¡Aguántense!, pura vida gente del Foro. Aquí su servidora, lista para contarles cómo el Congreso le hizo un homenaje a Don Fernando Centeno Güell, el señor que abrió camino para la educación de los niños y niñas con discapacidades acá en Costa Rica y toda la región. Se le puso un retrato en la Asamblea, un reconocimiento largamente esperado, porque vaya brete tuvo que pasar este señor para que sus ideas fueran escuchadas.
La verdad, esto del reconocimiento tardó bastante. Ya van 25 años desde que se presentó el primer intento de declararlo Benemérito de la Patria. Parece mentira, ¿verdad? Vaya aguante tuvo Don Fernando, peleando contra la corriente y demostrando que todos merecemos las mismas oportunidades, diay. Al final, el esfuerzo valió la pena, y ahora tenemos un recordatorio permanente de su labor en esas paredes.
Como bien nos recordó el historiador Francisco Enríquez, “Fernando Centeno Güell fue el arquitecto de la inclusión educativa en Costa Rica”. No es poco, chunches. Él vio la necesidad de crear espacios donde todos pudieran aprender, independientemente de sus condiciones. Y no solo eso, sino que llevó esa visión a otros países centroamericanos, dejando una huella imborrable en Nicaragua, Panamá, Honduras y Guatemala. ¡Un mae de esos que realmente dejan su marca!
Y qué bueno que este homenaje coincidió con la Semana de la Inclusión. ¡Qué chiva! Todas las escuelas y colegios hicieron actividades especiales para celebrar y reflexionar sobre este tema tan importante. Se vieron presentaciones artísticas, charlas educativas y hasta obras de teatro. Eso demuestra que, aunque todavía queda mucho por hacer, estamos avanzando en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.
Don Fernando nació en San José allá por 1907, un tiempo diferente, donde las cosas para las personas con discapacidad eran aún más difíciles. Pero él estudió pedagogía en España, se nutrió de nuevas ideas y volvió a casa con una misión clara: transformar la realidad de su país. Fundó la primera escuela para niños con discapacidad, que hoy lleva su nombre, y ahí empezó a sembrar la semilla del cambio.
Sus logros fueron muchos, y no solo a nivel nacional. Recibió premios y reconocimientos internacionales, como el Premio Magón, la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica y un Doctorado Honoris Causa de la UCR. Pero más allá de los galardones, lo importante es el impacto positivo que tuvo en la vida de miles de personas. Esa sí que es la verdadera carga que dejó este gran hombre.
Ahora bien, tener un retrato de Don Fernando en la Asamblea es lindo, es un gesto significativo. Pero me pregunto… ¿realmente hemos internalizado su mensaje? ¿Estamos haciendo lo suficiente para garantizar que todas las personas con discapacidad tengan acceso a una educación de calidad, a empleos dignos y a una vida plena? ¿No será que seguimos teniendo mucha vara por mejorar en temas de inclusión?
Y ahí les dejo mi pregunta para ustedes, mis queridos foreros: Con este homenaje a Don Fernando Centeno Güell, ¿creen que Costa Rica está verdaderamente comprometido con la inclusión social, o es solo un gesto superficial? ¡Díganme qué piensan! ¡Espero sus comentarios, pura vida!
La verdad, esto del reconocimiento tardó bastante. Ya van 25 años desde que se presentó el primer intento de declararlo Benemérito de la Patria. Parece mentira, ¿verdad? Vaya aguante tuvo Don Fernando, peleando contra la corriente y demostrando que todos merecemos las mismas oportunidades, diay. Al final, el esfuerzo valió la pena, y ahora tenemos un recordatorio permanente de su labor en esas paredes.
Como bien nos recordó el historiador Francisco Enríquez, “Fernando Centeno Güell fue el arquitecto de la inclusión educativa en Costa Rica”. No es poco, chunches. Él vio la necesidad de crear espacios donde todos pudieran aprender, independientemente de sus condiciones. Y no solo eso, sino que llevó esa visión a otros países centroamericanos, dejando una huella imborrable en Nicaragua, Panamá, Honduras y Guatemala. ¡Un mae de esos que realmente dejan su marca!
Y qué bueno que este homenaje coincidió con la Semana de la Inclusión. ¡Qué chiva! Todas las escuelas y colegios hicieron actividades especiales para celebrar y reflexionar sobre este tema tan importante. Se vieron presentaciones artísticas, charlas educativas y hasta obras de teatro. Eso demuestra que, aunque todavía queda mucho por hacer, estamos avanzando en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.
Don Fernando nació en San José allá por 1907, un tiempo diferente, donde las cosas para las personas con discapacidad eran aún más difíciles. Pero él estudió pedagogía en España, se nutrió de nuevas ideas y volvió a casa con una misión clara: transformar la realidad de su país. Fundó la primera escuela para niños con discapacidad, que hoy lleva su nombre, y ahí empezó a sembrar la semilla del cambio.
Sus logros fueron muchos, y no solo a nivel nacional. Recibió premios y reconocimientos internacionales, como el Premio Magón, la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica y un Doctorado Honoris Causa de la UCR. Pero más allá de los galardones, lo importante es el impacto positivo que tuvo en la vida de miles de personas. Esa sí que es la verdadera carga que dejó este gran hombre.
Ahora bien, tener un retrato de Don Fernando en la Asamblea es lindo, es un gesto significativo. Pero me pregunto… ¿realmente hemos internalizado su mensaje? ¿Estamos haciendo lo suficiente para garantizar que todas las personas con discapacidad tengan acceso a una educación de calidad, a empleos dignos y a una vida plena? ¿No será que seguimos teniendo mucha vara por mejorar en temas de inclusión?
Y ahí les dejo mi pregunta para ustedes, mis queridos foreros: Con este homenaje a Don Fernando Centeno Güell, ¿creen que Costa Rica está verdaderamente comprometido con la inclusión social, o es solo un gesto superficial? ¡Díganme qué piensan! ¡Espero sus comentarios, pura vida!