¡Ay, Dios mío! Parece que la bronca con el nuevo sistema ERP en la CCSS no da marcha atrás. La contralora, Marta Acosta, soltó la bomba ante la comisión investigadora: estamos en una crisis, mándale, y hay que ponerle remedio rápido. No me hagan bolas, esto huele a que nos vamos a jalar una torta colectiva si no le ponemos atención.
Como bien saben, desde que salió el sistema en junio, las cosas han andado bizcas. Fallas operativas a diestra y siniestra, procesos interrumpidos, ¡y hasta rezo para que los medicamentos no caduquen porque nadie puede rastrearlos! Según la contralora, negar que hay problemas es como taparse los ojos con arena; lo peor es que llevamos medio año sin ver los estados financieros, ¡qué descuido!
Acosta hizo hincapié en que la situación pone en peligro los servicios esenciales que la gente necesita. Dijo que si la Caja no recupera el control técnico y administrativo, la cosa podría irse al traste. Y ni hablar de la orden de la Contraloría, que busca justamente recuperar el control, aunque ahora esté suspendida temporalmente por el Tribunal Contencioso... qué brete el que tenemos encima.
Por otro lado, la presidenta de la CCSS, Mónica Taylor, sigue defendiendo el proyecto a capa y espada, diciendo que es un éxito rotundo. Pero, mijos, a ver, ¿cómo va a decir eso sin tener los números claros? Uno se queda pensando si realmente sabe lo que está pasando detrás de bambalinas, o si simplemente quiere mantener la calma y seguir adelante con el tren descarrilado.
Además de las fallas en medicamentos y farmacias, la contralora puso el dedo en otras llagas. En las bodegas, han tenido que volver a los controles manuales, lo que implica un montón de papeleo extra y riesgos de errores. También hay diferencias importantes en el registro de activos, y la trazabilidad se ha perdido temporalmente. ¡Imagínate la maraña! Y para colmo, acumulan más de 21 mil facturas sin registrar... ¡qué papelón!
Otro punto preocupante es el debilitamiento del control interno. Parece que eliminaron algunos comités técnicos, concentraron las decisiones en pocas manos y apagaron las alertas tempranas. Esto, amigos, es una receta segura para el desastre. Sin supervisión, cualquiera puede hacer lo que quiera, y ahí es donde empiezan los problemitas.
La Contraloría insiste en que la Caja necesita urgentemente restablecer la gobernanza técnica, recuperar la trazabilidad operativa y poner en marcha un plan de recuperación del ERP. Si no, la crisis se va a profundizar aún más y la situación se pondrá peor. Hay que actuar rápido y con decisión, porque esto afecta directamente a la salud de todos los costarricenses. Ya no podemos andar jugando a las escondidas con la verdad.
En fin, parece que estamos metidos en un lío bastante grande con este sistema ERP. La CCSS anda tambaleándose y la confianza de la población se está desplomando. Con tantas irregularidades y contradicciones, surge la pregunta inevitable: ¿Estamos sacrificando la salud pública en el altar del progreso tecnológico, o es que alguien se está aprovechando de la situación para llenar sus bolsillos? ¿Ustedes creen que se pueden solucionar estos problemas sin echar abajo todo el tinglado?
Como bien saben, desde que salió el sistema en junio, las cosas han andado bizcas. Fallas operativas a diestra y siniestra, procesos interrumpidos, ¡y hasta rezo para que los medicamentos no caduquen porque nadie puede rastrearlos! Según la contralora, negar que hay problemas es como taparse los ojos con arena; lo peor es que llevamos medio año sin ver los estados financieros, ¡qué descuido!
Acosta hizo hincapié en que la situación pone en peligro los servicios esenciales que la gente necesita. Dijo que si la Caja no recupera el control técnico y administrativo, la cosa podría irse al traste. Y ni hablar de la orden de la Contraloría, que busca justamente recuperar el control, aunque ahora esté suspendida temporalmente por el Tribunal Contencioso... qué brete el que tenemos encima.
Por otro lado, la presidenta de la CCSS, Mónica Taylor, sigue defendiendo el proyecto a capa y espada, diciendo que es un éxito rotundo. Pero, mijos, a ver, ¿cómo va a decir eso sin tener los números claros? Uno se queda pensando si realmente sabe lo que está pasando detrás de bambalinas, o si simplemente quiere mantener la calma y seguir adelante con el tren descarrilado.
Además de las fallas en medicamentos y farmacias, la contralora puso el dedo en otras llagas. En las bodegas, han tenido que volver a los controles manuales, lo que implica un montón de papeleo extra y riesgos de errores. También hay diferencias importantes en el registro de activos, y la trazabilidad se ha perdido temporalmente. ¡Imagínate la maraña! Y para colmo, acumulan más de 21 mil facturas sin registrar... ¡qué papelón!
Otro punto preocupante es el debilitamiento del control interno. Parece que eliminaron algunos comités técnicos, concentraron las decisiones en pocas manos y apagaron las alertas tempranas. Esto, amigos, es una receta segura para el desastre. Sin supervisión, cualquiera puede hacer lo que quiera, y ahí es donde empiezan los problemitas.
La Contraloría insiste en que la Caja necesita urgentemente restablecer la gobernanza técnica, recuperar la trazabilidad operativa y poner en marcha un plan de recuperación del ERP. Si no, la crisis se va a profundizar aún más y la situación se pondrá peor. Hay que actuar rápido y con decisión, porque esto afecta directamente a la salud de todos los costarricenses. Ya no podemos andar jugando a las escondidas con la verdad.
En fin, parece que estamos metidos en un lío bastante grande con este sistema ERP. La CCSS anda tambaleándose y la confianza de la población se está desplomando. Con tantas irregularidades y contradicciones, surge la pregunta inevitable: ¿Estamos sacrificando la salud pública en el altar del progreso tecnológico, o es que alguien se está aprovechando de la situación para llenar sus bolsillos? ¿Ustedes creen que se pueden solucionar estos problemas sin echar abajo todo el tinglado?