¡Ay, mi gente! Qué chinua de rollo vivimos en Costa Rica, ¿verdad? Pues esto del caso del Presidente Chaves ha dado pa’ comentar y discutir hasta por horas. El jueves pasado, nuestro querido Rodrigo fue a ponerle cara a la comisión de la Asamblea que quería meterle mano a su fuerito. Un teatro, digámoslo así, digno de verse con palomitas.
La cosa es que la comisión, formada por la diputada Alejandra Larios (PLN), Rocío Alfaro (Frente Amplio) y Daniel Vargas (oficialista), estaba analizando las quince denuncias por presunta beligerancia política que tiene encima el Presidente. Estas acusaciones vienen desde hace rato, recordando esas frases políticas que soltó en varias apariciones públicas, incluyendo unas cadenas nacionales y hasta en un par de marchas – como aquella del 4 de marzo contra el fiscal Rafael Ángel Chacon y el Poder Judicial. ¡Uf, eso ya fue otro brete!
En medio de la comparecencia, don Rodrigo no se anduvo con rodeos. Soltó que aquello era un “linchamiento político”, con cambios de reglas a última hora y violando todo el debido proceso y el derecho a la defensa. Dijo que las instituciones del país se habían visto afectadas por quienes las ocupaban, acusándolos de maltratar su imagen y prestigio. ¡Imagínate el ambiente! Parecía un partido de gallos, pura tensión.
“Aquí sabemos a dónde vinieron la diputada Larios y la diputada Alfaro, a un linchamiento político, descarado…”, exclamó el Presidente con evidente indignación. Y continuó: “Yo no sé a usted qué tanto le importa su reputación, pero a mí sí me importa la mía. Y le agradezco a Dios que no estoy en sus zapatos.” ¡Un buen quite, dirían por acá! Se veía que estaba encendido, buscando defenderse como gato escaldado.
Además, le tiró indirectas a la diputada Alfaro por hablar del reglamento “con una voz así toda parsimoniosa”, preguntándole si había cambiado el reglamento desde la última vez que estuvo ahí sentada. Ya ven, el Presidente no se anda con pelos en la lengua; directo al grano, bien tico, ¿eh?
Para defenderse, presentaron un video con la diputada Pilar Cisneros locutando, donde se decía que: “¿Es beligerancia decir que el cambio está en nuestras manos? No. Ustedes tienen el poder del voto para decidir si la quieren cambiar o no”. Y añadió que tampoco iba a decirle a nadie por quién debía votar. Una estrategia para darle vuelta al asunto, mostrando que no estaba incitando a nadie a romper la ley.
Pero al final, el Presidente se bajó de la escena sin responder a las preguntas de los diputados, acompañado de su abogado José Miguel Villalobos. ¡Se fue corriendo, dicen algunos! La presidenta de la comisión, Alejandra Larios, justificó la salida diciendo que era su derecho. ¡Vaya desenlace! La oposición, claro, lo recibió con críticas durísimas, tildándolo de cobarde y misógino por huir de las preguntas. ¡Qué sal!
Ahora, después de tanta polémica y drama, me pregunto: ¿crees que el Presidente tuvo razón al denunciar un montaje político o simplemente buscaba escudarse en excusas para evitar rendir cuentas? ¿Y cómo crees que este episodio afectará la relación entre el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa? Déjanos tus comentarios, ¡quiero saber qué piensas tú!
La cosa es que la comisión, formada por la diputada Alejandra Larios (PLN), Rocío Alfaro (Frente Amplio) y Daniel Vargas (oficialista), estaba analizando las quince denuncias por presunta beligerancia política que tiene encima el Presidente. Estas acusaciones vienen desde hace rato, recordando esas frases políticas que soltó en varias apariciones públicas, incluyendo unas cadenas nacionales y hasta en un par de marchas – como aquella del 4 de marzo contra el fiscal Rafael Ángel Chacon y el Poder Judicial. ¡Uf, eso ya fue otro brete!
En medio de la comparecencia, don Rodrigo no se anduvo con rodeos. Soltó que aquello era un “linchamiento político”, con cambios de reglas a última hora y violando todo el debido proceso y el derecho a la defensa. Dijo que las instituciones del país se habían visto afectadas por quienes las ocupaban, acusándolos de maltratar su imagen y prestigio. ¡Imagínate el ambiente! Parecía un partido de gallos, pura tensión.
“Aquí sabemos a dónde vinieron la diputada Larios y la diputada Alfaro, a un linchamiento político, descarado…”, exclamó el Presidente con evidente indignación. Y continuó: “Yo no sé a usted qué tanto le importa su reputación, pero a mí sí me importa la mía. Y le agradezco a Dios que no estoy en sus zapatos.” ¡Un buen quite, dirían por acá! Se veía que estaba encendido, buscando defenderse como gato escaldado.
Además, le tiró indirectas a la diputada Alfaro por hablar del reglamento “con una voz así toda parsimoniosa”, preguntándole si había cambiado el reglamento desde la última vez que estuvo ahí sentada. Ya ven, el Presidente no se anda con pelos en la lengua; directo al grano, bien tico, ¿eh?
Para defenderse, presentaron un video con la diputada Pilar Cisneros locutando, donde se decía que: “¿Es beligerancia decir que el cambio está en nuestras manos? No. Ustedes tienen el poder del voto para decidir si la quieren cambiar o no”. Y añadió que tampoco iba a decirle a nadie por quién debía votar. Una estrategia para darle vuelta al asunto, mostrando que no estaba incitando a nadie a romper la ley.
Pero al final, el Presidente se bajó de la escena sin responder a las preguntas de los diputados, acompañado de su abogado José Miguel Villalobos. ¡Se fue corriendo, dicen algunos! La presidenta de la comisión, Alejandra Larios, justificó la salida diciendo que era su derecho. ¡Vaya desenlace! La oposición, claro, lo recibió con críticas durísimas, tildándolo de cobarde y misógino por huir de las preguntas. ¡Qué sal!
Ahora, después de tanta polémica y drama, me pregunto: ¿crees que el Presidente tuvo razón al denunciar un montaje político o simplemente buscaba escudarse en excusas para evitar rendir cuentas? ¿Y cómo crees que este episodio afectará la relación entre el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa? Déjanos tus comentarios, ¡quiero saber qué piensas tú!
