de moda. Él realmente cree en lo que dice, y eso se nota en cada intervención suya. Desde que era presidente, siempre puso a Costa Rica a la vanguardia en temas de sostenibilidad, y ahora, desde fuera del gobierno, sigue echándole ganas para que nuestro país siga siendo ejemplo para el resto del mundo. ¡Un mae con visión!
Pero no todo es color de rosa, amigos. La verdad es que los avances en materia de financiamiento climático siguen siendo lentísimos, y muchos países desarrollados se escapan de sus compromisos. Además, la crisis económica mundial amenaza con descarrilar los esfuerzos para combatir el cambio climático. Ahí sí, ¡qué despiche! Pero Alvarado no se amilana y sigue luchando por un futuro más justo y sostenible para todos.
Ahora dime, mi pana, tú qué piensas de todo esto. ¿Crees que Costa Rica debería seguir apostando por el liderazgo regional en materia de clima, aunque eso implique enfrentamientos con potencias mundiales? ¿Y qué medidas concretas crees que deberían tomarse para proteger a las comunidades más vulnerables a los impactos del cambio climático?