¡Ay, Dios mío, qué despiche se armó en el Colegio de Criminólogos! Después de un año prácticamente paralizado, con la junta directiva haciendo sombra y procesos administrativos tirados, llegó Karen Jiménez como presidenta electa, y ahora toca remanggarse y ponerle chin corrido a este brete. Parece que el colegio estaba más perdido que chancho en vía, pero bueno, siempre hay esperanza para darle la vuelta a la tortilla.
La situación era así: la anulación de unas elecciones turbias en 2025 dejó al colegio varado, con puestitos vacíos y una montaña de papeleos pendientes. Imagínate, jóvenes graduados esperando ansiosamente poder registrarse y empezar a trabajar, y el colegio, pa’lante, ni pum. Una verdadera torta para esos profes que querían echarle ganas.
Y la cosa no paraba ahí, mae. Resulta que, por capricho de la vida, el Colegio tampoco había hecho juramentos desde hace tiempo. “Esto será lo primero que hagamos tan pronto entremos,” le dice Jiménez, que tenga razón. El tema es que mientras tanto, esos chavalos siguen esperando, frustrados y sin poder demostrar lo que saben. Qué sal!
Además, la Reforma a la Ley Orgánica del Colegio les mandó a actualizar el reglamento, pero como no hubo sesiones, pues se quedó allá, esperándose como limón en la nevera. Ahora, Jiménez tiene que lidiar con esto, cumpliendo con lo que manda la ley, aunque parezca una batalla cuesta arriba. Un chunche más que agregar a la lista de pendientes, díganlo ustedes.
Pero lo más picante de todo es el tema de las exclusiones irregulares de más de 500 profesionales en 2023. La Sala Constitucional ya les dio la razón a algunos afectados, y en enero va a haber un juicio. Jiménez, que ella misma fue parte de los afectados, asegura que seguirá liderando la demanda, aunque ahora esté al frente del Colegio. ¡Eso sí es tener aguante!
“Aunque yo sea presidenta, debo apartarme de ese rol para que quede claro lo que ocurrió,” enfatizó Jiménez, demostrando que tiene principios, ¿eh? Y es que uno tiene que saber dónde parar, a pesar de estar metido hasta el cuello en el tema. A ver si ahora, con la nueva dirección, se puede limpiar un poco la imagen del colegio y recuperar la confianza de los profesionales.
Ahora, con todo este despecho atrás, Jiménez quiere meterle a la capacitación y actualización profesional. Dice que la criminalidad cambia rapidito, y que los profesionales tienen que estar al día con las últimas tecnologías y técnicas. Que si no, pues se van a quedar viendo como la gente mala se sale con la suya. El Colegio tiene que ponerle empeño a formar buenos profesionales, capaces de enfrentar cualquier brete.
En fin, un panorama complicado para el nuevo gobierno del Colegio de Criminólogos, pero con muchas ganas de poner las cosas en orden. Esperemos que logren sacar adelante esta institución y que vuelvan a servir a la comunidad costarricense. Pero dime, ¿crees que es posible restaurar por completo la confianza en el Colegio de Criminólogos después de tanta polémica, o quedará una mancha permanente?”,
La situación era así: la anulación de unas elecciones turbias en 2025 dejó al colegio varado, con puestitos vacíos y una montaña de papeleos pendientes. Imagínate, jóvenes graduados esperando ansiosamente poder registrarse y empezar a trabajar, y el colegio, pa’lante, ni pum. Una verdadera torta para esos profes que querían echarle ganas.
Y la cosa no paraba ahí, mae. Resulta que, por capricho de la vida, el Colegio tampoco había hecho juramentos desde hace tiempo. “Esto será lo primero que hagamos tan pronto entremos,” le dice Jiménez, que tenga razón. El tema es que mientras tanto, esos chavalos siguen esperando, frustrados y sin poder demostrar lo que saben. Qué sal!
Además, la Reforma a la Ley Orgánica del Colegio les mandó a actualizar el reglamento, pero como no hubo sesiones, pues se quedó allá, esperándose como limón en la nevera. Ahora, Jiménez tiene que lidiar con esto, cumpliendo con lo que manda la ley, aunque parezca una batalla cuesta arriba. Un chunche más que agregar a la lista de pendientes, díganlo ustedes.
Pero lo más picante de todo es el tema de las exclusiones irregulares de más de 500 profesionales en 2023. La Sala Constitucional ya les dio la razón a algunos afectados, y en enero va a haber un juicio. Jiménez, que ella misma fue parte de los afectados, asegura que seguirá liderando la demanda, aunque ahora esté al frente del Colegio. ¡Eso sí es tener aguante!
“Aunque yo sea presidenta, debo apartarme de ese rol para que quede claro lo que ocurrió,” enfatizó Jiménez, demostrando que tiene principios, ¿eh? Y es que uno tiene que saber dónde parar, a pesar de estar metido hasta el cuello en el tema. A ver si ahora, con la nueva dirección, se puede limpiar un poco la imagen del colegio y recuperar la confianza de los profesionales.
Ahora, con todo este despecho atrás, Jiménez quiere meterle a la capacitación y actualización profesional. Dice que la criminalidad cambia rapidito, y que los profesionales tienen que estar al día con las últimas tecnologías y técnicas. Que si no, pues se van a quedar viendo como la gente mala se sale con la suya. El Colegio tiene que ponerle empeño a formar buenos profesionales, capaces de enfrentar cualquier brete.
En fin, un panorama complicado para el nuevo gobierno del Colegio de Criminólogos, pero con muchas ganas de poner las cosas en orden. Esperemos que logren sacar adelante esta institución y que vuelvan a servir a la comunidad costarricense. Pero dime, ¿crees que es posible restaurar por completo la confianza en el Colegio de Criminólogos después de tanta polémica, o quedará una mancha permanente?”,
