¡Ay, Dios mío! La pura verdad, esto sí que duele. Una nena de apenas ocho añitos tuvo que pasar por un susto tremendo anoche en Esparza. Resulta que mientras andaba por la calle, un bala perdida, producto de un tiroteo, le pegó cerquita del corazón. ¡Imagínate el espanto!
Según nos cuentan desde el OIJ, la muchachita estaba tranquilamente paseando por la vía pública cuando ocurrió el incidente. Todo pasó en el barrio La Calderón, donde unos desconocidos, encima en moto, empezaron a dispararle a una casa. Un verdadero despiche, la hora y el lugar.
Y ni hablar, señores. Esta escena salió directamente de una película de terror. Fuentes cercanas a la investigación explican que fueron varios los disparos, y uno de ellos, desafortunadamente, alcanzó a la niña, quien se encontraba a unos 25 metros de la vivienda atacada. La rapidéz con la que actuaron los servicios médicos fue impresionante, tuvieron que llevarla corriendo al hospital de Puntarenas porque la cosa estaba dura.
Lo que más me preocupa, y creo que a todos deberíamos preocuparnos, es cómo llegó esto a suceder. En pleno barrio, a la hora en que los niños deberían estar durmiendo plácidamente. Parece mentira, pero es la realidad que vivimos algunos lugares de nuestro país. El silencio de la noche roto por el estruendo de las balas, una imagen que seguro atormentará a la menor por mucho tiempo.
Ahora bien, los vecinos, obviamente, están sacudidos. Algunos comentan que últimamente han visto movimientos extraños en la zona, pero nadie se atrevió a denunciar por miedo. ¿Será que estamos normalizando la violencia? Esa es una pregunta que debemos hacernos, porque si seguimos así, ¿qué futuro les estamos dejando a nuestros hijos?
El OIJ anda investigando el caso a fondo, buscando pistas que puedan llevarlos hasta los responsables de este acto cobarde. Dicen que hay testigos, pero ninguno quiere decir la verdad por temor a represalias. ¡Qué pena!, eso limita muchísimo la labor de los detectives. Esperemos que pronto logren capturar a estos delincuentes y llevarlos ante la justicia.
Este hecho nos recuerda, una vez más, la urgente necesidad de fortalecer la seguridad en nuestras comunidades. No podemos seguir permitiendo que la delincuencia siga campante, poniendo en peligro la vida de personas inocentes. Se necesita más presencia policial, programas sociales que ayuden a jóvenes vulnerables, y, sobre todo, un cambio de mentalidad que promueva la paz y el respeto.
En fin, la situación es complicada y requiere atención inmediata. Pero me pregunto, ¿hasta cuándo tendremos que vivir con el temor constante de que un bala perdida arruine la vida de alguien? ¿Qué medidas crees que deberían tomarse, como sociedad, para prevenir tragedias como esta y proteger a nuestros niños?
Según nos cuentan desde el OIJ, la muchachita estaba tranquilamente paseando por la vía pública cuando ocurrió el incidente. Todo pasó en el barrio La Calderón, donde unos desconocidos, encima en moto, empezaron a dispararle a una casa. Un verdadero despiche, la hora y el lugar.
Y ni hablar, señores. Esta escena salió directamente de una película de terror. Fuentes cercanas a la investigación explican que fueron varios los disparos, y uno de ellos, desafortunadamente, alcanzó a la niña, quien se encontraba a unos 25 metros de la vivienda atacada. La rapidéz con la que actuaron los servicios médicos fue impresionante, tuvieron que llevarla corriendo al hospital de Puntarenas porque la cosa estaba dura.
Lo que más me preocupa, y creo que a todos deberíamos preocuparnos, es cómo llegó esto a suceder. En pleno barrio, a la hora en que los niños deberían estar durmiendo plácidamente. Parece mentira, pero es la realidad que vivimos algunos lugares de nuestro país. El silencio de la noche roto por el estruendo de las balas, una imagen que seguro atormentará a la menor por mucho tiempo.
Ahora bien, los vecinos, obviamente, están sacudidos. Algunos comentan que últimamente han visto movimientos extraños en la zona, pero nadie se atrevió a denunciar por miedo. ¿Será que estamos normalizando la violencia? Esa es una pregunta que debemos hacernos, porque si seguimos así, ¿qué futuro les estamos dejando a nuestros hijos?
El OIJ anda investigando el caso a fondo, buscando pistas que puedan llevarlos hasta los responsables de este acto cobarde. Dicen que hay testigos, pero ninguno quiere decir la verdad por temor a represalias. ¡Qué pena!, eso limita muchísimo la labor de los detectives. Esperemos que pronto logren capturar a estos delincuentes y llevarlos ante la justicia.
Este hecho nos recuerda, una vez más, la urgente necesidad de fortalecer la seguridad en nuestras comunidades. No podemos seguir permitiendo que la delincuencia siga campante, poniendo en peligro la vida de personas inocentes. Se necesita más presencia policial, programas sociales que ayuden a jóvenes vulnerables, y, sobre todo, un cambio de mentalidad que promueva la paz y el respeto.
En fin, la situación es complicada y requiere atención inmediata. Pero me pregunto, ¿hasta cuándo tendremos que vivir con el temor constante de que un bala perdida arruine la vida de alguien? ¿Qué medidas crees que deberían tomarse, como sociedad, para prevenir tragedias como esta y proteger a nuestros niños?