¡Ay, Dios mío! Pues miren, señores, esta vainera salió desde China y nos llegó hasta acá. Resulta que ejecutaron a un tipo llamado Bai Tianhui, que era big boss de una financiera estatal china llamada China Huarong International Holdings. No es bronca, le dieron el toque final por robarle al Estado más de 156 millones de dólares en sobornos, ¡una torta tremenda!
Esta empresa, China Huarong, anda metida en broncas hace rato. Es una subsidiaria de otra más grande, China Huarong Asset Management, y parece que el presidente chino, Xi Jinping, la tiene bajo lupa porque han salido unos casos de corrupción que dan risa –o llanto–. Recordemos que ya le hicieron lo mismo a otro capo, Lai Xiaomin, quien recibió unos 253 millones en coimas. ¡Imagínense la lana! ¿Pa' qué quisiéramos nosotros con esa guitza?
Ahora bien, pa’ entenderla bien, estas condenas a muerte por corrupción en China siempre llevan una etapa de espera de dos años, pero al final, si no hay milagro, lo cambian por la cadena eterna. Este Bai, pues, apeló, creyó que podría salir librado, pero la Corte Suprema le dijo “no te hagas ilusiones, chunche”. Lo ratificaron y ahí se acabó la novela.
Según la tele estatal china, CCTV, este señor fue tan corrupto que el Tribunal Supremo dijo que el caso era “excepcionalmente grave” y que había causado “pérdidas excepcionalmente significativas” al Estado y al pueblo. Se juntaron todos los ingredientes pa’ una tragedia, diay. Al parecer, lo llevaron a verlos por última vez a sus familiares antes de… bueno, ya saben.
Y aquí viene lo curioso, ¿eh? En China nadie sabe cuánta gente ejecutan al año. Amnistía Internacional y otras organizaciones dicen que son miles, pero el gobierno chino se pone como pollo sin cabeza y no da números oficiales. ¡Qué misterio! Nos recuerdan a veces la política nacional, ¿no creen?
Esto nos lleva a pensar en nuestra propia realidad, en el brete que tenemos con la corrupción acá en Costa Rica. Hemos visto tantos escándalos, tantas vainas turbias que uno ya ni se sorprende. Desde hospitales inflados hasta cooperativas fantasma… siempre hay alguien buscando cómo llevarse un buen pedazo de plata pública. Uno piensa, ¿cuándo vamos a tener gobernantes que realmente piensen en el bienestar del pueblo y no en llenarle los bolsillos?
Claro, comparar China con Costa Rica es como comparar un elefante con una hormiga. Sus sistemas legales, políticos, económicos... todo es diferente. Pero la raíz del problema es la misma: la codicia humana. Ese deseo incontrolable de acumular riqueza a costa de los demás. Y eso, amigos míos, es un problema global que nos afecta a todos, más de lo que nos gustaría admitir. Ver estos casos así, allá afuera, nos hace reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad como ciudadanos.
Ahora dime, ¿crees que la severidad de las penas como las impuestas en China pueden servir como ejemplo disuasorio para combatir la corrupción, o es simplemente una medida extrema que no se ajusta a nuestros valores y sistema legal? ¿Y qué podemos hacer nosotros, como ciudadanos costarricenses, para exigir mayor transparencia y rendición de cuentas a nuestros representantes?
Esta empresa, China Huarong, anda metida en broncas hace rato. Es una subsidiaria de otra más grande, China Huarong Asset Management, y parece que el presidente chino, Xi Jinping, la tiene bajo lupa porque han salido unos casos de corrupción que dan risa –o llanto–. Recordemos que ya le hicieron lo mismo a otro capo, Lai Xiaomin, quien recibió unos 253 millones en coimas. ¡Imagínense la lana! ¿Pa' qué quisiéramos nosotros con esa guitza?
Ahora bien, pa’ entenderla bien, estas condenas a muerte por corrupción en China siempre llevan una etapa de espera de dos años, pero al final, si no hay milagro, lo cambian por la cadena eterna. Este Bai, pues, apeló, creyó que podría salir librado, pero la Corte Suprema le dijo “no te hagas ilusiones, chunche”. Lo ratificaron y ahí se acabó la novela.
Según la tele estatal china, CCTV, este señor fue tan corrupto que el Tribunal Supremo dijo que el caso era “excepcionalmente grave” y que había causado “pérdidas excepcionalmente significativas” al Estado y al pueblo. Se juntaron todos los ingredientes pa’ una tragedia, diay. Al parecer, lo llevaron a verlos por última vez a sus familiares antes de… bueno, ya saben.
Y aquí viene lo curioso, ¿eh? En China nadie sabe cuánta gente ejecutan al año. Amnistía Internacional y otras organizaciones dicen que son miles, pero el gobierno chino se pone como pollo sin cabeza y no da números oficiales. ¡Qué misterio! Nos recuerdan a veces la política nacional, ¿no creen?
Esto nos lleva a pensar en nuestra propia realidad, en el brete que tenemos con la corrupción acá en Costa Rica. Hemos visto tantos escándalos, tantas vainas turbias que uno ya ni se sorprende. Desde hospitales inflados hasta cooperativas fantasma… siempre hay alguien buscando cómo llevarse un buen pedazo de plata pública. Uno piensa, ¿cuándo vamos a tener gobernantes que realmente piensen en el bienestar del pueblo y no en llenarle los bolsillos?
Claro, comparar China con Costa Rica es como comparar un elefante con una hormiga. Sus sistemas legales, políticos, económicos... todo es diferente. Pero la raíz del problema es la misma: la codicia humana. Ese deseo incontrolable de acumular riqueza a costa de los demás. Y eso, amigos míos, es un problema global que nos afecta a todos, más de lo que nos gustaría admitir. Ver estos casos así, allá afuera, nos hace reflexionar sobre nuestra propia responsabilidad como ciudadanos.
Ahora dime, ¿crees que la severidad de las penas como las impuestas en China pueden servir como ejemplo disuasorio para combatir la corrupción, o es simplemente una medida extrema que no se ajusta a nuestros valores y sistema legal? ¿Y qué podemos hacer nosotros, como ciudadanos costarricenses, para exigir mayor transparencia y rendición de cuentas a nuestros representantes?
