¡Ay, Dios mío! Lo que les cuento... Aurora, Ulloa, amaneció con una escena de película de terror este lunes. Un bus, pa'lante, atropelló a una madre y a su hijito de apenas dos años, dejándolos con heridas muy graves. La Cruz Roja llegó corriendo, pero la situación estaba bien complicada. ¡Qué torta!
Según testigos, la familia caminaba por la acera cuando el bus, aparentemente perdiendo el control, se salió de la vía e impactó contra ellos. Parece que el chofer tuvo un problemita con los frenos, dicen algunos, pero hasta ahora eso es pura especulación. Las autoridades ya están investigando qué pasó realmente, porque esto es súper preocupante.
Los paramédicos actuaron rápido, llevando a la mamá al Hospital San Vicente de Paúl en condición crítica, agarrándosele de tripa. El nene, con heridas más graves aún, fue llevado también al hospital en ambulancia, con sirenas a todo trapo. Se dice que el niño sufrió golpes bastante fuertes en la cabeza, ¡diay! Esperemos que ambos puedan salir adelante, aunque la verdad es que la cosa está dura.
La zona quedó cerrada al tráfico por varias horas mientras se realizaban las labores de rescate y se levantaban las evidencias. Varios vecinos se acercaron a ver qué pasaba, todos con la cara larga y comentando lo peligroso que es cruzar por esa calle. Han dicho que siempre ha sido una zona conflictiva, con muchos buses pasando a toda velocidad y poca visibilidad.
“Esto era inevitable,” lamentaba Doña Rosa, vecina del sector desde hace más de 30 años. “Hemos reclamado mil veces a la municipalidad que pongan reductores de velocidad o algún tipo de señalización, pero nunca nos hacen caso. Parece que tienen que pasar estas cosas para que se muevan.” Su comentario refleja la frustración generalizada de la comunidad, que lleva años luchando por mejorar la seguridad vial en la zona.
Este incidente reaviva el debate sobre la necesidad de invertir en infraestructura vial segura para peatones y ciclistas. Muchos señalan la falta de planificación urbana y el crecimiento descontrolado como factores que contribuyen a estos accidentes. Además, cuestionan la capacitación y supervisión de los conductores de autobuses, especialmente aquellos que operan en rutas concurridas. El brete es grande para todos.
Recordemos que este no es el primer accidente similar en Heredia. Hace poco, otro menor resultó lesionado en un incidente parecido en Santa Bárbara. La situación nos obliga a reflexionar sobre la responsabilidad compartida entre las autoridades, los conductores y los ciudadanos para garantizar la seguridad en nuestras calles. Este tema es un vara importante que debemos abordar con seriedad y urgencia.
La comunidad de Aurora está consternada y exige respuestas. Ahora, después de todo esto, me pregunto… ¿Qué medidas concretas creen ustedes que deberían tomarse para prevenir futuros accidentes similares en nuestras comunidades y evitar que situaciones tan trágicas vuelvan a repetirse?
Según testigos, la familia caminaba por la acera cuando el bus, aparentemente perdiendo el control, se salió de la vía e impactó contra ellos. Parece que el chofer tuvo un problemita con los frenos, dicen algunos, pero hasta ahora eso es pura especulación. Las autoridades ya están investigando qué pasó realmente, porque esto es súper preocupante.
Los paramédicos actuaron rápido, llevando a la mamá al Hospital San Vicente de Paúl en condición crítica, agarrándosele de tripa. El nene, con heridas más graves aún, fue llevado también al hospital en ambulancia, con sirenas a todo trapo. Se dice que el niño sufrió golpes bastante fuertes en la cabeza, ¡diay! Esperemos que ambos puedan salir adelante, aunque la verdad es que la cosa está dura.
La zona quedó cerrada al tráfico por varias horas mientras se realizaban las labores de rescate y se levantaban las evidencias. Varios vecinos se acercaron a ver qué pasaba, todos con la cara larga y comentando lo peligroso que es cruzar por esa calle. Han dicho que siempre ha sido una zona conflictiva, con muchos buses pasando a toda velocidad y poca visibilidad.
“Esto era inevitable,” lamentaba Doña Rosa, vecina del sector desde hace más de 30 años. “Hemos reclamado mil veces a la municipalidad que pongan reductores de velocidad o algún tipo de señalización, pero nunca nos hacen caso. Parece que tienen que pasar estas cosas para que se muevan.” Su comentario refleja la frustración generalizada de la comunidad, que lleva años luchando por mejorar la seguridad vial en la zona.
Este incidente reaviva el debate sobre la necesidad de invertir en infraestructura vial segura para peatones y ciclistas. Muchos señalan la falta de planificación urbana y el crecimiento descontrolado como factores que contribuyen a estos accidentes. Además, cuestionan la capacitación y supervisión de los conductores de autobuses, especialmente aquellos que operan en rutas concurridas. El brete es grande para todos.
Recordemos que este no es el primer accidente similar en Heredia. Hace poco, otro menor resultó lesionado en un incidente parecido en Santa Bárbara. La situación nos obliga a reflexionar sobre la responsabilidad compartida entre las autoridades, los conductores y los ciudadanos para garantizar la seguridad en nuestras calles. Este tema es un vara importante que debemos abordar con seriedad y urgencia.
La comunidad de Aurora está consternada y exige respuestas. Ahora, después de todo esto, me pregunto… ¿Qué medidas concretas creen ustedes que deberían tomarse para prevenir futuros accidentes similares en nuestras comunidades y evitar que situaciones tan trágicas vuelvan a repetirse?
