¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un golpe bajo. Resulta que los padres de los alumnos de undécimo del Colegio Bilingüe Sonny, allá en Cartago, andan con el corazón roto porque lo que iba a ser la noche más linda de sus vidas –el baile de graduación– se ha convertido en un escándalo tremendo: una presunta estafa que ronda los veinte millones de colones. ¡Imagínate la bronca!
La cosa pinta fea porque el comité organizador, esos que trabajaron hasta la saciedad para que todo estuviera perfecto, denunciaron haber sido víctimas de un fraude. Tenían todo listo, la productora contratada, el lugar reservado... Todo parecía ir viento en popa para celebrar este viernes 14 de noviembre, pero entonces empezaron a surgir algunas cosillas raras que les levantaron las cejas.
Según cuentan los afectados, la alarma saltó cuando se dieron cuenta de que, pese a que ellos ya habían cumplido con sus pagos, la productora no había recibido ni un peso. ¡Ni chirla! Parece que alguien se jugó la suya y aprovechó la confianza de los padres para llenarse los bolsillos. Y peor aún, el encargado de recibir el dinero y realizar los depósitos era un tal Calderón, vecino de Cartago, que además resultó estar desaparecido desde el lunes anterior.
Como si fuera película, el señor Calderón reapareció un par de días después, pero la tranquilidad duró poco. Al parecer, estaba un tanto
La cosa pinta fea porque el comité organizador, esos que trabajaron hasta la saciedad para que todo estuviera perfecto, denunciaron haber sido víctimas de un fraude. Tenían todo listo, la productora contratada, el lugar reservado... Todo parecía ir viento en popa para celebrar este viernes 14 de noviembre, pero entonces empezaron a surgir algunas cosillas raras que les levantaron las cejas.
Según cuentan los afectados, la alarma saltó cuando se dieron cuenta de que, pese a que ellos ya habían cumplido con sus pagos, la productora no había recibido ni un peso. ¡Ni chirla! Parece que alguien se jugó la suya y aprovechó la confianza de los padres para llenarse los bolsillos. Y peor aún, el encargado de recibir el dinero y realizar los depósitos era un tal Calderón, vecino de Cartago, que además resultó estar desaparecido desde el lunes anterior.
Como si fuera película, el señor Calderón reapareció un par de días después, pero la tranquilidad duró poco. Al parecer, estaba un tanto
