¡Ay, Dios mío! La Asamblea Legislativa se convirtió en circo este martes por la marcha de los campesinos hacia Casa Presidencial y el bochinche del arresto y liberación del señor Fallas. Lo que empezó siendo una protesta pacífica terminó con unos cuantos diputados poniéndose más nerviosos que gato enredado.
Todo comenzó cuando varios agricultores decidieron llevarle la pelea al gobierno, mostrando su descontento con las políticas actuales y exigiendo atención a sus necesidades. Se esperaban tensiones, claro, pero nadie pensaba que la cosa se prendería tanto dentro del Congreso. La gota que derramó el vaso fue precisamente el arresto de Fallas, un líder campesino que, según los manifestantes, fue tratado de manera injusta. Eso prendió todas las alarmas entre algunos legisladores que vieron la oportunidad perfecta para armar un escándalo mediático.
La Presidenta a.i del Congreso, Vanessa Castro, tuvo que dar luz verde al artículo 107 para permitir el debate urgente del tema. Le dio media hora a los diputados para que echaran toda la carne al asador y expresaran sus opiniones. Pero, ¡sorpresa!, la jefa del oficialismo, Pilar Cisneros, no estaba muy interesada en escuchar lo que tenían que decir sus colegas. Junto a su compañera Ada Acuña, decidieron que era mejor salir corriendo del Plenario que aguantar medio minuto más de lo que consideraban una pérdida de tiempo.
La diputada Cisneros, con toda la sinceridad del mundo, declaró a El Observador que se salió “porque es un abuso total que pidan la palabra por el orden para hacer un gran desorden”. Según ella, si alguien quiere ejercer control político, que lo haga de forma correcta, sin andar buscando excusas para ocupar el tiempo valioso del Plenario. Directamente, decía “no me da la gana escuchar 30 minutos de barbaridades”. ¡Menudo personaje!
Mientras Cisneros se iba al escondite, otros diputados aprovecharon para soltar todo lo que tenían guardado. La jefa de fracción del Frente Amplio, Rocío Alfaro, acusó al gobierno de haber “golpeado y arrestado sin ningún fundamento” al señor Fallas. Por su parte, Paulina Ramírez, del PLN, aseguró que “fueron enviados a reprimir a nuestros agricultores que llegaron a Casa Presidencial”. ¡Parecía que estaban pasando el dominó de las acusaciones!
Incluso legisladores independientes como Kattia Cambronero se sumaron a la polémica, calificando lo sucedido como “absoluto y total matonismo de Zapote”. Cambronero expresó su preocupación por el ambiente hostil que se ha creado en el país, asegurando que ya la tiene “aterrada del matón que está en Zapote”. No es para menos, considerando la actitud de algunos funcionarios públicos.
La controversia no se queda ahí. Montserrat Ruiz, de Liberación Nacional, criticó el doble rasero del gobierno, señalando que mientras violentan a los manifestantes, convocan a una marcha en apoyo al Presidente Chaves. Ruiz cuestionó cómo pueden pedir respaldo al presidente mientras se niegan a escuchar las demandas legítimas de los ciudadanos. ¡Una incoherencia monumental, vamos!
En fin, parece que este tema sigue dando para mucho debate. Con todo este revuelo, la pregunta que nos surge es: ¿Estamos viendo un retroceso en la capacidad de diálogo y entendimiento entre el gobierno y la ciudadanía, o esto es solo un episodio más en la política nacional? ¿Crees que la respuesta del gobierno ha sido adecuada ante las demandas de los agricultores?
Todo comenzó cuando varios agricultores decidieron llevarle la pelea al gobierno, mostrando su descontento con las políticas actuales y exigiendo atención a sus necesidades. Se esperaban tensiones, claro, pero nadie pensaba que la cosa se prendería tanto dentro del Congreso. La gota que derramó el vaso fue precisamente el arresto de Fallas, un líder campesino que, según los manifestantes, fue tratado de manera injusta. Eso prendió todas las alarmas entre algunos legisladores que vieron la oportunidad perfecta para armar un escándalo mediático.
La Presidenta a.i del Congreso, Vanessa Castro, tuvo que dar luz verde al artículo 107 para permitir el debate urgente del tema. Le dio media hora a los diputados para que echaran toda la carne al asador y expresaran sus opiniones. Pero, ¡sorpresa!, la jefa del oficialismo, Pilar Cisneros, no estaba muy interesada en escuchar lo que tenían que decir sus colegas. Junto a su compañera Ada Acuña, decidieron que era mejor salir corriendo del Plenario que aguantar medio minuto más de lo que consideraban una pérdida de tiempo.
La diputada Cisneros, con toda la sinceridad del mundo, declaró a El Observador que se salió “porque es un abuso total que pidan la palabra por el orden para hacer un gran desorden”. Según ella, si alguien quiere ejercer control político, que lo haga de forma correcta, sin andar buscando excusas para ocupar el tiempo valioso del Plenario. Directamente, decía “no me da la gana escuchar 30 minutos de barbaridades”. ¡Menudo personaje!
Mientras Cisneros se iba al escondite, otros diputados aprovecharon para soltar todo lo que tenían guardado. La jefa de fracción del Frente Amplio, Rocío Alfaro, acusó al gobierno de haber “golpeado y arrestado sin ningún fundamento” al señor Fallas. Por su parte, Paulina Ramírez, del PLN, aseguró que “fueron enviados a reprimir a nuestros agricultores que llegaron a Casa Presidencial”. ¡Parecía que estaban pasando el dominó de las acusaciones!
Incluso legisladores independientes como Kattia Cambronero se sumaron a la polémica, calificando lo sucedido como “absoluto y total matonismo de Zapote”. Cambronero expresó su preocupación por el ambiente hostil que se ha creado en el país, asegurando que ya la tiene “aterrada del matón que está en Zapote”. No es para menos, considerando la actitud de algunos funcionarios públicos.
La controversia no se queda ahí. Montserrat Ruiz, de Liberación Nacional, criticó el doble rasero del gobierno, señalando que mientras violentan a los manifestantes, convocan a una marcha en apoyo al Presidente Chaves. Ruiz cuestionó cómo pueden pedir respaldo al presidente mientras se niegan a escuchar las demandas legítimas de los ciudadanos. ¡Una incoherencia monumental, vamos!
En fin, parece que este tema sigue dando para mucho debate. Con todo este revuelo, la pregunta que nos surge es: ¿Estamos viendo un retroceso en la capacidad de diálogo y entendimiento entre el gobierno y la ciudadanía, o esto es solo un episodio más en la política nacional? ¿Crees que la respuesta del gobierno ha sido adecuada ante las demandas de los agricultores?
