¡Ay, Dios mío! La cosa se puso seria ayer por la tarde en Bajo Chirripó, allá por Carrandí de Matina. Un nene de apenas cuatro añitos desapareció mientras caminaba con su mamá de regreso a casa, dejando a toda la comunidad patas arriba. Desde tempranas horas de hoy, equipos de rescate de la Cruz Roja Costarricense (CRC) y voluntarios de la zona están peinando la montaña, tratando de encontrarlo. La preocupación es mayúscula porque estamos hablando de un chamaco chiquito, y el terreno es complicado.
Según el reporte inicial que recibieron en la CRC pasadas las seis de la tarde, parece que la señora, la mami del nene, lo habría perdido de vista por unos momentos. Claro, estas cosas pasan, uno anda pensando en mil cosas, pero cuando te das cuenta... ¡pum! Se fue el chiquito. Lo que me quedó raro es que la información tardó tanto en llegar a la Cruz Roja; dice el reporte que fue casi dos horas después cuando la familia avisó, algo así como a las siete. Uno se pregunta qué habrá pasado ahí, ¿será que estaban juntando coraje?
Lo que quedó claro es que la búsqueda empezó con fuerza. Personal de la Cruz Roja, cuadrillas de Bomberos, vecinos, guanacastes… ¡todos metidos en el brete! Están revisando cada rincón, cada sendero, incluso usando perros rastreadores para intentar captar el olor del nene. El clima tampoco está ayudando, porque allá en la montaña llueve seguido y eso dificulta mucho la labor, ¡qué despiche! Imagínate, buscar a alguien en medio de la neblina y la lluvia, eso es pan comido, corazón.
Ahora, según fuentes cercanas a la investigación –y ojo, esto salió de ‘conversación’ con gente del lugar–, al parecer la señora no se dio cuenta inmediatamente de que el niño había desaparecido. Estaban caminando despacio, pensando en la cena, y de repente... ¡boom!, se dieron cuenta que ya no estaba. No sé ustedes, pero a mí eso me da escalofríos. Imaginen la angustia que debió sentir la pobre mujer. Uno nunca sabe qué pasa por la cabeza de alguien en esas situaciones.
Las autoridades han pedido calma a la población, aunque entiendo que la tensión es altísima. Todo el mundo quiere saber qué pasó con el nene y dónde está. Ya están circulando algunas versiones por redes sociales, pero hay que tener cuidado con la información falsa, ¡porque hay maes que inventan historias para llamar la atención! Mejor esperar a que las autoridades confirmen cualquier dato importante.
Este caso nos hace reflexionar sobre la importancia de estar siempre atentos a nuestros hijos, especialmente cuando andamos por lugares públicos o zonas rurales. Aunque parezca mentira, un segundo de distracción puede ser suficiente para que algo malo pase. ¡Qué carga! Uno nunca se imagina que algo así puede pasarle a uno, pero la verdad es que estos accidentes ocurren más de lo que quisiéramos admitir.
Las autoridades aún no han revelado mucha información sobre la identidad del niño ni de sus padres, supongo para protegerlos de la prensa y evitar especulaciones. Pero sí confirmaron que están haciendo todo lo posible para encontrarlo sano y salvo. Se han movilizado recursos de todas partes, involucrando a expertos en búsqueda y rescate, e incluso solicitando apoyo aéreo para ampliar la zona de cobertura. Veremos si logran dar con él pronto, ¡ojalá que sí!
En fin, la esperanza sigue viva, pero la incertidumbre pesa sobre la comunidad. ¿Ustedes creen que es fundamental establecer protocolos claros de seguridad para niños en zonas remotas o les parece que la responsabilidad recae únicamente en los padres? Dejen sus opiniones abajo, ¡quiero saber qué piensan sobre este asunto tan delicado!
Según el reporte inicial que recibieron en la CRC pasadas las seis de la tarde, parece que la señora, la mami del nene, lo habría perdido de vista por unos momentos. Claro, estas cosas pasan, uno anda pensando en mil cosas, pero cuando te das cuenta... ¡pum! Se fue el chiquito. Lo que me quedó raro es que la información tardó tanto en llegar a la Cruz Roja; dice el reporte que fue casi dos horas después cuando la familia avisó, algo así como a las siete. Uno se pregunta qué habrá pasado ahí, ¿será que estaban juntando coraje?
Lo que quedó claro es que la búsqueda empezó con fuerza. Personal de la Cruz Roja, cuadrillas de Bomberos, vecinos, guanacastes… ¡todos metidos en el brete! Están revisando cada rincón, cada sendero, incluso usando perros rastreadores para intentar captar el olor del nene. El clima tampoco está ayudando, porque allá en la montaña llueve seguido y eso dificulta mucho la labor, ¡qué despiche! Imagínate, buscar a alguien en medio de la neblina y la lluvia, eso es pan comido, corazón.
Ahora, según fuentes cercanas a la investigación –y ojo, esto salió de ‘conversación’ con gente del lugar–, al parecer la señora no se dio cuenta inmediatamente de que el niño había desaparecido. Estaban caminando despacio, pensando en la cena, y de repente... ¡boom!, se dieron cuenta que ya no estaba. No sé ustedes, pero a mí eso me da escalofríos. Imaginen la angustia que debió sentir la pobre mujer. Uno nunca sabe qué pasa por la cabeza de alguien en esas situaciones.
Las autoridades han pedido calma a la población, aunque entiendo que la tensión es altísima. Todo el mundo quiere saber qué pasó con el nene y dónde está. Ya están circulando algunas versiones por redes sociales, pero hay que tener cuidado con la información falsa, ¡porque hay maes que inventan historias para llamar la atención! Mejor esperar a que las autoridades confirmen cualquier dato importante.
Este caso nos hace reflexionar sobre la importancia de estar siempre atentos a nuestros hijos, especialmente cuando andamos por lugares públicos o zonas rurales. Aunque parezca mentira, un segundo de distracción puede ser suficiente para que algo malo pase. ¡Qué carga! Uno nunca se imagina que algo así puede pasarle a uno, pero la verdad es que estos accidentes ocurren más de lo que quisiéramos admitir.
Las autoridades aún no han revelado mucha información sobre la identidad del niño ni de sus padres, supongo para protegerlos de la prensa y evitar especulaciones. Pero sí confirmaron que están haciendo todo lo posible para encontrarlo sano y salvo. Se han movilizado recursos de todas partes, involucrando a expertos en búsqueda y rescate, e incluso solicitando apoyo aéreo para ampliar la zona de cobertura. Veremos si logran dar con él pronto, ¡ojalá que sí!
En fin, la esperanza sigue viva, pero la incertidumbre pesa sobre la comunidad. ¿Ustedes creen que es fundamental establecer protocolos claros de seguridad para niños en zonas remotas o les parece que la responsabilidad recae únicamente en los padres? Dejen sus opiniones abajo, ¡quiero saber qué piensan sobre este asunto tan delicado!